Ni el secuestro exprés que sufrió en Coahuila y mucho menos una deportación por parte de las autoridades migratorias de los Estados Unidos, desanimaron a Evaristo Oviedo de volver a cruzar para poder alcanzar su 'sueño americano' y ofrecer una mejor vida a su familia en su natal Guanajuato.
Desde Kerrville, Texas, que se ha convertido en su nuevo hogar, Evaristo compartió que fue en diciembre del año pasado cuando intentó cruzar por primera vez. Sin embargo, en ese intento, fue víctima de la delincuencia, al haber sido privado de su libertad en Ciudad Acuña, Coahuila.

De aquella amarga experiencia, salió bien librado logrando cruzar a Estados Unidos, pero ya en territorio americano, fueron deportados por las autoridades migratorias.
Pese a esos malos momentos, Evaristo, quien fue enviado a casa en Guanajuato, volvió a intentar cruzar, y lo logró en el mes de enero, justo antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
“Gracias a Dios, crucé y estoy aquí nuevamente trabajando, luchando por mi trabajo, por mi familia que es lo más importante, por mi esposa, mis hijos, mi mamá y echarle ganas primeramente Dios”, dijo con emoción.
Ahora, con las redadas que se han organizado en varios estados del país norteamericano para la “caza” de inmigrantes ilegales, Evaristo reconoció que tiene miedo, pero siempre se encomienda a Dios.
“Sí tengo temor, de hecho el domingo miramos una redada, estaban en la lavandería los de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) levantando gente y todo porque saben que nosotros los mexicanos llegamos a la lavandería porque no tenemos lavadora y todo eso, entonces ahí estaban levantando. Tiene un temor, pero se encomienda Dios, a echarle ganas, y uno se acuerda mucho de la familia y a echarle ganas por uno para salir adelante”.

Pese a estas medidas, el migrante mexicano se dijo agradecido con los Estados Unidos por las oportunidades que le ha brindado. “Lo quiero mucho, y nunca lo reniego como otras personas, que dicen Migración, la maldicen y todo”, recalcó.
Incluso comentó no tener miedo por el trato que pudiera recibir por parte de las autoridades migratorias en caso de ser deportado, pues el trato que tuvo la primera vez fue de respeto.
“Yo digo si me agarran y me avientan para México es su trabajo y se portan muy bien; con nosotros, cuando nos agarran la migración, nos detiene, nos da comida, agua y todo. Y, al contrario, México, que es nuestro país, es muy feo con nosotros porque, en lugar de darnos de comer, nos golpea y nos quita lo que traemos. Yo por eso quiero mucho a Estados Unidos porque nos apoya, nos detiene, nos avientan y hasta nos aliviana con medicamentos. Yo lo he vivido, no es mentira”.
Actualmente, Evaristo sale a trabajar todos los días, no como algunos de sus compañeros que prefieren hacerlo dos o tres veces por semana ante el temor de ser deportados.
“Así andamos todos, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, pero muchos de nosotros, de mis hermanos ilegales, hasta ni salen uno o dos, tres días a la semana y nosotros sí, bueno, yo y otros compañeros. Gracias a Dios, no nos ha pasado nada malo, pero todos tenemos temor, mis compañeros que van conmigo día con día, tenemos fe y ahora sí, primero Dios y lo que vaya a pasar, lo que pase, pase, pero muy encomendados”.
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