Para Miguel Garza Martínez, catedrático e investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango, la etapa de las “vacas gordas” de las que hablaban los abuelos basados en pasajes bíblicos para pronosticar la abundancia de la lluvia tras siete años de sequía , es un mito y jamás volverá.
Para ello, sostiene que de acuerdo a estudios de investigación reciente, en México se tendrá a partir de este 2025 una etapa considerada “neutra” dentro de los fenómenos climatológicos conocidos como “La Niña” y “El Niño”, en donde vendrá una especie stand by (tiempo de espera) en la que no se agravarán las condiciones climáticas, pero tampoco significa una mejoría, más cuando el mundo no hace nada para reparar los daños y las causas.

Refiere que a diferencia del resto del mundo, México es de los países donde más ha aumentado la temperatura al rebasar los 2 centígrados promedio por siglo (cada cien años).
“Por ejemplo, a nivel mundial desde que se tienen registros, en promedio ha aumentado dos grados por siglo y en México andamos por arriba de 3.2 grados centígrados, lo que es preocupante porque va a tener efectos en las actividades productivas como en la salud y en otras áreas más”, reveló el investigador.
Bajo este contexto, el biólogo desechó los mitos de antaño de los abuelos cuando vaticinaban que después de una prolongada sequía, vendría un bien periodo de lluvias, ya que por mucho tiempo se ha venido estudiando la parte de científicos el registro de los cambios del Co2 que existía gracias a los glaciares y cómo se ha perdido debido a su descongelamiento.
Explicó que “El Niño” es un fenómeno a nivel regional en el pacífico y se identificó por cambios en los vientos por parte de los pescadores en la región del Ecuador y cuando esta se presenta el agua en el pacífico es más alta, lo que genera más ciclones y lluvias en ciertas regiones, mientras que “La Niña” se identifica por aguas frías y vientos secos.
En el mes de abril en México se identificó una fase neutra, que significa que no está en periodo de La Niña, ni en periodo de “La Niña”, donde las temperaturas y las lluvias se van a dar como habitualmente se daban, más no significa que no se den calor extremo, ni fenómenos meteorológicos que ya se están formando en el Pácifico, aunque serán unos meses en la que se mantendrá.
Crisis obliga un cambio de modelo productivo
Recordó que en La Laguna se han registrado sequías muy intensas y el más reciente fue del 2009 al 2012, donde hubo campañas emergentes de parte de los gobiernos para auxiliar a comunidades que se vieron muy afectadas por la falta de agua, como San Juan de Guadalupe y Simón Bolívar, entre otras.
Garza Martínez dijo que si bien ahora el pronóstico de lluvias para La Laguna está bajo la fase “neutra”, implica que se van a normalizar los promedios históricos con una precipitación anual de 220 milímetros, pero no significa que será igual a la parte noreste del territorio, que es donde se ubica la presa Lázaro Cárdenas “El Palmito”, la principal fuente de abastecimiento para las actividades productivas y económicas, que hoy registra un 18 por ciento de su capacidad de almacenamiento. Incluso ahora dicho almacenamiento es parte vital para el suministro de abasto para consumo humano mediante el Programa Agua Saludable, principal proyectó estratégico federal.
Por ello, consideró urgente modificar el modelo económico basado en la producción agropecuaria, particularmente en la producción de leche, donde los establos además de ser factor de alto consumo de agua del subsuelo para las vacas, la producción de estiércol a grandes volúmenes genera un efecto de producción de gases de efecto invernadero.
“Una tarea inmediata es inducir y aplicar una reconversión de la agricultura. No podemos seguir con este modelo de producción de forrajes para ganado, porque cada vez hay menos agua y ese forrajes es para alimentar ganado lechero que produce muchos gases de efecto invernadero y si seguimos con ese modelo lo único que vamos a hacer es empeorar las cosas, pues el tener hoy casi medio de millón de vacas, nos va a llevar a eso, porque no va alcanzar la lluvia, ni la poca agua del subsuelo, para satisfacer a ese sector”, dijo.
Más minisplits, más islas de calor
El investigador de la UJED, expresó que otro factor que ha propiciado como región el concentrar más altas temperaturas es el uso indiscriminado de minisplits tanto en domicilios, industrias o empresas, lo que provoca más islas de calor a través con el uso de más energía eléctrica, por lo que hay que pensar en soluciones basadas en la naturaleza.
Entre las alternativas están el arbolizar la zona urbana, establecer infraestructura azul, es decir, cuerpos de agua que ayuden a disminuir los efectos del calor, dado que no es la misma percepción el estar cerca de un lago que en medio de la ciudad y bajo la sombra de un mezquite que estar en pleno pavimento.
En ese marco, recomendó a los gobiernos el poder dar a las aguas residuales un tratamiento que les permita a un futuro no lejos el establecer estos cuerpos de agua lagos artificiales que mengüen las altas temperaturas, más no que se comercialicen para la agricultura, donde lo único que propicia es que los productores de forrajes abusen y dupliquen su siembra; lo mismo que obligar a los desarrolladores inmobiliarios a contar con sus propias plantas de tratamiento por fraccionamiento para su utilización en el riego de áreas verdes.
Por último, expuso que son los gobiernos locales y estatales los únicos que tienen esta oportunidad de promover estas obras de infraestructura “verde” que ayudarán a enfriar la ciudad y evitar seguir calendandola, en tanto que la industria agropecuaria se tiene que sentar a analizar su futuro, apostar por la reconversión de sus actividades o esperar a que venga lo peor con un mayor calentamiento de la temperatura.
cale