El nombre de Hugo Sánchez Márquez, considerado uno de los máximos exponentes del futbol mexicano y latinoamericano en Europa, suele aparecer en la eterna discusión de cuántos Balones de Oro hubiera ganado si en su época el premio hubiese sido más incluyente. Sus estadísticas en la liga española, especialmente con el Real Madrid, lo colocan entre los mejores delanteros del mundo de mediados y finales de los años 80.
Durante sus años en España, Hugo Sánchez disputó 12 temporadas, primero con el Atlético de Madrid y después con el Real Madrid, donde alcanzó la cima de su carrera. Entre 1985 y 1990 ganó cinco títulos consecutivos de liga con los merengues, marcando 208 goles en 283 partidos oficiales con la camiseta blanca.
En la campaña 1989-90 firmó una de las hazañas más extraordinarias de la historia: 38 goles en 38 jornadas de liga, cifra que igualó al legendario Telmo Zarra y que se mantuvo como récord durante más de dos décadas hasta la irrupción de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Lo más asombroso fue que todos esos tantos los marcó con un solo toque, confirmando su etiqueta de rematador letal.

Sánchez fue cinco veces Pichichi de la liga española, la última de ellas con ese registro de 38 goles. Ningún extranjero antes había dominado de esa manera el goleo en España, y en sus mejores años superó a figuras de talla mundial como Gary Lineker, Emilio Butragueño, Paolo Futre o Julio Salinas.
En ese periodo, de acuerdo con especialistas y estadísticos, Hugo hubiera sido candidato sólido al Balón de Oro al menos en tres ediciones: 1986, 1988 y 1990, cuando su rendimiento goleador y títulos colectivos lo ponían en la élite europea.
El cerco europeo evitó la distinción
La gran razón por la que nunca fue considerado radica en las reglas de la época. El Balón de Oro, creado en 1956 por la revista France Football, se otorgaba exclusivamente a futbolistas europeos que jugaran en clubes de Europa. Hasta 1995 no se permitió la participación de jugadores no europeos, lo que dejó fuera automáticamente a figuras de talla mundial como Diego Armando Maradona, Romário, Enzo Francescoli y el propio Hugo Sánchez.
“Si en mi época se hubiera permitido votar por no europeos, seguramente habría ganado uno o dos Balones de Oro”, declaró el propio Sánchez en una entrevista para AS en 2010, convencido de que sus cifras hablaban por sí mismas.

En 1986, año en el que explotó con el Real Madrid, Hugo firmó 22 goles en liga y lideró al equipo a un título que marcaría el inicio de la “Quinta del Buitre”. Sin embargo, el galardón fue para el soviético Igor Belánov, quien ganó la Eurocopa con la URSS.
Dos años después, en 1988, Sánchez acumuló 29 goles en liga y otro título de campeón, pero el reconocimiento terminó en manos del neerlandés Marco van Basten, figura del Milan y la selección de Países Bajos campeona de la Euro.
En 1990, con sus 38 goles en liga, Hugo tenía méritos para competir de tú a tú con Lothar Matthäus, el alemán que ganó ese año el Balón de Oro tras conquistar el Mundial de Italia. La diferencia fue que el reglamento no permitía ni siquiera poner al mexicano en la lista de nominados.
El ojo clínico sobre el galardón
A pesar de estas restricciones, especialistas en historia del futbol como Alfredo Relaño, Sid Lowe o Pedro Flores Linares en México, han sostenido en columnas que Hugo hubiera ganado al menos un Balón de Oro y sido finalista en dos ocasiones más, de haber sido elegible.

El legado de Hugo también fue reconocido años después: en 1990 recibió la Bota de Oro europea como máximo goleador de ligas del continente, y en 1999 la IFFHS lo colocó en el top 25 de los mejores delanteros del siglo XX.
La ausencia de su nombre en los registros del Balón de Oro se explica más por limitaciones administrativas que por falta de calidad. “El mexicano era tan determinante como lo fueron Van Basten o Lineker, solo que nació en un país que no era parte del juego político del premio”, comentó en su momento el periodista francés Jean-François Pérès.
En la memoria del aficionado queda la certeza de que Hugo Sánchez no necesitó un Balón de Oro para consagrarse como ídolo. Sus chilenas imposibles, su efectividad en el área y sus festejos acrobáticos lo inmortalizaron en España y en México.

Hoy, cuando se revisan los registros históricos, su nombre aparece en las comparaciones con los más grandes. Hugo Sánchez representa al jugador que, sin importar fronteras ni reglamentos, demostró que el talento latinoamericano podía brillar en Europa con fuerza de oro.
Las estrellas latinoamericanas que no brillaron en la gala
Durante décadas, el Balón de Oro se entregó únicamente a futbolistas europeos, lo que dejó fuera a varias leyendas latinoamericanas que marcaron época en el futbol mundial. La restricción, vigente de 1956 a 1994, impidió que jugadores de América Latina recibieran el reconocimiento a pesar de sus gestas históricas.
Entre los nombres más mencionados está Pelé, quien ganó tres Copas del Mundo con Brasil (1958, 1962 y 1970) y anotó más de 1,200 goles a lo largo de su carrera. El astro del Santos nunca pudo competir por el premio, aunque en 2014 la revista France Football le otorgó de manera honorífica siete Balones de Oro que, según el medio, habría ganado de no existir la restricción.
Otro caso emblemático es Diego Armando Maradona. El argentino conquistó el Mundial de 1986 con actuaciones memorables y fue figura en el Napoli, donde ganó dos títulos de Serie A, una Coppa Italia y una Copa de la UEFA. Sin embargo, pese a ser considerado el mejor jugador de su tiempo, no tuvo acceso al galardón europeo durante la cúspide de su carrera.

Garrincha, apodado “La Alegría del Pueblo”, también quedó relegado. El brasileño fue clave en los títulos mundiales de 1958 y 1962, donde brilló con su regate único. En el Mundial de Chile fue designado mejor jugador del torneo, pero jamás pudo aspirar al Balón de Oro.
El uruguayo Enzo Francescoli, ídolo en River Plate y campeón de la Copa América en 1983 y 1987, también fue víctima de la regla. Su calidad técnica y su estilo elegante lo convirtieron en referencia del fútbol sudamericano, aunque en Europa solo se le reconoció a nivel de clubes en Francia e Italia.
Romário y el antes mencionado Hugo Sánchez figuran entre los jugadores que pudieron haber competido en los años 80 y principios de los 90. El mexicano fue cinco veces Pichichi en España con el Real Madrid, mientras que el brasileño lideró al PSV y luego al Barcelona con registros goleadores sobresalientes antes de coronarse campeón mundial en 1994.
El cambio de reglamento llegó en 1995, cuando George Weah se convirtió en el primer jugador no europeo en recibir el Balón de Oro gracias a sus actuaciones con el AC Milan. A partir de entonces, figuras como Ronaldo, Ronaldinho, Kaká y Messi han podido levantar el trofeo, ampliando el alcance global del premio.

La exclusión histórica de los latinoamericanos es un recordatorio de cómo las reglas iniciales del Balón de Oro limitaron su prestigio. Hoy, revisando cifras, títulos y el impacto de estas leyendas, la conclusión es clara: varias de ellas habrían escrito su nombre en la lista de ganadores mucho antes de que la FIFA y France Football abrieran las puertas al mundo entero.
CIG