El tatuador mexicano José Rivera vivió una experiencia reveladora durante su reciente estancia en Lyon, Francia, que transformó por completo su visión del tatuaje como lenguaje artístico. Invitado a un evento de moda donde expuso su obra La boxeadora, Rivera conectó con un público internacional sin necesidad de compartir un idioma.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de Karl, un hombre de 50 años que llevaba décadas buscando a alguien que plasmara su historia personal en la piel. A través de miradas, gestos y un traductor de celular, crearon juntos un diseño que contaba su trayectoria vital. Esta vivencia reafirmó en el artista la certeza de que el tatuaje es un lenguaje visual capaz de conectar profundamente a las personas, más allá de las palabras.

“Durante la sesión no hubo más que gestos, miradas, risas… El verdadero diálogo fue el diseño, que surgió directamente desde su relato. Ahí entendí que, aunque no haya palabras, el tatuaje puede generar vínculos profundos. Es la historia y la conexión con la imagen lo que hace posible ese puente”, reflexiona José Rivera sobre ese encuentro.
A su llegada a Europa, Rivera se enfrentó a la incertidumbre de cómo sería recibido su trabajo, acostumbrado a los códigos culturales de la Ciudad de México. Pero pronto descubrió que existe una sensibilidad compartida que trasciende fronteras: cada persona que se tatuó con él terminó generando una relación de amistad y reconocimiento mutuo. Según el artista, su obra atrae a un tipo muy específico de personas que lo entienden desde un lugar emocional, y esa conexión ocurre sin importar el país.

La experiencia de José Rivera en Francia
Prueba de su creciente visibilidad en la escena artística nacional es su reciente aparición en la página 146 del libro TopoChico Manifesto Table Book Artistas Efervecentes, una publicación que reúne el trabajo de 60 creadores de todo el país y que celebra las múltiples expresiones del arte contemporáneo en México.
Esta inclusión confirma que su propuesta visual, profundamente narrativa, está despertando el interés tanto del público como del circuito cultural más amplio.

En cuanto a los diseños más solicitados en Lyon, Rivera no tuvo que modificar su estilo. Los asistentes eligieron piezas clásicas de su catálogo, otras más recientes y algunas reinterpretaciones personalizadas. Esto le permitió trabajar con libertad y autenticidad.
“Mi trabajo encontró a las personas correctas”, comenta con gratitud, resaltando que lo más valioso fue sentirse valorado por lo que genuinamente es y hace.
Durante su estancia en Francia, también colaboró con Studio Panama, un atelier de sérigraphie que le abrió nuevas puertas creativas. Gracias a esta experiencia, Rivera comenzó a desarrollar una línea de prendas textiles que buscan mantener el mismo nivel narrativo y simbólico que un tatuaje. “La ropa también es un lenguaje. Nos expresa, nos dice algo del otro. Me interesa construir pocas piezas, pero que ameriten contar una gran historia”, asegura.
Fruto de esta exploración surgieron proyectos vinculados con cerámica, pintura, joyería y diseño textil. Aunque aún no puede revelar detalles, Rivera los concibe como una respuesta a la pregunta: ¿qué necesita el tatuaje para ingresar a los museos? Inspirado por colegas como Rodrigo Roji, Rodrigo Salcedo y David Vallin, el artista busca aportar una visión propia al proceso de legitimación cultural del tatuaje en el arte contemporáneo.

Para José, el tatuaje mantiene una dimensión ritual que debe ser protegida de la trivialización comercial. Le interesa cultivar una relación humana con cada persona que se tatúa con él, porque más allá de la técnica, lo que permanece es la experiencia.
“Un tatuaje es una cápsula dentro de la piel. No solo importa el diseño, sino también el proceso de haberlo hecho”, afirma.
La visión de José Rivera: que vean el tatuaje mexicano como arte vivo
Desde su perspectiva, la escena mexicana del tatuaje tiene mucho que aportar al mundo: ingenio, capacidad de adaptación y creatividad nacida de la precariedad. Rivera considera que la Ciudad de México está produciendo artistas intuitivos y experimentales que resuelven con pocos recursos, y eso —más que una limitación— se convierte en identidad. “Aquí, una sola herramienta puede construir un legado. Una limitación se convierte en identidad. La creatividad no se agota”, dice.
En cuanto a los espacios de creación, Rivera distingue entre la precisión y responsabilidad del estudio de tatuaje y la libertad lúdica de las galerías o museos. Ambos contextos le ofrecen retos distintos, pero igual de valiosos. Para él, la clave está en reconocer los propios límites y usarlos como plataforma para desarrollar una voz auténtica.
A raíz del viaje, su deseo de seguir explorando escenas internacionales se intensificó, pero su prioridad inmediata es regresar a Francia, donde encontró una comunidad creativa con la que siente una conexión especial.
“Cuando hay buena química creativa, no se debe dejar pasar. Planeo volver antes de que termine el año”, afirma con entusiasmo.

José Rivera espera que en México se siga avanzando hacia una comprensión más profunda del tatuaje como arte vivo. Desea que su generación no pierda el impulso de evolución y que las colaboraciones internacionales ayuden a abrir caminos. A pesar de los discursos conservadores que resurgen, confía en la permanencia del tatuaje como expresión legítima del cuerpo y el espíritu.
Más allá de una moda o un simple adorno, el tatuaje es un acto de memoria y expresión que se inscribe en la piel para narrar quiénes somos, de dónde venimos y qué hemos vivido. Un lenguaje personal y colectivo, que trasciende el tiempo y el espacio, y que mientras tenga voz en quienes lo portamos, seguirá latiendo como un arte vivo, en constante transformación y profundo significado.
Más acerca del tatuador José Rivera
José Rivera es un tatuador mexicano radicado en Ciudad de México, con una formación única que combina una licenciatura en Derecho por la UNAM, donde fue representante en la competencia de simulación judicial John H. Jackson Moot Court de comercio internacional, con un profundo desarrollo artístico enfocado en el tatuaje.
Con tres años de experiencia profesional, se ha especializado en las técnicas de “black & gray” y microrrealismo, complementando su aprendizaje con cursos de dibujo anatómico y autorretrato, además de contar con la mentoría de artistas reconocidos como Rodrigo Roji, Óscar Bachtold y Raymundo Montiel.
Su trayectoria profesional incluye residencias en estudios de tatuaje destacados en la Ciudad de México, como Studio 17, NotAGallery y 2 Souls, así como experiencias internacionales como artista invitado en estudios en Lyon, Francia, durante marzo de 2025.

Además, su obra ha sido reconocida en publicaciones y exhibiciones extranjeras, consolidando su presencia como un referente emergente del tatuaje mexicano en la escena internacional.
- En el campo expositivo, ha participado en colaboraciones gráficas y colectivas, destacando su presencia en la muestra “Le Marché de la Mode Vintage” en Lyon y la colectiva “Artistas Efervescentes” organizada por Topo Chico y Coca-Cola México en la Ciudad de México.
Su obra también ha sido incluida en proyectos culturales como la exhibición Aves de Venus y publicaciones especializadas, consolidando su perfil como un creador que busca expandir el valor simbólico y artístico del tatuaje más allá de la piel, trasladándolo a otros formatos para su apreciación como lenguaje y arte contemporáneo.
Instagram: @rivera_______