Comunidad

Zeferino Abundis, artesano de la piedra y guardián del Río San Juan

El afluente resguarda secretos que sólo algunos pobladores de este rincón del sur del Estado de México conocen. Zeferino, quien ha dedicado toda su vida a recorrer y explorar los márgenes de este caudal, es uno de ellos.

La vida de Zeferino Abundis Carpio está íntimamente relacionada con el caudal del río San Juan, cada día baja hasta el punto conocido como Paso Real, cercano al pueblo indígena de San Juan Acatitlán, en el municipio mexiquense de Luvianos, para recolectar piedras que serán convertidas en artesanías y figuras decorativas.

El río San Juan guarda muchos secretos que sólo algunos pobladores de este rincón del sur del Estado de México conocen.


Zeferino, guardián del río San Juan y sus secretos

Zeferino lleva toda su vida explorando el margen de este caudal que nace en las zonas altas de Temascaltepec y Zacazonapan, para unirse después al caudaloso río Pungarancho, límite natural de los estados de México, Michoacán y Guerrero.

El trabajo de Zeferino consiste es recolectar las piedras, ya sea las que arrastra el río de zonas más altas o las que quedan al descubierto con el paso del agua, piedras que para un ojo entrenado develan la posibilidad de convertirlas en molcajetes, en mecapiles (manos de metate) y macetas. 

Desde el fondo de la barranca, debe subir con su selección de piezas, para llegar a su taller en el poblado indígena de San Juan Acatitlán.

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Desde la barranca, Zeferino sube piedras elegidas que lleva a su taller en San Juan Acatitlán para convertirlas en arte.| Foto:Mario Benítez

La técnica de trabajo la aprendió de su madre, consiste en frotar piedras con mayor densidad contra las que son más porosas o de menor peso, siempre tratando de evitar el uso de herramientas de metal para no romper la estructura de cada pieza.

Paso Real, el rincón de piedras y fauna en el río San Juan

Para llegar al río San Juan, en Luvianos, es necesario bajar cerca de dos kilómetros a la zona denominada Paso Real, un espacio donde la forma de la orilla del río permite la acumulación de piedras de todos los tamaños, en la que hay presencia de fauna como la nutrias, pumas, venados, algunas aves y una variedad muy grande de plantas e insectos. 

Zeferino baja al río casi siempre en solitario y gracias a eso ha logrado observar animales que llegan a beber al río, insectos de múltiples colores y sobre todo el sonido constante del agua cuyo caudal es determinado por las estaciones del año.

Zeferino es también un férreo defensor del río, desde 1990 inició la lucha por la defensa de este afluente junto con vecinos de San Juan Acatitlán y de otras comunidades cercanas. 

“Se querían llevar el agua, sólo nos iban a dejar un metro cúbico para el consumo del pueblo, por eso comenzamos a protestar, una vez caminamos hasta Ciudad de México, pasaron presidentes y gobernadores y nadie nos daba una solución”.

Sus vecinos unieron esfuerzos con habitantes de San Pedro Tenayac en el municipio vecino de Temascaltepec para que no les quitaran el agua, ya que de ahí dependía no sólo su consumo, sino también sus cultivos y todo un ecosistema. 

En 1998, la respuesta del gobierno fue la detención de 30 campesinos, “estuvimos un mes pidiendo la libertad de nuestros compañeros de lucha, hasta que lo logramos”.

Contaminación afecta al río San Juan en Luvianos

A principios de este año, los habitantes comenzaron a notar cambios en el color y el olor del río. 

Pronto, la muerte de peces que solían capturar en la zona —bagres, lubinas, charales y carpas— se hizo evidente, al aparecer flotando en la corriente. 

Ante la preocupación, decidieron investigar y descubrieron que en las zonas más altas, la mina La Guitarra carecía de presas para contener los químicos utilizados en la separación del mineral de la piedra. 

Parte de estas sustancias eran vertidas directamente al cauce, provocando un grave problema de contaminación.

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Zeferino recolecta piedras del río San Juan para tallarlas en molcajetes, mecapiles y macetas artesanales.| Foto: Mario Benítez

Vinieron las protestas y por el momento han logrado contener la contaminación de este cuerpo de agua del cual dependen muchas otras comunidades a lo largo de toda la ruta que recorre.

“Si dejamos que el río se contamine, vamos a perder el agua para las comunidades, el agua para el riego de nuestras tierras y por lo tanto el alimento que consumimos y vendemos, además de que la fauna va a morir, todos dependemos de este río”. Afirma Zeferino antes de apresurar el paso con el cargamento de piedras.

Este artesano de la piedra observa de forma paciente a su querido río, sabe escuchar el cambio de la corriente que en época de lluvias hace un estruendo al chocar contra las rocas, para después dar paso a la quietud de aguas más profundas. Zeferino observa, espera con paciencia la llegada de sus preciadas piedras.

kr


Colaboración especial de Mario Benítez Arciniega


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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