Luego de cuatro meses de espera, la noche de este 26 de agosto Shakira regresó al escenario del Estadio GNP Seguros para continuar con una serie de conciertos con los que ha roto récords en México y el mundo, denominada Las mujeres ya no lloran World Tour.
Ante casi 65 mil asistentes, la cantante retomó en México esta gira que ya había hecho historia en marzo, con siete presentaciones agotadas en el mismo escenario.

Aunque no hubo lluvia, el concierto comenzó más de una hora tarde y aunque hubo alguna rechifla, por lo general el público se entretuvo haciendo “olas” en las gradas. Unos minutos antes de las 22:00 horas se apagaron las luces y la cantante caminó entre el público para subir al escenario junto a su grupo de bailarines. Comenzaron los primeros acordes de “La fuerte”, canción con la que marcó el tono de empoderamiento y sororidad que tuvo toda la presentación.
“Es mi casa, que lindo estar aquí, en esta segunda vuelta en un país que amo tanto. Gracias por todo lo que me dan, se lo merecen todo, esta loba se reencuentra con su manada mexicana, porque esta noche y siempre somos uno”, dijo la colombiana antes de poner a todos a cantar “Inevitable”.
Luego vino “Acróstico”, que cantó de manera virtual junto a su hijo Sasha, que apareció en una de las pantallas. Durante poco más de dos horas, la colombiana recorrió casi tres décadas de éxitos musicales, rodeada de pantallas monumentales, juegos de luces, pirotecnia, pulseras que cambiaban de color al ritmo de la música y coreografías que confirmaron por qué es considerada la artista latina más influyente del planeta en la actualidad.

El repertorio combinó canciones recientes con himnos que han definido a varias generaciones. Así, tras “Te felicito”, “La bicicleta” y “Monotonía”, vinieron clásicos como “La tortura” “Ojos así”, “Pies descalzos” y “Las de la intuición”, mientras muchos de los asistentes, hombres y mujeres, agitaban las ya emblemáticas pelucas moradas que han distinguido este tour.
Más adelante, la barranquillera hizo un guiño a la cultura mexicana interpretando “Ciega, sordomuda” acompañada por el Mariachi Gama 1000, gesto que desató una ovación prolongada y gritos de “¡Shakira, hermana, ya eres mexicana!”.
Los momentos más celebrados fueron, sin duda, al ritmo de “Waka Waka”, tema con los que convirtió el estadio en un auténtico carnaval, para continuar con “Ojos Así”, fusión de ritmos árabes y latinos que la artista ha convertido en su sello personal.
El concierto cerró cerca de la medianoche con “Whenever, wherever” y un estadio iluminado por miles de celulares que acompañaron los últimos acordes. El grito de “¡Otra, otra!” se escuchó hasta que Shakira volvió brevemente al escenario para agradecer y despedirse con “Loba” y “BZRP Music Session #53”, provocando un grito ensordecedor ante la frase: “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”.

Con esta nueva fecha, Shakira acumuló ya ocho de 12 presentaciones en la capital del país, como parte de Las Mujeres Ya No Lloran Tour.
Ningún otro artista femenino había logrado una cifra semejante en el Estadio GNP Seguros, ni otro país ha sido tan visitado por Shakira en esta gira, lo que confirma la predilección de la cantante por el público mexicano.
La historia no termina en la capital, pues la gira continuará en Querétaro, donde se presentará el 2 y 3 de septiembre en el Estadio Corregidora. Después seguirá en Guadalajara (6 y 7 de septiembre, Estadio Akron), Puebla (11 y 12 de septiembre, Estadio Cuauhtémoc) y que cerrará regresando a CdMx el 18 de septiembre.
Claves
Cifras
Según Billboard, este tour ha sido el segundo más taquillero del mundo en 2025, superando un millón de entradas vendidas y una recaudación de 130 millones de dólares.
La única
Con estas presentaciones la cantante se mantiene como la única artista latina entre los 10 primeros lugares globales en ingresos por gira.
Récord
Hasta ahora, la colombiana es la única artista con 12 conciertos agotados en el mismo recinto de CdMx, donde hasta ayer la han visto más de medio millón de personas.
Con Las Mujeres Ya No Lloran, Shakira no solo trajo de vuelta su catálogo de éxitos, sino que consolidó un mensaje: el dolor puede transformarse en espectáculo y el desamor en una celebración compartida. La barranquillera convirtió cada canción en un puente emocional con sus seguidores, quienes, al salir del recinto, repetían una y otra vez que lo vivido esa noche fue más que un concierto: fue una catarsis colectiva.
