La chelista británica Lydia Shelley regresó al Festival Paax GNP con la emoción de quien vuelve a casa. Tras su participación el año pasado, Shelley reanudó su vínculo con este encuentro musical que ha definido como “un lugar excepcional”, donde la camaradería, el trabajo en equipo y la energía creativa lo transforman en algo único.
“Tengo idea de la energía y la locura que se vive, y de la inspiración que le da a todo el mundo. Realmente es un lugar excepcional”, dijo Lydia Shelley a MILENIO, quien ofreció en Paax el sinfónico Del crepúsculo al alba, un concierto para violoncello de Edward Elgar. Se trata de una pieza que, por su origen, considera muy personal.
“Vivo en Francia, pero soy británica. Y esta pieza, para mí, es mi herencia musical. Es con lo que crecí”, expresó la chelista. “Estoy loca por esta música y es la razón por la que estoy emocionada de compartirla con el público mexicano y de interpretarla con Alondra de la Parra, es una persona maravillosa”, agregó Shelley.
La conexión emocional con la pieza de Elger se intensifica al considerar el momento de transición que vive Shelly, luego de casi dos décadas con el cuarteto de cuerdas decidió dar un giro y explorar nuevos horizontes como solista, “parte de esa búsqueda es tener la oportunidad de tocar este concierto con músicos increíbles”.
“La mayor parte de mi vida toqué en un cuarteto de cuerdas y el papel del violonchelo en un cuarteto de cuerdas es, por supuesto, muy diferente al papel de un violonchelo en un trío de piano o en una orquesta o como solista frente a una orquesta”, agregó la chelista que, en su versión solista, conquistó al público de Xcaret.
“Todavía estoy encontrando mi camino, pero es realmente inspirador. Y las personas que estoy conociendo son increíbles, he empezado a tocar en un trío de piano con dos personas que adoro absolutamente, son músicos maravillosos, y también tengo una nueva pareja para trabajo de sonatas. Estoy haciendo más conciertos”, agregó.
Paax se ha convertido para Shelley en un espacio para expandirse artísticamente y desafiar sus propios límites, “siempre hay algo maravilloso en preguntar qué tengo qué decir por mí misma, lo cual a veces da miedo, pero es bueno salir de tu zona de confort, porque es algo que me ha hecho crecer como artista y musicalmente”, dijo.
La experiencia de compartir escenario con músicos de alto nivel también ha sido fundamental, “quienes tocan en la Orquesta (Imposible) son los mejores músicos de cámara, solistas y músicos orquestales del mundo, es una sensación increíble ser parte de esta orquesta y tocar al lado de los mejores”, explicó la chelista.
Shelly también reconoció la gran labor desempeñada por Alondra de la Parra a lo largo de estos años, como directora artística y fundadora de Paax, “reune elementos distintos, los conciertos orquestales, el DarkSide, las Talks, Armonía Social, los conciertos de cámara, todos pueden mostrar un lado diferente de sí mismos en el mismo lugar”.
Lydia Shelley reafirmó algo más que su pasión por la música: su deseo de reinventarse, compartir y conectar desde un lugar profundamente personal. El concierto de Elgar, interpretado en el corazón de la Riviera Maya, se convirtió en un homenaje para su país natal, pero también en testimonio íntimo de su evolución como artista.
PCL
