Las autoridades en México clasifican a los desaparecidos por hipótesis. La mayoría están divididos en dos: quienes no regresan a casa contra su voluntad y quienes no vuelven con su familia porque así lo decidieron. Y hay otra hipótesis que, extrañamente, afecta desproporcionadamente a los michoacanos: la de 'catástrofe', es decir, quienes se esfuman porque se les atravesó en el camino un desastre natural.
Notivox buscó en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno) y encontró que bajo la hipótesis de catástrofe hay 3 mil 122 personas de las 366 mil 049 que no pueden ser ubicadas en el país, hasta el 25 de junio de 2025.
Guerrero registra, por ejemplo, sólo tres personas desaparecidas por catástrofe, a pesar de que el estado ha sido golpeado por devastadores huracanes, como Otis y John. Oaxaca, con todo y sus ciclones, apenas cuenta un desaparecido por este supuesto. Yucatán, Campeche, Tabasco o Veracruz, pese a estar pegado al tormentoso Golfo de México, enumeran cero.
Pero, Michoacán registra 2 mil 30 desaparecidos por catástrofe, una cifra que excede cualquier dato nacional. Para ponerlo en contraste: Colima, colindante de Michoacán, tiene un desaparecido por esa categoría y Jalisco, también una entidad vecina, tan sólo dos. Es decir, hay un aumento de más de 202 mil por ciento y más de 101 mil por ciento, respectivamente, entre estados.
Únicamente el Estado de México se acerca a esta cifra, pero aún queda muy lejos: mil 68 desaparecidos por catástrofes mexiquenses. Apenas la mitad.

Maquillaje que esconde crímenes violentos
El caso se vuelve más extraño cuando se observa cuándo empezaron a incrementarse este tipo de desapariciones en Michoacán: la mayoría se registró en el 2020, cuando la gente difícilmente salía de sus casas a causa del confinamiento provocado por la pandemia de covid-19. Si las personas se quedaban en casa, ¿cómo es que cientos de michoacanos se esfumaron en catástrofes?
Alberto Guerrero Baena, experto en seguridad pública y docente en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, revisó cuántos desastres naturales de consideración ocurrieron durante aquel año en el estado y encontró apenas tres: la afectación indirecta en la entidad del huracán Hernán, inundaciones y deslaves en Tancítaro y Coalcoman, e incendios forestales en el oriente del estado.
En total, estos eventos dejaron nueve muertos, una cifra muy distante a los 2 mil 30 desaparecidos.
“Yo creo que (ese registro) lo debemos de interpretar como un acto de mala fe. Especialmente hay que pensar en un tema de maquillaje de cifras para esconder los homicidios dolosos que han sido el azote de Michoacán en esta guerra civil, no declarada oficialmente, que hay entre los diferentes grupos del crimen organizado”, afirma Guerrero Baena.

Este presunto maquillaje de cifras ocurrió durante la administración del perredista Silvano Aureoles, quien actualmente está prófugo de la justicia y acusado de desfalcar al Estado de Michoacán por más de cinco mil 186 millones de pesos.
Según la fiscalía estatal, el michoacano que soñó con ser presidente de México en el sexenio 2024-2030 desvió recursos públicos simulando la construcción de siete cuarteles de la Policía Estatal. Al no hacerlo, dio una ventaja importante al crimen organizado de su estado, lo que le ha valido que activistas y autodefensas locales lo vinculen con las mafias que se benefician del ocultamiento de personas desaparecidas.
“En el año 2020 hubo muchísimos muertos por la pandemia que nos azotó. Esto fue una gran tentación para armar montajes en el tema de muertos y desapariciones, inclusive para tratar de ocultar la falta de gobernabilidad en el propio estado, porque cuando la gente salía a la calle en algunos de los municipios controlados por el crimen organizado, los los jefes de plaza imponía el orden y mandaba a la gente a sus casas o la mataba”, recordó Guerrero Baena.
Para Estrellita Fuentes Nava, michoacana especialista en seguridad, la autoridad debe precisar a qué se refiere con 'catástrofe', pues sólo hay dos vías: fenómenos hidrometeorológicos extremos, como lluvias, inundaciones, sequías extremas, ciclones, huracanes, entre otros, o razones de tipo antrópico, es decir, aquellas que son causadas por el mismo hombre.
“Aquí hay una inconsistencia, porque si nos referimos a las cifras que maneja el propio Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), hay otros estados de la República Mexicana que tienen mayores índices de vulnerabilidad, como es el estado de Guerrero, que en el 2023 sufrió los embates del huracán Otis, y registró temperaturas extremas, como ocurre año con año en los estados del norte de la República”, argumenta la también directora del Canal de Agua, especializado en fenómenos hídricos.
“Simplemente, también con las cifras del Cenapred en el 2023, Sonora rompió el récord por el número de decesos ocasionados por las temperaturas extremas y el segundo lugar lo tuvo Nuevo León. Es decir, ahí Michoacán ni figura”, plantea Estrellita Fuentes.
Tres cárteles en un territorio: guerra civil
Michoacán es el único estado donde nacieron, y se establecieron, tres grupos criminales de los seis que el gobierno de Estados Unidos hoy considera organizaciones terroristas. A esa concentración de mafiosos, como no existe en ningún otro lado del país, los expertos acuden para explicar el extraño caso de los michoacanos desaparecidos por 'catástrofe'.
Primero, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuyo líder Nemesio Oseguera Cervantes creció en Aguililla, Michoacán, ha ganado en años recientes un control importante de la entidad desde el oriente gracias a sanguinarios jefes de plaza como William Edwin Rivera Padilla, alias El Barbas, acusado por habitantes de Zitácuaro de ser el autor material de decenas de homicidios, secuestros y desapariciones.
“Desde ese municipio (El Barbas) controla una gran parte del territorio michoacano. Tiene apenas 30 años, pero manda como rey: él decide quién vive y quién muere. Se pasea impunemente por los bailes de pueblo y, si lo ves mal, o se le antoja, te mata. Así ha logrado instalar terror en el oriente”, asegura un periodista desplazado de la zona, quien hoy colabora con la organización Defensorxs.

Luego, están los Cárteles Unidos, una amalgama de familias delictivas, falsos autodefensas y traficantes de drogas que se han unido para hacerle frente a las tropas de El Mencho y que, dependiendo de los intereses de los jefes en turno, se hacen aliados, se enemistan y se vuelven a asociar.
Ahí están, por ejemplo, los grandes extorsionadores y asesinos de empresarios limoneros y aguacateros: el Cártel del Abuelo, el Cártel de los Viagras –señalados por el homicidio del fundador de autodefensas, Hipólito Mora–, los Blancos de Troya y otras organizaciones que van cambiando de nombre, como La Resistencia.
De acuerdo con las autoridades federales, Cárteles Unidos es el grupo que copió las viejas estrategias de las guerrillas colombianas de dispersar minas terrestres por brechas y caminos rurales para impedir el paso de los enemigos y militares.
El tercer componente es La Nueva Familia Michoacana (LNFM), la herencia que dejó Nazario Moreno, El Más Loco, un supuesto padrino que fundó clínicas contra las adicciones en Michoacán sólo para convertirlas en un centro de reclutamiento para sus “cruzados”, es decir, sicarios que operaban bajo una lógica religiosa de hacer una limpieza de violadores y ladrones, mientras traficaban drogas hacia Estados Unidos.
LNFM está dirigida desde hace más de 10 años por los hermanos Hurtado Olascoaga, Jhonny y José Alfredo, El Pez y El Fresa son sus respectivos apodos, quienes controlan la vida y la economía de los municipios michoacanos en Tierra Caliente, así como la región de Guerrero y el Estado de México.
El gobierno de Estados Unidos ofrece cinco millones de dólares en recompensa por la captura de El Pez y tres millones por El Fresca. Ocho millones en total, pues enfrentan cargos en distintas cortes federales por el tráfico de drogas. Su captura es prioridad para el gabinete de seguridad que lidera el secretario Omar García Harfuch, pues son considerados generadores de una ola de masacres y desaparecidos en municipios y pueblos donde no permiten el ingreso de las diferentes policías.
Ahí está la verdadera catástrofe que no se quiere mencionar.
IOGE