El ferromodelismo es un entretenimiento que tiene presencia prácticamente en todo el mundo y nace del amor por los trenes y todo lo que tiene que ver con sus actividades, las cuales son replicadas a escala y representan la historia del ferrocarril y su entorno mediante maquetas que, en muchos casos, son admiradas como obras que pueden alcanzar un alto valor.
La Comarca Lagunera no está exenta de esta actividad que para muchos tiene que ver con juegos para niños, pero en realidad son más los adultos quienes se involucran en la colección de trenes a escala y se empeñan en hacer copias de escenarios con tal fidelidad, que es lo que precisamente capta la admiración de personas de cualquier edad.
En esta ciudad existe el Club ‘Ferromodelismo HO Torreón’, que reúne a fieles amantes de los trenes desde la infancia y ahora, como adultos, tienen la posibilidad de adquirir las piezas necesarias para armar sus convoyes y elaborar sus maquetas, echando a volar su imaginación y aprendiendo de los expertos para construir pueblos enteros, ya sea de la época de las máquinas a vapor o en la actualidad, que se utilizan locomotoras diésel o híbridas.
El iniciador
Humberto Niño Solís es uno de los fundadores de este club que surgió por iniciativa de un grupo de amigos, cuya afinidad es el amor por los trenes, de contemplar su paso al atravesar zona conurbada y, en algunos casos, por la relación con familiares que laboraban o laboran en el ferrocarril.
Cuando se hicieron reuniones presenciales llegaron las ideas y una de ellas fue la de crear un club de ferromodelismo, el cual se enfocó más a los trenes escala HO, que es una de las más populares, así que en conjunto fueron haciendo aportaciones para realizar una maqueta conjunta, la cual inicialmente expusieron dentro del Museo del Ferrocarril, situado sobre bulevar Revolución.
En algún momento se enfocaron en recuperar un poco de la historia ferroviaria de México, tomando en cuenta que el tren produce nostalgia en mucha gente, recuerdos gratos de aquellos que tuvieron la oportunidad de viajar en el tren de pasajeros, gusto que se transmite de generación en generación, que se difunde a través de distintas actividades como la colección de trenes a escala y la colocación de maquetas.

Comienzos
Este club en Torreón inició en 2009 por el gusto compartido por los trenes a escala, primero fueron dos personas y actualmente agrupa a 11. “Me surgió la idea de crear un grupo en una visita al Museo del Ferrocarril, ahí construimos una maqueta que operó durante dos años. Hasta que recientemente decidimos tener nuestro propio lugar de reunión”, explica Humberto, quien afirma que el propósito fue compartir el gusto de recrear, el cual algunos lo traen desde niños, como en su caso, quien ahora está heredando a hijos, nietos y bisnietos.
Algunos de los integrantes del club trabajan en ferrocarriles o tienen familiares ferrocarrileros, algunos de ellos vivieron la transformación de la empresa estatal Nacionales de México al actual Ferromex, incluso aún trabajan en el ramo.
“Cuando expusimos la maqueta en el Museo del Ferrocarril, fueron llegando personas interesadas, se sumaron, pusieron su granito de arena y ahora todos contribuyen en el desarrollo de nuestra maqueta; los que no saben aprenden, así ha sucedido con todos en el grupo, incluso consultamos en Internet la manera de elaborar paisajes, el decorado y eso nos entretiene bastante”, resalta.

Las reuniones
Por ser todos trabajadores se eligieron dos días de la semana para trabajar en la maqueta, se reúnen en una casa en la colonia La Dalia por espacio de dos a tres horas y los sábados los dedican a correr los trenes.
Todos tienen sus colecciones por separado, pero cuando se reúnen las comparten, se divierten y comparten experiencias, incluso se abordan temas paranormales que han escuchado de ferrocarrileros. Es un club social enfocado a los trenes.
Se eligió utilizar la escala HO ya que es de las más comerciales, donde más se consiguen piezas dentro del ferromodelismo, tanto en México como en Estados Unidos, porque tienen contactos en el vecino país del norte para conseguir vagones, accesorios, pistas o piezas de repuesto.
La inversión en esto no tiene límite, ya que algunos pueden iniciar adquiriendo vagón por vagón con un costo individual que puede ir desde 200 pesos hasta los 8 mil pesos en una locomotora.
En el set que construye el club se mezclan los trenes de vapor con los de diésel. El que es más representativo es el tren El Revolucionario, así nombraron a la réplica del 1140 que se exhibe en el Museo del Ferrocarril sobre el bulevar Revolución, incluso, Humberto Niño cuenta con una carta emitida por el museo en la que certifica que la réplica es casi exacta. Los vagones son diversos, hay de carga y de pasajeros, de todo tipo.
Hay sets de trenes en modo análogo y digital; el primero consiste en que el tren se coloca en la vía y se echa a andar, y si se coloca otra locomotora igual, ambos responderán al mismo tiempo; mientras que en el digital la locomotora puede emitir sonidos como los que hacen las locomotoras, luces, modalidad de humo y pueden manejar de dos a tres trenes de manera independiente.
Este trabajo se pretende exhibirlo al público una vez que esté terminado, pero por ahora las labores se centran en concluir la obra y mantener la puerta abierta a quienes tengan el deseo de sumarse a esta actividad que no tiene edad, ya que igual gusta a niños hasta adultos mayores.

Materiales
Humberto Niño compartió que los trenes trabajan a base de electricidad en corriente directa, por lo que la vía requiere de mantenimiento continuo para el buen funcionamiento de los trenes. En cuanto a los materiales utilizados para elaborar la maqueta, se utiliza fomi o corcho de madera para asentar los rieles y la piedrita que se coloca alrededor es proporcionada por un contacto de la ciudad de Guanajuato. Lo demás son arbustos secos, cartón y distintos materiales reciclables para que se pueda darle el realismo esperado.
En el diseño hay consenso de todos los miembros del club, se llega a un acuerdo para darle forma visualizada y entre todos trabajan de forma conjunta.
“Todos contribuimos, porque ese es el fin, ya que además de entretener, también relaja y eso nos ayuda cuando salimos del trabajo y llegamos a trabajar en la maqueta. Al terminar, salimos relajados. Es algo muy positivo. El reto es replicar tan exacto como sea posible, por eso se dedica tiempo, pasión y darle amor para que se logre”.
Juan Ángel Reyes
Es el miembro más joven del grupo, tiene 20 años y a los 7 su papá le inculcó el gusto por los trenes cuando le regaló su primer set de inicio, un circuito en círculo con una locomotora análoga y tres vagones. Él se unió al club tras enterarse por redes sociales y luego de acercarse, acudió a probar una locomotora y fue bienvenido.
“Soy estudiante y esto para mí representa mucho, porque desde niño he querido trabajar en los trenes, me apasionan, por eso tengo una colección de 50, algunos coleccionables, otros tradicionales y cuando supe del club no dudé en unirme, me aceptaron de inmediato, aquí hacemos amigos, nos gusta lo mismo, yo llegué siendo el más chico y es algo que me apasiona junto con los mayores”.
Lucio Reyes Moreno
A sus 48 años mantiene vigente su pasión por el ferromodelismo y se unió al club por su hijo.
“Aquí estamos a gusto, esta casa donde nos reunimos es de nosotros, a veces no se tiene tiempo por el trabajo, pero cuando podemos estamos aquí aportando ideas entre todos, algunos hacen trazos, otros decoran. Nos gustaría crecer la maqueta, pero el espacio a veces nos limita, porque incluso hemos perforado una pared para hacer pasar la vía”.
Lucio trabaja en Ferromex como conductor, se encarga de la seguridad de la dirección del tren. “Andamos arriba de los trenes y mi hijo quiere seguir el legado. Es un trabajo peligroso, pero bien remunerado y no cualquiera entra, así que hay pasión por lo que se hace y replicarlo a escala es algo muy emocionante”.
Darío Morales
Con 26 años es apasionado de los trenes por herencia, ya que sus abuelos fueron ferrocarrileros. “Es muy agradable convivir con quienes comparten el mismo gusto. Nos recibieron bien, nos enseñan, aprendimos a reparar, pintar, es una gran pasión el ferromodelismo”.
“Tengo mis propios trenes, tengo tres: un misceláneo, un tren de auxilio, de pasajeros de los años 50 y estoy formando un tren metalero. Desde que uno llega a las reuniones siente el ambiente de tranquilidad, relajamiento, escuchando los trenes, viéndolos caminar".

La pasión
Los trenes en los años 50 y 60 tuvieron un retroceso con el surgimiento del transporte automotor, con autobuses principalmente y autos particulares. Quienes viajaron en el ferrocarril o trabajaron en él, siguen los legados, encontrando en el ferromodelismo una manera de recrear echando a volar la imaginación. Se trabaja entre cuatro paredes, siendo una actividad poco difundida, que no solo involucra a los niños para hacer correr un tren en una vía, sino también a jóvenes y sobre todo adultos.
Quienes trabajan en esto afirman que nunca se termina una maqueta, siempre se encuentran materiales para trabajar con meticulosidad, concentración, apreciación. Se recrean estaciones que existen o existieron, se realizan mediciones, se hace escala y se utiliza bastante el MDF y pintura no tóxica, además de plástico, papel, aserrín e incluso tierra.
En el ferromodelismo se deja la tecnología de lado, se organizan grupos y se acude a reuniones regionales o nacionales en distintas ciudades del país, que montan exposiciones, se hacen charlas y talleres, donde los más experimentados pueden transmitir la historia, los sistemas, la operación, cómo se puede pintar y detallar.
Se recrea el pasto principalmente en las escalas HO y N, que son las más comunes. El costo puede elevarse según cómo se quiera detallar la maqueta, que también pueden ser en escalas TT y Z, que es la más pequeña. La HO (1:87) es la más difundida y vendida; la G (1:22) es de jardín.

Detonante
El ferrocarril en La Laguna es considerado el detonante económico de la región, por lo que es parte importante en la historia de la región y cuenta con amplio número de apasionados por lo que tiene que ver con este pesado modo de transporte terrestre, así que muchos acuden a la cercanía de las vías a verlos rodar como una actividad relajante que echa a andar la imaginación e impulsa a desarrollar un escenario por donde circular las vías.
En sus inicios, el ferromodelismo era una actividad recreativa que se desarrollaba exclusivamente en el ámbito hogareño, donde se destinaba un espacio o una habitación completa a la construcción de una maqueta o tendido de tren eléctrico.
En 1974 se presentaron los primeros módulos con una norma NTRAK creada por los promotores de afición escala N para la exposición de NMRA en Estados Unidos. Los promotores crearon la asociación N-TRAK que perdura desde 1973.
A principios de los años 1980, se comenzó a promover la idea del ferromodelismo modular, en la que cada ferromodelista construía una o más secciones de una maqueta que se montaba en un lugar y fecha convenidos entre todos. Para que todas las secciones (llamadas módulos) fueran compatibles, se redactaron normas que definían las dimensiones, posición de las vías y características del conexionado eléctrico que cada módulo debía cumplir.
Esta modalidad presenta grandes ventajas para los aficionados que no disponen de suficiente espacio para montar una maqueta o tendido fijo y actualmente es una de las formas de ferromodelismo más difundidas en todo el mundo.

Organizaciones como FREE-MO, FREMO, NMRA, MOROP o T-TRAK redactan normas de ferromodelismo modular que son adaptadas por los distintos clubes de acuerdo con sus necesidades o a la disponibilidad local de materiales.
En México hay un registro a nivel nacional de asociaciones de ferromodelismo. Hacen convenciones cada año y la próxima se realiza este fin de semana en Durango.
edaa