Esta semana en España volvió a desatarse una polémica ya muy sobada sobre la lectura. Una celebridad que lee muy poco dijo que “leer no te hace mejor persona”. Es una estrategia muy contemporánea: llevar un tema hacia lo moral, hacia el buenismo. Y entonces llueven los mismos argumentos que ya aburren: que si Hitler y Stalin eran lectores, que el asesino de Lennon leía The Catcher in the Rye, y memeces parecidas.
El que no quiera leer, que no lea, pero no se ande justificando con argumentos que ya de por sí delatan su falta de lecturas.

Creo que ver futbol o series o cine o comer pepino tampoco nos hace mejores personas. Pero eso nadie lo juzga y ahí no hay debate. ¿A qué viene, entonces, enjuiciar la lectura por sus efectos en la bondad de los seres humanos?
Desconozco qué pueda hacernos mejores personas. Supongo que no los ejercicios espirituales ni asistir a la iglesia los domingos ni rezarle a un dios ni afiliarse a un partido de ultraizquierda ni volverse vegetariano ni echarles margaritas a los puercos ni hacer yoga ni pasar tres días en la Selva Lacandona ni tirar la primera piedra ni ayunar ni retuitear frases bonitas ni llegar casto al matrimonio.
Y el que sí lo sepa lo sabrá porque tiene su propia definición de “buena persona”. Tal como buenas personas enviaron a otras a la hoguera y buenas personas encerraron en prisión a Oscar Wilde y tal como últimamente los más buenos de las redes sociales son los más malvados para la otra facción de buenos.
Sabemos que se han lanzado programas de lectura que hablan de “ser mejores” a través de los libros, pero nunca llegan a buen puerto. También hay mucho novelista contemporáneo que se ha echado encima la fantasía de enseñarnos a portarnos bien a través de sus obras.
¿Qué buena novela nos enseñaría a ser mejores? ¿Crimen y castigo, Lolita, Psicópata americano, Nostalgia de la sombra, Los hermanos Karamazov, Meridiano de sangre, Temporada de huracanes, Ulises, El conde de Montecristo?
Don Quijote moraliza, pero uno no sale más bueno luego de leerlo. Ni siquiera Sancho se vuelve mejor por escuchar los consejos de su amo. El famoso rey filósofo fue una mala idea de Platón. Ni la Ilíada ni la Odisea son manuales de buena conducta.
Al contrario, la tradición marca que la lectura nos hace peores personas. Por eso hubo un Index librorum prohibitorum, por eso sigue habiendo muchos libros censurados y miles de escritores han sido ejecutados, por eso hay que enñoñar algunos libros y borrarles las palabras ofensivas, por eso le sacaron un ojo a Salman Rushdie y por eso las mujeres no debían leer Madame Bovary ni tantas otras novelas.
Lo que sí se nota es que leer nos hace más libres. Pero la libertad, para buena parte del mundo, no es ninguna virtud.
AQ