Alejandro García, Virulo (La Habana, 1955), que le ha cantado al mole, a la torta cubana, al chile habanero, a Fidel Castro y a Donald Trump, reivindica el humor y la inteligencia, ante el choteo fácil.
“El humor y la música tienen una relación estrechísima. Ahí está el ejemplo de Les Luthiers, músicos de excelencia que se han dedicado al humor desde hace tiempo; incluso tuve la suerte de hacer unos conciertos con uno de ellos, Juegos Sinfoniquísimos, con Ernesto Acher.
El artista cubano, con 35 años en México y una esposa cineasta mexicana que lo volvió loco explicándole las diferencias entre tacos y los usos de la tortilla, regresa al Centro Nacional de las Artes para estrenar en el auditorio Blas Galindo su Memorias de Cuba el sábado 23 de agosto, a las 19 horas.
“En Cuba esto del humor se da con la música popular, sobre todo con la guaracha, el son; recordemos a Ñico Saquito, el autor de éxitos mundiales como 'María Cristina me quiere gobernar' o 'Cuidadito, Compay Gallo', una historia muy divertida de un perico que confunde a un gallo con una gallina”, cita.

No obstante, lamenta que haya una crisis de identidad en la actualidad en Cuba, donde la gente ya no se siente orgullosa de ser cubana y se oye más reggaeton que cha cha cha, guaracha o salsa.
Virulo prevé que ya no regresará a su país natal, después de que haber recibido ataques desde Miami y desde dentro de Cuba, por humoristas, luego de lanzar la canción “Con Cuba no te metas” con otros artistas icónicos, en la que cuestionaba a quienes piden una invasión militar de Estados Unidos a la isla.
“Claro que voy a estar en contra de que los gringos invadan Cuba”, dice el fundador del Centro Nacional de Promoción del Humor cuando dirigía el Conjunto Nacional de Espectáculos, creado para ayudar a los humoristas que hoy lo atacan. Se le menciona que en México hay quien también apoya una invasión militar de EU a México, que han insinuado Donald Trump y los funcionarios de su gobierno.
“La gente que pide eso es muy egoísta, muy miserable o muy estúpida. ¿No ven lo que es Estados Unidos?”, cuestiona.
“Cuba tiene que regresar a sus raíces históricas, culturales. Quienes han auspiciado ese encuentro entre cubanos para destruir la Revolución Cubana han hecho un daño terrible a las nuevas generaciones porque las han alejado de su cultura, de cosas importantes que deberían estar en el ADN de todos los cubanos. Yo me encuentro una generación de jóvenes que no saben nada de cultura cubana”, sostiene.
“Mi música tiene que ver con el son cubano, la guaracha, la música tradicional cubana muy guapachosa, muy bailable, una fórmula en la que el humor no está excluído. Soy como una mezcla entre Les Luthiers, Silvio Rodríguez y Ñico Saquito”, comenta en entrevista el cantautor de 70 años.

Virulo y su relación con México
Virulo, figura de la Nueva Trova Cubana que en los 60 fundaron Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Leo Brouwer, llevó su concierto basado en su libro inconcluso ‘Memorias de Cuba antes de que se me olviden’, al Centro Cultural Teopanzolco de Cuernavaca y ahora lo presenta en el Cenart, acompañado por los músicos del trío Calle Cuatro: Adán González, Édgar González y Carlos Pérez.
“Voy a tener un acompañamiento extraordinario. En algún momento va hasta a subir al escenario mi hijo, que está estudiando guitarra y me va a acompañar con 'Latin Lover', una vieja canción mía que habla de las relaciones de una francesa en París con un latinoamericano. Será un show variado”, confirma.
Llegó por primera vez a México en 1976 y por ahí de 1979, cuando promovía su espectáculo ‘El Génesis según Virulo’, el obispo de Cuernavaca entonces, Sergio Méndez Arceo, lo invitó a presentarlo en la catedral de la capital morelense, con un éxito inusitado, que le hizo pensar que dios tiene humor.
“Mi camino dentro de la Nueva Trova estuvo marcado por el humor. Los trovadores se inquietaban un poco porque yo metía una nota de humor a veces en los conciertos de la trova, que resultaban un poco monótonos, aburridos, y la gente reaccionaba de muy bonita manera —recuerda—. Siguiendo por ese camino escribí varios espectáculos que eran como de teatro musical, ópera son llamé al Génesis, que era una mezcla de ópera con ritmo de son, contando los pasajes más divertidos del Antiguo Testamento”.
El día que cantó en la catedral de Cuernavaca había hecho un concierto por televisión en el programa de Jorge Saldaña (‘Sábados con Saldaña’) junto con el compositor y humorista mexicano Chava Flores.
“Chava Flores me albureó como se le dio la gana y yo no entendía nada; estuvo muy divertido. Nos hicimos muy amigos. Me entendí mucho México con él y con su famoso libro ‘Relatos de mi barrio. Chava Flores’ a mí siempre me ha parecido un referente muy importante en el humor mexicano. Porque es donde se da el humor de hablar de las cosas chistosas, hablar de las cosas cómicas, sin dejar de lado las cosas del corazón. Muchas veces los cómicos se vuelven unos francotiradores que no se quieren comprometer con las cosas que están criticando. Esas cosas están pasando allá lejos.
“Chava Flores era un hombre que estaba muy cerca de todo lo que él estaba comentando. Y eso le pone una dosis de ternura. Y el humor sin ternura ni inteligencia se vuelve comicidad. Lo cómico es lo que provoca risa, pero un momento. Y lo humorístico provoca risa, pero también cosquillas al corazón y se queda adentro. A Chava Flores no se le ha dado el lugar que merece en la cultura mexicana”, sostiene.

Siempre hay un intento de disminuir lo que provoca risa y de engrandecer lo que provoca llanto, añade.
“Los bufones son muy importantes para el desarrollo y para todo. Ojalá las sociedades dieran un lugar más superlativo al humor. Y hablo de humor, no de comicidad, que es otra cosa importante y tiene su sitio. Pero el humor, como escribió (Wenceslao) Fernández Flórez cuando lo invitaron a ser miembro de la Real Academia de la Lengua, que me parece una referencia para entenderlo: 'El humor es un rostro sonriente al que asoma una lágrima'. Porque el humor critica, pero comprende, a diferencia de la comicidad que critica, destruye, pero a veces no comprende. Yo me inclino a hacer humor”, expone.
Dices que Dios debe tener mucho humor. ¿Y los políticos? Los mexicanos somos muy serios.
Fíjate que no coincido exactamente con eso. México tiene más sentido del humor que Cuba, y ha tenido en su historia grandes humoristas, desde Jorge Ibargüengoitia hasta Germán Dehesa. Su sentido del humor es mucho más culto y elaborado que el cubano, incluso en los cómicos populares: Cantinflas hacía un ejercicio del idioma tremendo. En Cuba tenemos a Tres Patines (Leopoldo Fernández), que tenía un guionista extraordinario, un catalán, Cástor Vispo, al que nunca se le da crédito pero era el verdadero genio del programa ‘La tremenda corte de Tres Patines’. Pero el humor cubano siempre ha sido y sigue siendo más de choteo, no tan elaborado, de pastelazo, más directo. En México es un problema social: hay población que gusta más del humor de pastelazo; otra, más sofisticado, exquisito. Me he identificado mucho con el humor mexicano, hace años le produje un disco a Víctor Trujillo cuando tenía el personaje de La Beba Galván, se llamaba ‘Entre cojines y flores’, todo juego de palabras.
¿Por qué los políticos tienen miedo al humor?
Porque el humor los desnuda, tiene un poder. Hay un chiste muy viejo para ejemplificar lo que sucede con el humor: en un pueblo, Atanasio, en medio de un rezo muy importante en la iglesia, se echa un pedo. Muy avergonzado, abandona el pueblo por 30 años. Le pica la nostalgia y regresa. Nomás al llegar al zócalo pregunta: “¿Y aquella farmacia que había en la esquina?”. “No, pues quebró cinco años después del pedo de Atanasio”. Todo mundo tenía al pedo de referencia. Eso pasa con los políticos, le tienen terror al pedo de Atanasio, porque además generalmente emiten ventosidades sin control; ahí tenemos a Vicente Fox, ejemplo típico del político mexicano que va dejando frases.
¿Fidel Castro se reía con el humor de Virulo?
Pues parece que sí. Incluso una vez hizo mención a un espectáculo que yo tenía que se llamaba ‘La esclava contra el árabe’, sobre dos telenovelas en la televisión cubana, una brasileña y una mexicana. Hice un espectáculo mezclando ambas y fue una locura, a la gente le encantó, estuvo en el teatro Carlos Marx, para cinco mil personas; todo un año en cartelera con cuatro funciones en fin de semana llenas: 20 mil personas iban al teatro a ver la obra. Y Fidel, en un discurso, hizo mención al show. Yo creo que sí, él era un hombre divertido; era un hombre muy elegante, muy cabrón, pero también muy elegante en la manera de tratar a la gente. Y era un político con mucho sentido del humor, esa es una cosa que no abunda entre los políticos, que generalmente son secos, pragmáticos.
¿Sufriste censura en Cuba?
Fíjate que antes no, tengo más censura ahora que antes. Las cosas en Cuba han cambiado mucho. Yo digo públicamente que extraño a Fidel Castro, porque era un político extraordinario. Muchas cosas que están pasando ahora en Cuba no pasarían con Fidel Castro. Bueno, quiero pensar.
Por ahí de 2017 lanzaste una canción sobre Trump y su odio a los mexicanos, poco después de la visita de Barack Obama a Cuba y del concierto de los Rolling Stones en La Habana. ¿Tenías esperanza de cambios en tu país?
Fíjate, las señales eran buenas porque fue Obama, fueron los Rolling Stones, pero un mes después destituyeron al ministro de Cultura que era uno de los que había propiciado el concierto. Son de las cosas que van a acabar con la Revolución Cubana; no la van a terminar los gringos, la vamos a acabar nosotros mismos y la burocracia: esa estúpida, ignorante, sin sentido de humor y que se ha llevado entre las patas buena parte de las mejores cosas que hizo la revolución. Y es verdad que está el bloqueo, que hay una clara intención muy bien financiada de destruir la imagen de la revolución cubana, de enfocar las cosas desde los puntos de vista más oscuros de la revolución. Pero también hay mucha gente dentro de Cuba y dentro del mismo gobierno que está haciendo todo lo posible por destruir las mejores cosas de la revolución.

Y con 35 años en México, ¿qué opinas de que la alcaldesa Alessandra Rojo retiró las esculturas de Fidel y de Ernesto Che Guevara de un espacio público?
Me parece que es una cosa muy estúpida, son personajes históricos que ya murieron y que están en el corazón de mucha gente. La alcaldesa debe de ser una señora un poco ignorante y despreocupada de lo que piensen de ella; eso pasa muchas veces con la derecha, no le importa lo que la gente opine o lo que la gente diga. Dice: “Voy a hacer esto porque lo voy a hacer y punto”. Hay algo de eso. Y cuando ella ya no esté, pues traerán de nuevo las esculturas y las van a poner ahí nuevamente. Son cosas que me parecen muy tontas.
¿Cómo ves a México en general?
México vive ahora una etapa muy interesante porque por primera vez en los 35 años que llevo aquí veo gente realmente preocupándose por los pobres. México es un país con unas diferencias sociales brutales que si no las atiende alguien, ya al margen de derecha ni de izquierda, eso es una bomba de tiempo segura, que va a explotar en algún momento.
Ya ha explotado con el narcotráfico.
Ya explotó. Y además, ¿por qué sucede todo lo del narcotráfico? Porque no hay trabajo, porque no hay oportunidades, porque ¿a quiénes capta el narcotráfico? Pues a los más necesitados, esos son a los que tienen ahí de cabeza de turco y al final son los que pagan la carne de cañón del narcotráfico.
¿De qué manera México ha influido en el humor de Virulo?
Mira, lo primero es que llevo 38 años casado con una mexicana, que estudió cine aquí en el CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), culta, clase media con una visión muy solidaria con las causas de la izquierda mexicana. Yo digo que mi mujer es más comuñanga que yo. Yo no soy comunista, a mí no me gusta el comunismo, no es la solución de los problemas de la humanidad. Pero ella sí es de izquierda de verdad. Y creo que ella me ha influido mucho para entender a México.
¿Cuál ha sido el principal obstáculo en tu carrera para desarrollar el humor?
Los medios; no quieren comprometerse con el humor. A un humorista le dan una cobertura mucho menor de la que tienen los cómicos, que salen en televisión, los ve todo el mundo, porque su trabajo es más simple, más sencillo. Y el trabajo del humorista siempre es un poco más complicado, más enrevesado. No siempre se consigue esa carcajada que pretenden los medios, que quieren invertir en lo que les produzca ganancias inmediatas.
Virulo ya le cantó al mole, al taco, a la torta cubana y al chile habanero. ¿A qué le cantaría ahorita?
Le debo un espectáculo a México sobre la comida mexicana. Te confieso que soy un gran tragón, y me gusta mucho la comida mexicana. Ahora voy a estrenar, el 5 y 6 de septiembre, un espectáculo en Morelia que después voy a traer aquí, se llama ‘Marketing mexicano’, sobre los nombres de los negocios en México, que son de una variedad. Claro, es un espectáculo audiovisual, porque hay que mostrar los anuncios que encontré del tipo que dice: “Se inyectan asteroides”. O el de “Se vende gas profano”.
Hay una guardería que se llama 'Children a su Madre' y está una taquería enfrente del hospital de Cardiología, 'La Taquicardia'. He recopilado los nombres con fotos de esos negocios, tienen mucha imaginación. Hay una taquería buenísima que tiene una reproducción del Guernica detrás y se llama 'Picosso', escrito como la firma de Picasso; y está la cafetería en Coyoacán 'Harry Postres'. Ya lo terminé y creo que será un show divertido. Por eso te digo que en México hay mucho sentido del humor, incluso a nivel popular muy sofisticado, a diferencia de otros países de Latinoamérica que son más como Cuba, que son más del choteo, que son más de la burla directa, de la crítica directa.
¿Qué hace reír a un humorista como Virulo?
Sin que suene mamón: la inteligencia.