El arquitecto, escultor, escenógrafo y titiritero lagunero Hugo Ortiz trascendió del plano terrenal este 11 de junio, dejando un legado lleno de colorido, papel maché y cartón, con el que dio vida a sus inconfundibles calaveras inspiradas en el Día de Muertos.
Su fallecimiento fue confirmado en un hospital de Torreón, ciudad que adoptó como lienzo para sus obras y en la que dejó una huella profunda a través de su trabajo artístico.

Desde 1994, Ortiz se dedicó a la elaboración de calaveras, inspirado en la obra del hidrocálido José Guadalupe Posada, aunque siempre con un estilo propio que lograba dotar de vida a sus criaturas de ultratumba.
“En el hospital de muñecas arreglábamos niños Dios y otras figuras religiosas. Usábamos óleo, pinturas y demás materiales para reconstruirlos. Mi mamá estudió pintura y escultura en los Estados Unidos, por eso mi trabajo lo traigo de abolengo”, declaró en una entrevista concedida a MILENIO.
Calaveras del Montón
Su proyecto más representativo fue "Calaveras del Montón", una colección que construyó a lo largo de más de tres décadas, donde representó con esqueleto y humor la cotidianidad lagunera. Entre sus figuras se encontraban personajes típicos: desde un mariachi del Gota de Uva, hasta un vendedor de gorditas del Centro Histórico de Torreón, sin olvidar oficios en vías de extinción.
Además de su labor como escultor, Ortiz también realizó escenografías teatrales y colaboró con Multimedios Laguna, donde decoraba el set de Telediario durante las vísperas del Día de Muertos, en todas sus ediciones.
Cada figura creada por Ortiz llevaba parte de su esencia y de la picardía propia de la Comarca Lagunera, a la que dedicó su vida. Su legado artístico permanecerá en la región, mientras él se convierte en una leyenda del arte popular del norte del país.
edaa