Aunque el clima seco del norte de México podría parecer poco propicio para la fauna silvestre, Coahuila ofrece diversos paisajes donde las aves encuentran refugio, alimento y rutas migratorias. Desde cañones y sierras hasta parques urbanos, el estado se ha convertido en uno de los destinos emergentes para quienes practican la observación de aves.
Esta actividad, que gana cada vez más seguidores por su bajo impacto ambiental y su efecto relajante, también contribuye a la conservación de los ecosistemas. A continuación, te compartimos algunos de los sitios más recomendables del estado para disfrutar del canto y el vuelo de las aves en libertad.

Reserva Ecológica Sierra y Cañón de Jimulco
Al sur del municipio de Torreón, este espacio natural protegido se extiende por más de 60 mil hectáreas de terrenos semidesérticos, con cañones, ríos estacionales y una notable diversidad de vegetación. En sus senderos es posible encontrar más de 120 especies de aves, entre ellas el cardenal norteño, cuitlacoches, halcones y, en ocasiones, la majestuosa águila real. Las mejores horas para visitarla son al amanecer o antes del anochecer, cuando la actividad aviar es más intensa.
Bosque Venustiano Carranza
Ubicado en el corazón de Torreón, este parque urbano es una excelente opción para iniciarse en la observación sin salir de la ciudad. Su vegetación densa, sumada al sistema de riego constante, lo convierte en un refugio para palomas ala blanca, calandrias, zorzales y algunas aves migratorias. Las caminatas por sus andadores al amanecer permiten disfrutar de una experiencia tranquila y cercana a la naturaleza.
Cañón de Fernández
A corta distancia de Torreón, en el vecino estado de Durango, esta área natural es un destino habitual para los observadores laguneros. El río Nazas corre entre paredes de piedra y vegetación ribereña, creando un entorno ideal para especies como garzas, martines pescadores y patos. El sitio es especialmente recomendable durante las temporadas migratorias, y conviene recorrerlo en grupo o con guía.
Cuatro Ciénegas
Este valle del centro del estado es uno de los ecosistemas más singulares del país, famoso por sus pozas, humedales y dunas. El entorno, de gran valor biológico, ofrece oportunidades únicas para ver garzas tricolor, pelícanos blancos, chichicuilotes y otras especies poco comunes en zonas desérticas. El acceso está regulado y muchas áreas solo pueden visitarse acompañado de guías certificados.
Sierra de Zapalinamé
En la zona sur de Saltillo, esta reserva destaca por sus bosques de pino y encino, así como por la gran cantidad de aves registradas —más de 270 especies—, lo que la convierte en un referente para el birdwatching en el noreste mexicano. Es frecuente encontrar colibríes, carpinteros, cenzontles y rapaces como el halcón mexicano. Su diversidad y conservación la hacen ideal tanto para observadores experimentados como para quienes buscan una primera incursión más profunda en la actividad.
Maderas del Carmen
Al norte del estado, en la región fronteriza con Texas, se ubica esta zona montañosa y boscosa que forma parte de un corredor binacional de conservación. Sus cañones profundos y su vegetación templada son hábitat de especies como el guajolote silvestre, el búho cornudo y el águila calva. Por su lejanía y condiciones de acceso, se recomienda visitarla con guías autorizados y equipo adecuado.

¿Cómo empezar?
La observación de aves no requiere grandes inversiones. Con unos binoculares, una libreta y algo de paciencia, cualquier persona puede iniciarse en esta actividad. Aplicaciones como Merlin Bird ID o iNaturalist permiten identificar especies y compartir registros con comunidades científicas y de aficionados. La clave está en la constancia y el respeto por los entornos naturales.
Ya sea en un parque urbano o en una sierra apartada, avistar aves en libertad es una forma de reconectar con la naturaleza y valorar los ecosistemas que aún sobreviven en nuestro entorno. Coahuila ofrece oportunidades únicas para hacerlo, y basta con estar atento al trino o al aleteo para comenzar una afición que puede convertirse en pasión.
edaa