Desde hace más de cuatro décadas, cada Semana Santa, la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se convierte en un espacio sagrado donde el amor, la esperanza y la fe cobran vida.

El viacrucis viviente, es hoy una de las tradiciones más arraigadas en Ciudad Madero, cumple aproximadamente 40 años de representar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Más allá del evento, este acto es un testimonio vivo de fe popular que ha trascendido generaciones, una pandemia y la llegada de la modernidad.

Un legado que comenzó en la Galeana
El maestro Humberto Almazán, encargado de medios de comunicación y teatro en la parroquia, ha sido testigo de esta caminata durante décadas, recuerda que la representación comenzó cuando la parroquia aún tenía su capilla ubicada en la zona de Galeana de este municipio petrolero.
En tiempos de Monseñor Santiago y Monseñor Betancourt, la tradición se consolidó junto a otra devoción: la Procesión del Silencio.
A lo largo de los años, ni las adversidades ni la pandemia lograron detener este acto de piedad. Durante la emergencia sanitaria, el Viacrucis se transformó en una serie de cuadros plásticos transmitidos en línea, adaptarse sin perder la esencia ha sido uno de los sellos de esta comunidad.

Catorce estaciones llenas de simbolismo
Cada estación del viacrucis muestra el sufrimiento de Jesús, sus caídas, el momento en que su rostro toca el suelo bajo el peso de la cruz, el despojo de sus vestiduras, la crucifixión y el retiro de su cuerpo para ser depositado en el sepulcro.
Almazán, quien comenzó a participar en esta tradición desde su niñez, recuerda: "Ya era algo propio de la parroquia, seguramente nació entre los 60s y 70s, era mucha la gente que participaba".
Comparte que de pequeño le lavó los pies a Pilato y al crecer fue soldado, Judas y Jesús de Nazareth.
“Mi primer viacrucis fue a los 7 u 8 años y actualmente tengo 42 años, y en aquel tiempo yo estaba en la catequesis y participaban puros adultos, yo era el niño y ahí empezó mi camino”.
En esa época, el Sagrado Corazón era el epicentro de la actividad religiosa, ya que existían pocas parroquias en la ciudad, las calles se llenaban de feligreses, y la procesión del silencio, que acompaña a María en su dolor, se volvió uno de los actos más representativos de Semana Santa. “Somos la procesión del silencio más grande de la ciudad”, dice Almazán.

Procesión del silencio invita a la reflexión
La representación está repleta de elementos que apelan a lo más profundo del alma, como lo es en la procesión del silencio, ya que encontramos desde los encapuchados que cargan su cruz, hasta las imágenes de Jesús en cada fase de su agonía: preso, encadenado, cargando la cruz, crucificado.
Están los signos de la flagelación, los clavos, la corona de espinas, la lanza, el látigo, todo está pensado para provocar una reflexión espiritual.
Incluso se rescatan tradiciones antiguas, como el sonar de la campana que en otros tiempos anunciaba la muerte de alguna persona.

“Lolek”: en honor a su santidad Juan Pablo II
En el 2016 se forma el grupo de teatro que da vida a esta representación, denominado “Lolek”, un nombre cargado de simbolismo.
“Lolek” era el apodo cariñoso que la madre de Karol Wojtyla le daba a su santidad, quien más tarde se convertiría en el Papa Juan Pablo II.
Antes de consagrar su vida a la iglesia, Wojtyla fue actor, y es en honor a ese legado artístico y espiritual que este grupo lleva su nombre.
Fieles cargan su propia cruz
"Lolek" se fortalece con la participación de niños, adultos y personas con discapacidad, no se necesita ser actor para formar parte.
"Aquí no hay grandes actores ni vestuarios glamurosos, aquí se ensaya para vivirlo, sentirlo y transmitirlo", señala Humberto.
En 2025, el Viacrucis fue representado por aproximadamente 55 personas, el recorrido comenzó en la parroquia donde Jesús de Nazaret llevó consigo una cruz ligera, pero también este viacrucis cuenta con otra cruz de más de 100 kilos que los fieles cargan en turnos.
Es una cruz que representa las penas de la vida. “Las mujeres que han perdido hijos cargan esa cruz para aliviar, aunque sea un poco, su dolor”, comparte el director.

Jesús camina entre nosotros
Luis Fernando Contreras Torres, de 16 años, cursa el cuarto semestre de preparatoria y sueña con estudiar medicina, él ha encarnado a Jesús de Nazaret por tres años consecutivos.
"La primera vez estaba nervioso, es un papel muy importante", confiesa.
Su formación catequética en la parroquia desde los ocho años le ha dado la sensibilidad para entender la dimensión espiritual del personaje.
"No es sólo actuar, es prepararte mentalmente, Jesús murió por nuestros pecados y yo tengo que hacer este papel para que la gente reflexione".
En otras ediciones Luis ha sido reo y soldado, actualmente participa como monitor de misa, este 2025 representa el rostro de la fe para cientos de personas que se conmueven al verlo.
Una vez, una señora se acercó a ofrecerle agua durante la representación. "Me pregunté, la gente ayuda a Jesús, se nota que valoran ese papel", recuerda.

¿Con qué personajes se encuentra Jesús en su camino al calvario?
En el recorrido Jesús Nazareno se encuentra con su madre, tienen un diálogo de consuelo, Jesús se encuentra con el Cirineo que le ayuda a cargar su cruz, no se la quita, lo ayuda a llevarla.
Se encuentra con las mujeres de Jerusalén, les dice “no lloren estén alegres, se llegará el día que serán felices”.
Viene Verónica, es parte del pueblo y se presenta ante él, en su encuentro cara a cara nos invita a que estemos preparados para ello, pues llegará el día que como se profesa en el catolicismos los feligreses le vean de frente.
Vemos a Poncio Pilato que por miedo, como muchas personas en la actualidad se deja llevar por lo que dicen los demás.
Además de los tradicionales personajes, este año se incorporaron figuras que dialogan con la vida cotidiana, el joven rico, el leproso curado por Jesús, todos están diseñados para conectarse con la realidad de los creyentes.
"La idea es que el público se vea reflejado, que sienta que también puede encontrarse con Jesús, cara a cara", menciona Almazán, quien lleva más de 30 años participando en el viacrucis.

Un gesto que lo dice todo
Una de las anécdotas más conmovedoras tiene como protagonista a una mujer indigente que solía acercarse durante la estación de María.
“Le aventaba pétalos mientras que María estaba llorando por su hijo, y era una acción bonita porque sabíamos que era una persona que no tenía nada y que lo poco que tenía siempre buscaba ese momento para tener ese encuentro”, destacó.
Una tradición que sigue viva
Año tras año, el viacrucis del Sagrado Corazón se reinventa sin perder su esencia, en este año jubilar, en consonancia con el Papa Francisco, se ha priorizado lo espiritual sobre lo escénico.
Cambiar la ruta cada año permite que diferentes hogares sean tocados por la Pasión, lo importante no es la precisión teatral, sino el mensaje que se siembra en el corazón de los presentes.
“Es algo fascinante ver cuando la gente llora porque te das cuenta que pese a que vivimos en una sociedad que a veces decimos se olvidó de Dios, no es cierto, lo tienen escondido en el corazón y son los momentos donde lo sacan”, finalizó.
