Los 31 grados de temperatura calientan la carpeta asfáltica de la calle Santo Niño de la colonia Santo Niño de Tampico, uno de los lugares que frecuenta Víctor Manuel Cisneros Zuñiga, para vender petróleo desde hace 37 años.

“Vendo Petróleo, vendo petróleo”, se escucha la fuerte voz de “Vìctor el petrolero”, mientras cruza los dos carriles de la avenida Hidalgo para llegar a la calle Olmo de la colonia Altavista. El vendedor ambulante hace una pausa bajo la sombra de un árbol, ha caminado varios kilómetros desde que salió de su casa a trabajar. Sus pies arden a pesar del uso del zapato de seguridad, pero nada impide continuar adelante en la vida.
La esencia de Víctor hacia la comunidad
Víctor tiene 60 años de edad, empuja el diablito con el tanque de lámina con capacidad de 200 litros que usa como recipiente del llamado “oro negro”. Ataviado con overol naranja manga larga y casco de seguridad rojo, sin faltar su chaleco anti reflejante, la sonrisa es la que resalta cuando atiende a sus clientes.
“Este trabajo me ha dado muchas satisfacciones, de conocer mucha gente y a que me conozca la gente por ser el único individuo que vende este producto aquí en Tampico y creo que soy el último… no creo que haya otro”.

El petróleo y sus usos han cambiado
El uso del petróleo era común en las casas de los pueblos, de las grandes ciudades, incluso se vendía en barriles sobre carretas jaladas por caballos en todas las colonias. Hoy las cosas han cambiado por el costo y la llegada de nuevos productos químicos que suplen el uso del hidrocarburo.
“Anteriormente había mucha gente vendiendo porque se consumía el producto, ahora se batalla más para que la gente lo compre en el sentido de que es caro y ya no es producto de Pemex, lo hace pinturas dual y es caro. Yo vendo porque salgo con mi tanque y mi diablito a la calle, pero si me quedo en mi casa no se me vende”.
La edad no le permite tener “aguante”, para caminar los 20 kilómetros que en antaño recorría, pero Víctor no se da por vencido, le sabe al negocio. “Ya le pongo poco al tanque porque se me hace pesado, y si me toca ir a una colonia retirada, si no se vende lo que se tenía qué vender, regresa uno muy desanimado y cansado”.
Hoy en día, el precio del petróleo es alto a comparación de la gasolina y el diesel, un litro llega a costar 160 pesos “afortunadamente yo lo vendo con los clientes que tengo desde hace varios años”.
“El petrolero” se siente afortunado de tener un trabajo en donde, dice que le va bien pues la gente le apoya económicamente “afortunadamente me va muy bien, no como antes”.
Tampico y su gente han ido evolucionando a través de los años
Resalta que Tampico está cambiando, así como su gente, sus colonias y sus casas, pero quien le compra lo usa para trapear, para proteger la madera de la polilla, para limpiar el cochambre de la estufa, limpiar vidrios, para limpiar metal.
“Aún tiene mucho uso”, afirma.
A pesar del fuerte calor, el orgullo de la colonia Vergel, no se rinde, empuja el diablito sobre colinas, sostiene sobre declives, calles empedradas, va entre ladridos de los perros, entre su propio grito de lucha “vendo petróleo… vendo petróleo”.
JETL