El ataque del jueves en Colombia, en el que grupos criminales derribaron un helicóptero de la Policía Nacional con un dron cargado de explosivos, pone al descubierto un tema de seguridad nacional en México.
Se sabe que miembros de las agrupaciones colombianas han entrenado a integrantes de cárteles mexicanos en el manejo y modificación de drones para cargar explosivos y lanzarlos con mayor precisión.

¿Qué se sabe sobre esta presunta relación?
Los recientes atentados en Michoacán, perpetrados por células del crimen organizado, y en Colombia, donde las guerrillas perfeccionaron sus técnicas de ataque con estos aparatos, confirman que las organizaciones criminales han convertido la tecnología civil en armas de guerra.
El jueves, en los límites de los municipios de Amalfi y Anorí, un helicóptero policial colombiano fue derribado con un dron cargado de explosivos que impactó directamente contra el rotor del aparato, justo cuando intentaba aterrizar para auxiliar a un grupo de agentes que habían sido atacados por guerrilleros en una zona de cultivos ilícitos, durante trabajos de erradicación de plantíos de coca.
El ataque dejó en evidencia la letalidad y precisión de esta táctica, inédita en la región, contra las aeronaves.
De acuerdo con reportes oficiales, en Colombia se han identificado dos modalidades de agresión: la primera consiste en drones que sobrevuelan y dejan caer explosivos sobre el objetivo; la segunda, conocida como “dragón”, se basa en aparatos cargados con explosivos que se lanzan de manera directa contra el blanco, generando un impacto devastador.
Estas prácticas, propias de conflictos armados, han sido adoptadas y perfeccionadas por guerrillas colombianas y replicadas por cárteles en México.
En Michoacán, drones explosivos han sido utilizados por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en emboscadas contra convoyes policiales y ataques a comunidades rivales.
México y Colombia adoptan nuevas técnicas
La amenaza preocupa a Estados Unidos, cuyas agencias advierten que los cárteles mexicanos están reclutando mercenarios y aprendiendo tácticas militares avanzadas, sumándose a las filas del Ejército de Ucrania para capacitarse en el manejo de drones con explosivos.
La facilidad de acceso a tecnología comercial y la capacidad de adaptación de los grupos criminales han favorecido esta evolución bélica.
Los atentados con drones explosivos representan un nuevo nivel de violencia: permiten atacar a distancia, reducen riesgos para los agresores y generan un efecto de terror en comunidades y fuerzas de seguridad.
Al convertir aparatos de bajo costo en armas de guerra, los grupos criminales han abierto un escenario de confrontación asimétrica que desafía a los estados y a los protocolos tradicionales de seguridad.
Especialistas advierten que, mientras no existan mecanismos internacionales para regular y frenar el uso de drones modificados, la amenaza seguirá creciendo.

En México y Colombia, los grupos criminales ya no solo libran batallas con armas de fuego y explosivos convencionales: ahora utilizan drones como armas de precisión para sostener sus guerras contra el Estado y entre ellos mismos, marcando una peligrosa transformación en el mapa de la violencia regional.
CJNG y Cártel de Sinaloa reclutan mercenarios colombianos
Desde junio, luego del ataque a militares en los límites entre Jalisco y Michoacán, donde fueron detenidos 12 presuntos participantes de nacionalidad colombiana, la cancillería de ese país advirtió
“Un creciente fenómeno de cooptación de personal con formación militar para integrar estructuras criminales, sirviendo como mercenarios”.
Llamó a fortalecer la cooperación entre los dos países para enfrentar fenómenos delictivos “que han extendido sus redes entre Colombia y México” y que incluyen narcotráfico, trata de personas y tráfico de migrantes, además del reclutamiento de expertos.
Unos días después, en la conferencia presidencial en Palacio Nacional, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, reveló que el Gabinete de Seguridad detectó un patrón de reclutamiento de colombianos con entrenamiento militar por parte del CJNG y el Cártel de Sinaloa para operar en México.
Detalló que a partir de la detención de 17 personas involucradas en la explosión de una mina en los límites de Michoacán y Jalisco, en la que murieron ocho elementos del Ejército mexicano, se detectó que colombianos son reclutados por cárteles.
Por ello fueron repatriadas 69 personas de esa nacionalidad, cuando intentaron ingresar a México por el Aeropuerto de la Ciudad de México; varios de ellos afirmaron que venían reclutados por grupos delictivos.
“Algunos, en las entrevistas, mencionaban que sí habían sido cooptados por algún grupo delictivo y fueron rechazados en ese instante. La gran mayoría del reclutamiento ha sido por parte del cártel de Jalisco, sin embargo, ha habido también algunos del Cártel de Sinaloa”, precisó el secretario.
“De acuerdo con (...) las autoridades de Colombia, entre los detenidos de ese país, se encontraban nueve ex militares y tres civiles con formación militar en el uso de armas”, detalló el funcionario.
“Se ha detectado un patrón de reclutamiento de este tipo de perfiles por parte de grupos delictivos de nuestro país, por lo que ya tenemos comunicación y coordinación con las autoridades de Colombia para evitar que continúen estas actividades de reclutamiento”, afirmó García Harfuch.
García Harfuch expresó que el titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tuvo una reunión en México con su homólogo colombiano y descartó que los civiles fueran ex guerrilleros.
“Tampoco tenemos esa información; simplemente en la declaración que realizaron y en las entrevistas dijeron que tenían entrenamiento militar, pero no están relacionados con ningún grupo armado de Colombia”, afirmó.
MD