Cultura
  • Aníbal Angulo: el artista que llegó del mar

  • Fotografía

La obra de Aníbal Angulo abarca el dibujo, el grabado, la fotografía, la pintura y la escultura. (Galería de Arte Antonio López Saenz)

El fotógrafo transitó del erotismo a la abstracción, del cuarto oscuro en 1968 a la contemplación del mar en Baja California Sur. Este perfil revisita sus obsesiones.

Cuando entré al auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología vi a dos personas que me parecieron un tanto estrafalarias, pero sumamente cautivadoras, como salidas de un western. Con bigotes zapatistas, el fotógrafo Aníbal Angulo y el artista conceptual Felipe Ehrenberg escuchaban a Raquel Tibol durante una de las mesas del I Coloquio Latinoamericano de Fotografía, organizado en 1978 por Pedro Meyer y la plana mayor del recién creado Consejo Mexicano de Fotografía (CMF)[1], del que Aníbal y Felipe eran parte, al igual que Enrique Bostelmann, Lázaro Blanco, Graciela Iturbide, Lourdes Grobet, José Luis Neyra, Julieta Giménez Cacho, Pablo Ortiz Monasterio, Katya Mandoki y la misma Tibol, entre varios más.

A Felipe no lo conocía, aunque poco después sería uno de mis mentores cuando Mongo y yo publicamos la revista contracultural La Regla Rota. De Aníbal conocía —cómo no— sus fotografías, publicadas en revistas como Cinelandia, Caballero, Eclipse, Eros y Él. Inquietantes fotografías eróticas, sobre todo para un veinteañero como yo. La hermosa actriz Helena Rojo, la no menos bella Macaria y una pléyade de mujeres anónimas posaron para su cámara, e incluso hombres, como el actor José Alonso, quien a los 17 o 18 años le había pedido a su amigo Aníbal que lo fotografiara desnudo y le hiciera close ups, un portafolio que le valió la entrada a los estudios de Televicentro —revistas que, por cierto, desaparecerían poco a poco víctimas de la censura oficial.

Al año siguiente me incorporé al CMF y tuve la oportunidad de conocer y trabajar con estos personajes de tintes legendarios. Se pensaba ya en la organización de un segundo Coloquio Latinoamericano y en un Primer Coloquio Nacional. Fueron años de intensos intercambios y de gran camaradería, con reuniones en restaurantes, bares y casas, con frecuentes visitas de fotógrafos y artistas de América —sobre todo cubanos— y de Europa.

Aníbal se fue a la Ciudad de México en el convulso año de 1968. Había nacido en La Paz, el 24 de agosto de 1943. Estudió en la Escuela Normal Urbana de la Paz, por consejo de su padre, aunque hizo algunas incursiones en el teatro estudiantil. “Primero estudia para que tengas algo de qué vivir y después te vas”, le había dicho ante las intenciones de Aníbal de ser artista y salir de la apacible ciudad costera, para seguir el ejemplo de su amigo Carlos Olachea, pintor, que había conseguido una beca para estudiar fuera del estado.[2]

“No recuerdo exactamente cómo se cruzaron en mi camino Manuel Ojeda y Carlos Olachea”, escribe Aníbal. “Ellos estudiaban en México y venían de vacaciones. Estos dos personajes fueron quienes —sin ellos saberlo— acentuaron en mí la pasión por el arte. Carlos venía acompañado por amigos y maestros de San Carlos, donde estudiaba. Los repartía en casa de sus amigos. Así compartí mi casa con Javier Arévalo, Francisco Moreno Capdevila, Santos Balmori, Zalathiel Vargas, Fernando Curiel y otros. La sobremesa en casa y los ratos bajo una palapa con todos ellos me orillaron a tomar una decisión: tenía que irme a México a estudiar pintura”.[3]

En la capital vivió en el departamento de Manuel Ojeda, Ignacio del Río y Juan Melgar, actores y también paceños. El 2 de octubre de 1968 Aníbal tenía la intención de tomar fotografías en la Plaza de las Tres Culturas, pero un amigo le pidió ayuda con el revelado y la impresión de unas fotos urgentes y pasaron la tarde en el cuarto oscuro. Por la radio escucharon lo que estaba pasando. Aníbal, conmocionado, se pregunta qué habría ocurrido de haber asistido al mitin de Tlatelolco aquella tarde fatídica.

Fue durante un ensayo para una obra de teatro, en la que actuarían Héctor Bonilla y José Alonso, cuando este último comentó que necesitaba un portafolio para un casting, y Aníbal, sin ser fotógrafo ni haber estudiado esa disciplina, salvo algunos rudimentos en la Normal, le propuso tomarle diez o quince fotos por 500 pesos. “Así empezó mi carrera de fotógrafo”.

Además de su trabajo con modelos y de fotos publicitarias, Aníbal empezó a desarrollar un trabajo experimental que consistía en la manipulación y alteración de la imagen fotográfica para crear obras casi abstractas, en las que se distinguían formas y partes de cuerpos desnudos —vellos, muslos, senos—, casi siempre femeninos, en tonos verdosos, azules y sepias. “Mi objetivo era utilizar la cámara como una herramienta, como el pincel de un pintor o el cincel de un escultor”, dice Aníbal, y “transgredir todos los cánones de Kodak”. Continúa: “Los pintores dijeron que yo no era fotógrafo, que era pintor, y los pintores dijeron que yo no era pintor, que era fotógrafo. Quedé durante un tiempo en tierra de nadie”. De estas primeras obras el fotógrafo Nacho López dijo, en una Bienal en 1980, que “en el terreno de la estética y auténtica innovación están los desnudos de Aníbal Angulo, imaginería cargada de significaciones sexuales y sensuales, dicho con alarde de técnica, originalidad nunca vista en otro lado”.[4]

El trabajo de Aníbal fue ciertamente novedoso y transgresor pues la mayoría de los fotógrafos de México y América Latina se enfocaba en cuestiones sociales y de denuncia. Sin embargo, esa novedad y originalidad le valieron el reconocimiento del gremio.

Con la era digital plenamente instalada ya en el mundo, Aníbal empezó la transición a la pintura, la gráfica y la escultura. “Ya no tiene sentido”, pues “todo se puede hacer con Photoshop”, dijo.[5]

Después de labrarse una meritoria y prolífica carrera como fotógrafo en la Ciudad de México, Aníbal decidió regresar a La Paz, tres décadas después, donde promovió la creación del Instituto Sudcaliforniano de Cultura; allá dirige la Galería Carlos Olachea, que fundó en homenaje a su amigo, y vive entre la inmensidad del mar y el desierto de arena blanca.

En 2017 fui a La Paz, invitado por Aníbal a ser jurado del concurso Fotosensible, y conocí su casa, con un enorme y misterioso jardín lleno de plantas y objetos diversos. “Baja California Sur es realmente su inspiración. El artista saca a flote lo que vivió, lo que lo influyó, lo que lo agredió, lo que lo entusiasmó”, se lee en una entrevista con Aníbal, y él prosigue: “Yo recuerdo mi infancia muy feliz aquí en el mar. Yo nací a una cuadra del malecón, entonces el mar era mi jardín. No recuerdo haber ido al mar en fin de semana como se acostumbra porque todo el día estaba en el agua, todo el día estaba en el mar porque era mi patio de recreo. El mar, el paisaje, el aire, la lejanía son elementos que traigo muy adentro”.[6]

Aníbal pudo decir, entonces, con Kavafis, “Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas”.

'Bajo la piel del tiempo. Obra plástica de Aníbal Angulo' recopila una parte significativa de la obra plástica del fotógrafo y fue publicado en 2016 por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura, BCS. Jorge Ricardo Fuentes Maldonado (coordinador editorial); Patricia Mendoza, Emma Cecilia García Krinsky (compiladoras), y Carlos Contreras de Oteyza (fotógrafo).

Notas

[1] Sobre el Consejo Mexicano de Fotografía y el I Coloquio Latinoamericano de Fotografía puede verse la muy completa tesis de posgrado de Anna Susi, “Identidades. De la Bienal de Gráfica a los Coloquios Latinoamericanos de Fotografía”. Posgrado en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México. Disponible en tesiunamdocumentos.dgb.unam.mx/ptd2009/agosto/0646361/0646361.pdf

[2] He tomado varios datos de la entrevista de Modesto Peralta Delgado, “Aníbal Angulo, el hacedor de cosas”. CulCo BCS. Disponible en culcobcs.com/cultura-entretenimiento/anibal-angulo-el-hacedor-de-cosas/


[3] Aníbal Angulo. “A 33 años de la muerte de Carlos Olachea. Una semblanza de Aníbal Angulo”. CulCo BCS. Disponible en culcobcs.com/cultura-entretenimiento/a-33-anos-de-la-muerte-de-carlos-olachea-una-semb


[4]BCS Noticias, “Aníbal Angulo, el maestro de la plástica sudcaliforniana”. Disponible en bcsnoticias.mx/anibal-angulo-el-maestro-de-la-plastica-sudcaliforniana/


[5] Ibid.


[6]  Entrevista con Aníbal Angulo. Visión humanista. Revista Académica de la Universidad Mundial Baja California Sur. Disponible en universidadmundial.edu.mx/wp-content/uploads/2021/06/Anibal-Angulo.pdf

AQ

Google news logo
Síguenos en
Rogelio Villarreal
  • Rogelio Villarreal
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.
Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto