César Huerta ya hace vida en Bélgica, el mediocampista mexicano se ha marchado de La Cantera para emprender el sueño europeo, su buen paso en Pumas le permitió reencontrarse como futbolista, convertirse en figura de los universitarios, llegar a selección mexicana y alcanzar la tierra prometida, da igual si no es una liga top, hay que tener valor para salir de la zona de confort y buscarse el pan en otras latitudes, cuando hay calidad ésta puede abrir la puerta a mejores horizontes.

Hasta ahí todo bien, el tema pasa ahora por la orfandad en la que ha quedado Universidad Nacional, porque Huerta se había convertido en el caudillo de Pumas, era ese jugador que por su carisma y su futbol desequilibrante fue adoptado por la tribuna azul y oro como buque insignia, pero con su adiós Pumas busca quién pueda asumir esa estafeta.
Desde sus orígenes allá en la década de los años 50, Pumas empezó a encontrar condiciones especiales para identificar a jugadores que, con el paso del tiempo, asumieron un peso concreto en el vestuario, el mismo que ahora ha quedado sin un representante que pueda asumir dicha distinción.

Sangre de casa y fuera de ella
En sus primeros años, fueron jugadores que nacieron en las entrañas del club los que asumieron ese papel, tipos como Guillermo Vázquez Mejía, Aarón Padilla, Enrique Borja, Luis Regueiro, Miguel Mejía Barón o Héctor Sanabria, jugadores que mezclaban sus estudios con el futbol profesional y que irradiaban un sentido de pertenencia, fueron referentes por ser nacer en las aulas de la UNAM.
El tiempo avanzó, y fue común encontrar en diversas épocas futbolistas que cargaban con ese peso; ídolos en la tribuna y líder en el vestuario, de los canteranos se pasó a extranjeros que también asumieron ese rol. Cabinho, Cándido, Spencer Cohelo, Muñante…

Hugo Sánchez, Claudio Suárez, Jorge Campos, Miguel España, Tuca Ferretti, Juan Carlos Vera, Sergio Bernal, Antonio Sancho, Joaquín Beltrán, Jaime Lozano, Leandro Augusto, Darío Verón… Un sinfín de jugadores que han sido estandartes en el césped y fuera de él. Tipos que conectaron con la grada y que si bien no surgieron en fuerzas básicas, por su coraje en el campo de juego se ganaron un sitio especial.
Tiempo de escasez
Hace cuatro años que Pumas no juega una final, la última fue en el Guard1anes 2020, cuando el equipo de Andrés Lillini cayó ante León en una final que estuvo marcada por el silencio que hubo en las tribunas.
En aquel equipo había por lo menos tres jugadores que ejercían un papel de referentes en el equipo: Alfredo Talavera, Juan Ignacio Dinenno, Carlos González y canteranos que tenían un papel importante como Alan Mozo, Andrés Iniestra y Erik Lira.
El pasado domingo, Pumas venció a Necaxa en su debut en el Clausura 2025, inició la vida sin César Huerta, sin el último referente. En su alineación titular echó mano de tres jugadores formados en sus fuerzas básicas: Pablo Lara, Pablo Bennevendo y José Caicedo, porque Ruvalcaba no tuvo un proceso en fuerzas básicas.

Y en la parte de extranjeros, Lisandro Magallán hoy porta el gafete de capitán, pero le hace falta el arraigo que en su momento han tenido otros extranjeros. Y en el plano de foráneos, jugadores como Nathan Silva, Robert Ergas, Ruben Duarte, Piero Quispe, Leo Suárez e Ignacio Pussetto, no han logrado ese sentido de pertenencia de jugadores de antaño.
Sí, Pumas ha iniciado un nuevo torneo con el pie derecho, pero en este torneo, además de ser protagonista, el club debe encontrar un jugador que se convierta en el signo de su identidad.
AVV