Carlos Saura presentó el libro El Aragón de Saura, una recopilación de fotos, dibujadas, rediseñadas o retocadas, en las que recuerda su natal Huesca y el folclor de la tierra de su infancia.
“Yo inicié a ser fotógrafo porque cuando era niño, había una niña preciosa que me gustaba y le pedí a mi padre una cámara, le tomé una foto, la revelé, le puse un corazón y le escribí: 'te amo', ella nunca me respondió. Pero aprendí muchas cosas de aquella experiencia: a tomar una foto, a expresar un sentimiento por medio de una imagen y a no confiar en las mujeres”, dijo Saura en un tono que estaba entre la añoranza y la broma.
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Posteriormente, habló sobre su relación con el cine y su gusto por hacer películas, “sin pensar en el público, sino en lo que me gusta. Sé que parece una barbaridad, pero en cierto soy un empleado que escribe, sobrevivo haciendo guiones, pero siempre he hecho lo que me gusta: la fotografía, dibujar, incluso he incursionado en el peligroso oficio de la literatura, que es sufrir divirtiéndose”.
El fotógrafo y cineasta de Huesca discurrió acerca de lo que representa la fotografía como testimonio, “cuando presionamos un botón, podemos capturar el pasado, es algo terrible y emocionante, podemos imaginar, crear”.
Saura aprovechó para anunciar que en enero de 2019 estará en Guadalajara para iniciar el rodaje de su nueva película musical El Rey del mundo en la que intentará aproximarse al folclor mexicano, por medio de la música y los trajes típicos, y cómo podemos acercarnos a él en la actualidad.
Saura afirmó que “si por mí fuera mañana mismo vendría a grabar, me encanta México”.
GPE
