A un año de que la fiesta futbolística que se vive en el Mundial inicie, la euforia que genera el balompié se hizo presente en la convivencia que encabezó el futbolista Braulio Larios en la sede de Coca-Cola, uno de los principales patrocinadores de la Copa del Mundo, que tendrá tres sedes, México, Estados Unidos y Canadá.
La cita fue previa al encuentro amistoso que protagonizó la Selección Mexicana contra Turquía, cuyo marcador dio el triunfo a los futbolistas nacionales con un resultado de 1-0.

Antes de disfrutar del fútbol profesional, los invitados convivieron con el ex seleccionado, quien compartió algunas anécdotas y detalles de su experiencia en la Copa del Mundo (Francia 1998 y Japón 2002), así como la emoción que siempre se vive al jugar en el Estadio Azteca con casa llena.
Ante cerca de 100 invitados, donde los hombres eran mayoría, pero las mujeres también mostraron su pasión por el fútbol, Braulio destacó la importancia del ánimo que deben tener los jugadores "el cual es esencial para tener un buen desempeño".
Y para materializar sus palabras, el jugador animó a los equipos que se formaron para el campeonato que se realizó en las canchas de futbolito en parejas; y que dio como ganadores a Ángel Cabrera y Charlie Andrade, quienes como premio recibieron una playera de la Selección Nacional con las firmas de los futbolistas.

Durante la convivencia, el futbolista también destacó la importancia de la preparación de los jugadores en un campeonato del mundo y la emoción que representa que por tercera ocasión "México sea sede de la Copa del Mundo, tras haberlo sido por primera vez en 1970 y después en 1986"; aunque en esta ocasión compartirá esa responsabilidad con Estados Unidos y Canadá.
Al filo de las 7 de la noche y tras poco más de una hora de convivencia, en la que más de uno mostró su afecto al jugador y aprovechó para solicitarle un autógrafo, las pantallas que estaban en el salón se encendieron, pues la hora del juego amistoso entre México y Turquía estaba por iniciar.
Así que en medio de la euforia y murmullo en la sala, en cuanto se escucharon las notas del Himno de Turquía el silencio prevaleció; en contraste a cuando tocó el turno al Himno Nacional, pues la mayoría, aunque en un tono bajo, siguió la letra del tema que nos representa.

Y en los siguientes 90 minutos, mientras se degustaban los snaks que se ofrecieron (hamburguesas, hot dogs, alitas y papas fritas, además de la diversidad de bebidas de la marca); la pasión se desbordó y las porras al equipo nacional se multiplicaron, especialmente con el primer gol que se anotó y que dio como ganador al equipo mexicano.
AJR