Altamira y Tampico son dos de las cinco ciudades donde más se decomisan vapeadores en Tamaulipas, de acuerdo con información de la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris).
Entre marzo de 2024 y febrero de 2025 se incautaron en el estado más de dos mil sistemas electrónicos de administración de nicotina, cigarrillos y dispositivos vaporizadores, soluciones y mezclas usadas en los mismos.
Los principales focos de acción fueron Altamira, Matamoros, Reynosa, Tampico y Victoria, indica un reporte de la dependencia estatal, donde se admite que el consumo de tabaco y el uso de dispositivos electrónicos con sustancias químicas sustitutas representan un desafío de salud pública que requiere acciones decididas y coordinadas.
“En Tamaulipas, estas prácticas están asociadas con enfermedades graves como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer pulmonar y el cáncer de garganta, afectando tanto a los consumidores como a quienes están expuestos de manera pasiva”.
Se plantea que ante este panorama, el Gobierno de Tamaulipas ha implementado una estrategia integral que incluye operativos de vigilancia sanitaria y campañas educativas.
Se advierte que la legislación vigente en el estado está diseñada para minimizar los riesgos que estos productos representan, tanto para los consumidores como para quienes se exponen de manera involuntaria a sus efectos.
“Las autoridades sanitarias han desarrollado campañas informativas en redes sociales, publicaciones y actividades en escuelas, enfocadas en desalentar el uso de estos dispositivos entre niños, adolescentes y jóvenes”, se expone

Uso de cigarros electrónicos
Las investigaciones de la Comisión de Protección contra Riesgos Sanitarios han desmentido la idea de que los cigarrillos electrónicos son una alternativa más segura al tabaco.
Y es que además de los riesgos directos a la salud, sus residuos generan un impacto ambiental altamente contaminante, lo que amplifica su peligrosidad.
El psicólogo Ricardo Flores advierte que el uso de vapeadores entre adolescentes y jóvenes puede afectar significativamente su salud mental, pues la nicotina es muy adictiva y altera neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo, aumentando el riesgo de ansiedad, depresión e irritabilidad.
“Vapear puede llevar a una dependencia tanto física como psicológica, dificultando la concentración y el control de impulsos, algunos jóvenes lo hacen para aliviar el estrés o la ansiedad, pero les puede venir a provocar un círculo vicioso de adicción que empeora su bienestar emocional”.
El especialista recomendó fortalecer la comunicación entre padres, maestros y adolescentes para advertir de los riesgos que implica esta práctica tan dañina para la salud física y mental.

SJHN