Durante un tiempo los habitantes de los ejidos Santa Teresa y Luchana dependieron del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) del municipio de Francisco I. Madero, Coahuila, para tener agua en sus domicilios.
No obstante hace dos años atrás hicieron el cambio al Simas San Pedro de las Colonias, su municipio de origen, al pensar que las cosas mejorarían en cuanto a la dotación del líquido.
Apenas distanciados por alrededor de 500 metros, en ese lapso, cuentan los habitantes del sector, el agua dejó de llegar a los domicilios por la red, hecho que coincidió con la apertura de la Universidad Politécnica de La Región Laguna en San Pedro, en el ejido Santa Teresa, lo que inició una serie de problemas y hasta enfrentamientos entre la población debido a que consideraron que la institución educativa acaparaba el líquido.
Ahora los lugareños se encuentran más tranquilos luego de que trabajadores del Simas San Pedro determinaron mediante una inspección, que las líneas de conducción requieren limpieza pero del conflicto, son ellos quienes recuperan la memoria.
En Luchana
Mario Vázquez Lira, comisariado ejidal de Luchana, comentó que el problema de abastecimiento para las comunidades rurales laguneras es antiguo. Sin embargo, durante los últimos años se ha agudizado la situación tras prolongadas sequías, lo que resulta preocupante y desencadena conflictos sociales.
“Sí estamos batallando con el abasto de agua, afortunadamente logramos rehabilitar un pozo que está aquí, al interior. Se le ha invertido mucho dinero con ayuda del gobierno estatal y municipal y con parte de recursos propios del ejido. Por mala suerte pues son fierros viejos en la noria y se han tenido que ir reponiendo. Ahorita precisamente está desmontada para ponerle una cubierta, así va a ser hasta que esté perfectamente bien”.
El comisariado apuntó que en el momento en que la noria trabaja, sí logra abastecer a una buena parte de la comunidad que se conforma aproximadamente por 3 mil habitantes.

Sobre los rumores que se orientan a que la Politécnica se queda con una gran cantidad del líquido, Vázquez Lira dijo que en días pasados estuvo con el subgerente del Simas San Pedro y que se inspeccionaron las líneas de conducción de la institución.
“Nos dijo que no era ese el problema y vienen checando parte por parte; de un lado de las vías del tren sí se tiene la presión que debe haber, y nada más pasa las vías y empieza a disminuir mucho el flujo y entonces tenemos un tapón, nos dijo que eso era normal porque las líneas se llenan de raíces. Es increíble pero son raíces, basura, hilos. Poco a poco se van juntando y están localizando eso”.
Asimismo, dijo que la institución no cuenta con parcela, apenas riegan los árboles de los jardines. Incluso, a él la comunidad le exige que tome medidas pero les responde que no difundan ideas que no tienen sustento. “Fui con los técnicos y me dijeron, ‘No es cierto, Tomy. Nomás porque andamos aquí escarbando, si no te llevaba a donde abrimos y ahí está la presión, nada más que disminuye pero aún no ubicamos el tapón”.
Proteger a familias
Con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, lo que se intenta es proteger a las familias, es por eso que del Simas Madero aún envían agua a Luchana, y llega al sector donde vive el comisariado que, como una medida emergente, llena media docena de bidones de mil litros.
El agua se mantiene a disposición de la comunidad, sea que lleguen con sus vehículos, o sea que el comisariado tome el suyo para surtir. No falta además quienes ven un nicho de oportunidad en medio de la crisis y es por ello que un particular en su camioneta vende el agua llevándola a domicilio por un costo de 200 pesos, en tanto que del Simas Madero envían una pipa para que la gente no se quede sin el líquido.
Cabe resaltar que en el sitio también hay al menos tres purificadoras de agua, lo que ayuda a que los habitantes no tomen agua con altas concentraciones de arsénico.
El comisariado apuntó que el pueblo apenas cumplió su primer centenario y que otro factor que impide que el agua llegue a los domicilios son las constantes fallas en el suministro de energía eléctrica, por lo cual, con recursos del ejido se compró un transformador que pronto instalarán.
Rosario Muñoz, habitante de Luchana, participó de la conversación y dijo que a pesar de comprar agua a los particulares, ella también deben pagar el recibo del Simas, mientras en los domicilios deben usar el agua con la que lavan los trastes para poder bajar las descargas del sanitario.
“Si ahorita se fijó, el agua que sale del minisplit llena un bote y de esa usamos para lavarnos las manos y para el baño. Tengo ocho días así, usando el agua del minisplit. Las plantitas tengo mucho que ya ni las riego, apenas hoy les voy a poner."
“Anoche me surtieron y por eso sé que duramos una semana sin agua. Somos ocho en la casa porque llegan mis nietos el fin de semana; llegan con el papá a bañarse y se llevan un galoncito de agua. En la mañana mi hijo se va a trabajar y llega mi nuera y se lleva el galoncito para que se bañen. A veces hasta compramos un litro de agua purificada para lavarnos las manos”, dijo la señora.

En Santa Teresa
Cuauhtémoc Ulloa es un profesor normalista que no sólo demuestra un gran amor por su pueblo sino por su historia. Su vivienda se ubica justo frente a la secundaria y asegura que ningún plantel acapara el líquido porque en el ejido Santa Teresa fueron los habitantes quienes idearon en el pasado las líneas de conducción para abastecer los domicilios.
“Aquí el problema, como dijo el vecino, se arregló, pero no debió haber existido. Los sistemas de agua son una porquería, se vuelven como una caja chica de cada alcalde. Pero independientemente nunca habíamos tenido problemas con el agua en Santa Teresa porque la secundaria, en el pasado fue normal y luego volvió a ser secundaria técnica, y el tinaco que está arriba lo llenaban con la noria y surtía a la comunidad”.
El maestro dijo que los lugareños eran trabajadores de la escuela y en el pasado tenía un terreno que hoy luce lleno de viviendas. Fue en una inundación con agua de río que reubicaron a familias, por disposición del profesor Teodoro Aguilar Bermea.
“El sistema de agua que teníamos prácticamente era de la escuela normal, que pasó a la secundaria, y era el sistema que teníamos en la comunidad y no nos cobraban porque era agua salada, para las necesidades básicas. Si teníamos que tomarla, la bebíamos porque no había agua purificada, se transformó a potable en 1976. La gente grande de la comunidad, se trajo la toma desde Dolores con pico y pala abriendo la zanja”.
El maestro Cuauhtémoc Ulloa dijo que se invirtieron los recursos del ejido, luego llegó el agua potable por parte del municipio y se le dio una línea a la escuela porque dentro estaban las viviendas de los profesores. De ahí se derivó en ramales el agua potable para los vecinos.
Por eso se asegura que la comunidad construyó su propio sistema hídrico. El agua no fue problema hasta hace tres años atrás porque el pueblo de Luchana está dividido en dos y son dotados por Simas Madero y San Pedro, y los vecinos aledaños a Santa Teresa comenzaron a abrir zanjas para obtener agua, con lo cual la presión bajó y generó inconformidad.
“No se defendió entonces el agua, a la gente le tocó defender nuestro sistema. Somos solidarios y sabemos que esto fue pura desinformación, duramos tres o cuatro días que ni almorzábamos ni comíamos porque estuvimos cuidando que no se conectaran porque generaron contratos y permitieron instalar más viviendas pero hay fincas con albercas”.
EGO