Una mirada inédita dirigida hacia Rigoletto, de Giuseppe Verdi, una de las óperas emblemáticas del repertorio mundial, es la que ofrece el director de escena Enrique Singer con la producción de esta puesta en escena en el Palacio de Bellas Artes.
La trama se ubica en la sociedad contemporánea con la pretensión de hacer una fuerte crítica al patriarcado y al sometimiento femenino.
“La línea curatorial que tiene Rigoletto está muy dedicada a aspectos sociales que son de interés en la actualidad. Me pareció genial porque yo comparto la idea de que la ópera tiene que conectarse con nuestros problemas, con nuestra sociedad, de manera muchísimo más directa. Normalmente lo que estamos haciendo son óperas basadas incluso en la estética y en la manera de ver el mundo europeo; la ópera debe hablar también de nuestra realidad y me encantó la idea de revisitar esta obra”.
Con esa reflexión Singer, uno de los directores de escena más reconocidos de México, con una trayectoria de casi cuatro décadas en teatro, ópera y televisión, agregó que esta versión es distinta a la que dirigió en 2014, también en el máximo recinto cultural de este país.
Dijo que México es una nación muy distinta a la de aquellos años, por lo que el público se llevará una sorpresa con esta nueva versión que tendrá temporada del 8 al 18 de mayo.

Una obra de denuncia
El equipo integrado por Alfredo Daza alternando con Jorge Lagunes en el papel de Rigoletto; Leticia de Altamirano, como Gilda; Arturo Chacón-Cruz alternando con Leonardo Sánchez como el duque de Mantua, y Guadalupe Paz como Magdalena, es prácticamente el mismo que hizo la anterior puesta en escena, comentó.
“Lo que sí puedo decir es que ya no se podía hacer Rigoletto de esa manera. Rigoletto es una pieza, un drama que, sin lugar a dudas, es una denuncia cruda y total sobre su sociedad. Es de las obras que conozco que es una recriminación con mayor asertividad sobre el mal uso del poder en todos los órdenes”, dijo Singer, quien estuvo acompañado por Benjamín Pionnier, director concertador, Leticia de Altamirano, y Alfredo Daza durante la conferencia de prensa.
Si bien no se puede hacer una denuncia de lo que se hizo hace 174 años porque las cosas han cambiado, la trama de Rigoletto gira en torno a temas como el abuso de poder, la corrupción moral, la hipocresía social, la fragilidad de la condición humana y la violencia machista, cuya tragedia se desarrolla cuando Rigoletto, un bufón jorobado, en un intento de proteger a su hija del duque de Mantua, para quien trabaja, desata una historia de venganza y pérdida.
A más de 170 años de su estreno, Rigoletto es profundamente actual en una época en la que se discuten el poder patriarcal, la violencia hacia las mujeres, la corrupción y la desigualdad, convirtiéndose en un espacio para el análisis y la reflexión, por eso: “Decidimos traer a México ese suceso, y ubicar la ópera en los años 60. La razón obedece a que, esa década fue un parteaguas en la cultura no nada más en México sino en el mundo. En realidad se podría dividir la historia antes y después de ese momento”.

En esos años, recordó Singer, aparecen muchas cosas nuevas, entre ellas la segunda ola del feminismo, pero también se libera la sociedad, los estudiantes salen a las calles, pero a pesar de que hay una liberación, al mismo tiempo conviven con movimientos conservadores: “Con una visión muy masculina de la forma de conducir a la sociedad, todavía vivimos bajo un régimen y un poder absolutamente masculino y patriarcal, es un momento muy interesante de cambio, y yo creo que la ópera habla de ese cambio en la medida en la que Gilda es una muchacha que lo que quiere es liberarse, salir de su encierro, salir de ese mundo que la tiene atrapada; si lo logra o no, ya se verá en la obra”.
Tres columnas
A Singer le pareció interesante ubicar Rigoletto en ese momento en México, donde también las estructuras políticas y religiosas tenían un peso total.
Es la segunda pieza de la Compañía Nacional de Ópera que sigue con la línea curatorial programada para 2025 sobre la denuncia contra el abuso del poder, la violencia patriarcal y el machismo.
“Hay tres temas que tiene Rigoletto y que están mencionados en la ópera: patria, familia y culto, son las tres columnas que yo siento que incluso están dichas de manera tácita, textual, como los tres grandes poderes que hay que complacer. Rigoletto finalmente dice que no por el amor que le tiene a su hija, me parece que esos tres poderes se sintetizan en esta obra”.
En Rigoletto, Verdi toca el poder religioso, el político y familiar con la estructura familiar y patriarcal: “Siento por eso que la obra de Verdi, al tocar esas fibras, fue censurada, muy censurada, y todavía puede ser que haga cosquillas, ojalá haga cosquillas entre nuestra sociedad”.
Evidentemente, dijo, está muy nervioso porque la puesta en escena tiene un riesgo, aunque espera que esté a la altura de los artistas que lo rodean y del público que asista al Palacio de Bellas Artes.