Eileen y Phil Gregory llegaron al Valle de Guadalupe hace más de 20 años buscando descanso y acabaron fundando un hotel boutique, La Villa del Valle, y Vena Cava, una vinícola, en un proyecto de vida donde la sustentabilidad y las artes han sido pilares.


En entrevista con MILENIO, Eileen Gregory, quien se dedicaba a la televisión y al cine en Estados Unidos, habla de su amor por la zona y el parque de esculturas que comenzó a construir con piezas de artistas como: Tania Candiani, Pía Camil, Betsabeé Romero y Claudia Fernández:
“Después de mucho pensarlo, un día decidimos vender todo lo que teníamos y nos pusimos a viajar. Mi esposo quería hacer vino, así que comenzamos a pensar en algún lugar para jubilarnos y cumplir el sueño de Phil. Un amigo nos habló del valle y no lo dudamos; fue amor a primera vista. Cuando abrimos el hotel, en el valle había unos doce cuartos y ahora deben rebasar los seis mil, no sé, ha crecido mucho y de eso ya pasaron veinte años”.
La Villa del Valle: un hogar lejos de casa
La Villa del Valle es el hogar de una soñadora como lo es Eileen; cada uno de los muebles, las pinturas, los libros, todo ha sido colocado para que el huésped se sienta como en su casa, claro, con alberca, un restaurante de autor y diferentes sorpresas.
“Es un privilegio vivir en el valle, es un lugar mágico, un paraíso con una comunidad muy unida donde nos ayudamos todos, es un honor haber sido de los primeros aquí y de seguir trabajando con la comunidad y protegiéndola”, agrega.
Phil Gregory asegura que el lugar hace mención a sus sueños:
“Mi único sueño era jubilarme, acostarme afuera de una camper con mi cerveza en la mano y pues no, ahora tengo Vena Cava y trabajo todos los días experimentando y produciendo vino”.

El nacimiento del parque de esculturas
Ahora, Eileen y Phil Gregory decidieron crear un parque de esculturas en su propiedad y abierto a todo el público.
Tres esculturas son parte de VENA, un programa que se realizó en 2018 con la curaduría de Pablo León de la Barra y las artistas Tania Candiani, Claudia Fernández y Pia Camil, quienes se inspiraron en el paisaje y territorio del valle para crear obras únicas y desarrollar actividades culturales.
“El Valle tiene de todo, gastronomía, vino y distintas actividades, pero le faltaba un centro de arte, residencias; así vienen los artistas, se quedan seis semanas y se les invita a reflexionar, investigar y producir en relación al contexto local. Los proyectos tienen que ver con el paisaje y territorio, como pueden verlo en el parque”, explica la entrevistada.

Obras que dialogan con el entorno
Entre piedras, un camino de tierra y el impresionante paisaje de Valle de Guadalupe resulta ser un espectáculo.
La primera obra es de Claudia Fernández, quien intervino una enorme roca, de las muchas que habitan en el paisaje, para crear un observatorio ergonómico que sirve para contemplar el cielo y que funciona como un lugar de descanso y observación.
Pía Camil desarrolló Baby Lover’s Rainbow, un arcoíris que simbolizan la lluvia y la fertilidad, y que incluso fueron replicados en el Festival Coachella:
“Yo compro todas las obras para que estén en el parque de esculturas, y Phil, mi esposo, también es artista y creo una y así se han ido sumando. De hecho, tenemos el artista que hará la próxima pieza; se llama José Dávila, es un gran artista y tiene una obra muy interesante que esperamos tener pronto aquí”, comenta Eileen Gregory.

Las propuestas de Tania Candiani y Betsabeé Romero
Tania Candiani tomó tres embarcaciones abandonadas para intervenirlas, montarlas en la zona y darles vida artística y sonora gracias a unos pequeños hilos de la instalación que se accionan con el viento.
La obra más reciente en el parque de esculturas es la de Betsabeé Romero, que se llama Veletas al viento, señales que realizó la artista donde se avisa del paso de migrantes por las carreteras y está en la misma línea en la frontera entre Estados Unidos y México.
“Es un homenaje a las madres y niños que migran solos. Madres y niños que cruzan y regresan. Sus huellas vuelan e iluminan su memoria. Huyendo solitarios que giran al viento. Con un mapa a la deriva. Y leyes sin puntos cardinales. Con unas coordenadas que NO aceptar".
"Son voluntades forzadas a intentar de nuevo, cual veletas al viento. Familias divididas y rotas que migran y dan vueltas. Buscando un sí y encontrando siempre el no, el rechazo y la flecha de salida. Con los vientos y las brújulas en contra. Pequeños seres puestos al sol y a la sequía. Madres vulnerables pero en resistencia. Siempre firmes y mirando al sol aun en el desierto que vivimos”, explica Betsabeé Romero".

Eileen Gregory, finaliza mencionando que la artista resulta ser una amiga y fiel compañera:
“Betsabeé es mi amiga y ella diseñó la etiqueta del vino de aniversario que produjo mi esposo para nuestros veinte años aquí. Espero que mucha gente se sume a este proyecto del parque de esculturas. Tenemos mucho terreno, no voy a construir más, quiero que todo esto crezca, porque es algo único y bello en el Valle de Guadalupe y está abierto a todos los que quieran venir a disfrutarlo”,
En medio de viñedos, rocas y caminos de tierra, el parque de esculturas se consolida como un nuevo atractivo cultural del Valle de Guadalupe, uniendo arte, comunidad y naturaleza.