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Ibeth Zamora, 'La Roca' otomí que resistió en San Cristóbal Huichochitlán: "Cuando supieron que entrenaba boxeo, se burlaban de mí"

El primer ring que enfrentó no estaba hecho de lona ni de cuerdas tensadas, sino en su comunidad otomí en Toluca; ese fue su primer combate: la discriminación dentro de su propia gente.

El primer ring que enfrentó Ibeth La Roca Zamora no estaba hecho de lona ni de cuerdas tensadas. Estaba en San Cristóbal Huichochitlán, su comunidad otomí en Toluca. Allí no había reflectores ni aplausos, solo prejuicios. “Cuando supieron que entrenaba boxeo, se burlaban de mí. Me seguían, me miraban correr y decían en otomí: no va a llegar a nada”, recuerda.

Ese fue su primer combate: la discriminación dentro de su propia gente. 

Para mí fue muy fuerte, porque eran mis vecinos, la misma comunidad. Pero esas palabras que me dolían, también me encendían. Y entonces dije: quiero ser campeona del mundo”.

Lo fue, tres veces. Campeona nacional, campeona mundial, campeona de su propia vida. Pero su historia no cabe en un palmarés: es la memoria viva de cómo una mujer otomí desafió usos y costumbres que aún hoy limitan a las niñas. 

“Todavía estamos combatiendo varios usos en los que, si estudias la secundaria, ya es mucho porque eres mujer. Todavía escuchas: ¿para qué estudias, si eres mujer?”.

Zamora se hizo fuerte entre la falta de vestidores y baños para mujeres en los gimnasios, entre micromachismos disfrazados de chistes, entre tabúes que intentaban silenciarla. “Quizás no llegué hasta donde quería, pero me quedo con que las mujeres tenemos derecho a practicar un deporte de contacto. Ojalá haya quedado ese granito de arena”.

La decisión del adiós tampoco fue sencilla. Llegó como un golpe seco, con la enfermedad de su madre y el reloj biológico marcando el ritmo de otra batalla: la maternidad. “Un doctor me dijo: físicamente estás bien, puedes seguir peleando… pero dime, ¿qué vale más? ¿Una pelea, un título o tu hijo?”.

Ese día eligió. “El hijo de mis hijos, el hijo de mi familia. Fue duro, pero estoy contenta. El boxeo me dejó lo más importante: grandes amigos y a mi esposo. A través del boxeo conocí a mi compañero de vida”.

El retiro la encontró con un cinturón más. Perdió el título minimosca, pero no quiso irse con ese sabor amargo. “No me podía retirar así”, se dijo. Volvió, subió de división y se convirtió en campeona mosca. Ese fue su cierre. No la derrota, sino el puño en alto de quien escribe su propio final.

El recuerdo de sus padres, Baltazar y Valentina, la acompaña siempre. “Mis papás nos educaron igual a mis hermanas y a mí. Nos mandaban a cargar cajas, descargar camionetas. Nunca hubo diferencia entre hombre o mujer. Eso me dio la fuerza para no rendirme”.

Hoy, Ibeth La Roca Zamora observa el boxeo femenil consolidado, festeja que otras lo vivan con menos cadenas. Y mientras tanto, escribe otra historia lejos del ring: una maquila de ropa fundada junto a su esposo durante la pandemia, nacida con una máquina casera que cosía cubrebocas y que hoy da empleo y futuro.

El último round de su carrera no tuvo nocaut, tuvo silencio. El silencio de San Cristóbal Huichochitlán al verla caminar sin guantes, sin público, solo con la memoria de quienes alguna vez la menospreciaron. Y ahora, en cada esquina, ese eco se transforma en respeto.

“Recuerdo cuando gané mi primer campeonato, cuando levanté mi primer título del mundo. Y pienso en la gente que prendía la televisión, que se desvelaba para verme pelear. A todos ellos, gracias por creer en La Roca”.

​Y así, mientras el sol se apaga sobre Huichochitlán, ella sigue caminando. No se retiró: cambió de ring. Cada vez que una niña otomí decida ponerse los guantes sin pedir permiso, ahí estará Ibeth Zamora, como un eco de resistencia, como la certeza de que la fe en uno mismo puede callar hasta la burla más cruel.

​​FCM


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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