Cultura

Compañero del alma, tan temprano (Xerardo Moscoso)

Temprano levantó la muerte el vuelo y se ha llevado a un imprescindible: Xerardo Moscoso Caamaño.

Temprano levantó la muerte el vuelo y se ha llevado a un imprescindible: Xerardo Moscoso Caamaño. Gallego-mexicano de mil batallas, el doctor Moscoso deja huérfana la región lagunera de Coahuila donde el teatro era lucha por el territorio y la paz a través de su grupo comunitario La Gaviota. Deja huérfana la crítica sin concesiones a aquella región que entre la aristocracia local y los grupos delincuenciales hacen de la entidad un poco tierra de nadie. Deja huérfana su batalla por los derechos de las personas con VIH sida a quienes dio voz. También deja huérfana la posibilidad de un mejor teatro a través de una incipiente licenciatura.

Como actor de cine y médico en los rodajes, Xerardo trabajó con directores como Arturo Ripstein, Felipe Cazals, Carlos Carrera, Ernesto Rimoch, Carlos García Agraz, Carlos Saura, Enrique Estrada, Luis Buñuel, Guillermo del Toro y Jaime Humberto Hermosillo. En el cine Mario Moreno Cantinflas lo pondría por azar. Antes, desde Galicia, estuvo el teatro. Moscoso padeció en España la bota del franquismo a la que se opondría a través de sus canciones en gallego. En esos años se involucró con el movimiento de la canción de protesta del 68, en el que creó el legendario grupo Voces Ceibes. Grabó los discos Xistral, Cerca de mañana, Galicia canta, Una voz ceibe y 7 anos de cancion galega. Su música siguió resonando en Galicia sin él concerlo por décadas hasta un viaje que realizó con Poeta de barro y viento a partir de textos de León Felipe y fue celebrado y reconocido como hijo pródigo.

Como director realizó casi una treintena de puestas en escena y como actor en la escena otro tanto. A sus tres pasiones: el cine, el teatro y la medicina, les precedía su inmensa hambre de justicia social y una feroz mirada sobre la realidad. En entrevista de 2014, contaba “¿Qué chingaos hace aquí? Me preguntan los chavos de las colonias, del barrio [por el teatro]. Y les respondo con lo que dijo el Che (Guevara): ‘hay que hacer la revolución donde quiera que uno esté’.”

Traspunte

Una reflexión sobre la muerte

Xerardo Moscoso hizo muchos enemigos pero más amigos. Sus columnas en Milenio Laguna eran temidas o amadas pero siempre leídas. En una de las últimas, se despedía en una reflexión sobre la muerte: “Compartir el cuidar a una persona que se extingue, es una forma vigorosa de intercambiar amor, solidaridad y respeto, y representa una prueba personal sublime, tan íntima, y entrañable como el milagro del nacimiento”.

Jaime Chabaud Magnus


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