Ciencia y Salud

¿A tu adolescente no le importa la familia? Quizá sea cierto y también es normal, según psicólogo

Pese a pasar a un "segundo plano" en la vida del adolescente, la familia aún es clave para su desarrollo social y personal.

En la adolescencia, las y los jóvenes no son los únicos que se enfrentan a cambios, dudas e incertidumbres. También lo hacen las madres, los padres o tutores.

“En la adolescencia, la familia deja de ser tan relevante como en la infancia o en la juventud y en la adultez”, explicó a Notivox el psicólogo Emiliano Villavicencio.

La complejidad de este proceso se retrata en la película Intensamente 2. De la noche a la mañana, las reacciones de Riley eran mucho más explosivas: una simple pregunta la hizo estallar en ira, pero inmediatamente se arrepentía y entre lágrimas decía que “era muy mala”. Así, en un intento de la madre por consolar a su hija y explicarle lo que estaba sintiendo, ella respondió con un fúrico “¡¿Por qué no me puedes dejar en paz?!” y salió molesta de su cuarto.

Por supuesto, la madre se veía con un semblante de preocupación; no así las emociones dentro de su mente, las cuales sabían que, a partir de ese momento, eso sería su pan de cada día: “Sí, es lo que viviremos los siguientes diez años”, dijo Furia con un tono de resignación. Y, de hecho, la entrega de Pixar no está tan alejada de la vida real.

Padres y madres deben estar mentalmente preparadas para aquellos días en los que sus hijas o hijos deseen encerrarse en su cuarto o pasar horas con sus amistades antes de ir a reuniones familiares los fines de semana.

Este proceso es casi inevitable y, por muy amargo que sea, también es necesario para su desarrollo de identidad. Pero esto no significa que el rol de la familia ya no sea importante, sino que pasa a un segundo plano para la vida de la o el joven.

La familia deja de ser el referente a partir del cual aprenden a decidir, a vincularse el sistema familiar por el sistema de amigos. Entonces por eso se alejan”, señaló Villavicencio.

Ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la familia es la institución cultural más importante de las sociedades, pues constituye el grupo de apoyo primario y del cual se aprehenden varias percepciones de la vida, tales como el concepto de pareja, de amistades, los valores, el control de impulsos, la formación de autoestima, el diálogo, etcétera.

En la etapa de la adolescencia, la familia es clave para la estructuración de la identidad personal y social de la persona, así como del manejo y control de respuestas emocionales; lo cual deriva en el fomento y fortalecimiento de sus habilidades sociales.

¿Pero qué ocurre cuando la o el adolescente llega con “sus iguales”— como lo refiere el también docente de la Universidad La Salle—? Cuando eso pasa, señaló, el “ancla” que los afianzaba al protector y seguro “puerto fraternal” comienza a aflojarse.

“Si el adolescente se queda con esos vínculos familiares, psicodinámicamente hablando, sería como mantenerlo atado a una forma de relación infantil, de la cual él ya se quiere desprender. Entonces esos amarres que tenía en la infancia, los echa hacia afuera; hacia los iguales. Y los amigos pasan a conformar una especie de familia sustituta. (...) Por eso los papás cuando dicen: ‘Parece que tus amigos son más importantes que nosotros’. La respuesta es: lo son”.

Así, las amistades de la adolescencia aportan otra manera de relacionarse, comportarse y hablarse. Con ello, se conforma su autonomía como personas adultas y se construye su “identidad diferencia con respecto a sus padres”.

De hecho, en el manual “Pediatría Integral” señala que, a inicios de este proceso, es común que las y los jóvenes tengan numerosos grupos de amigos. Sin embargo, de estos seleccionan y comienzan a juntarse con núcleos más pequeños— o sea, las y los amigos de confianza—. Estas relaciones se consolidan a base de compartir sus miedos, inquietudes, ilusiones y mesas.

Por supuesto, cuando hay aceptación, la autoestima se potencia. Pero el camino para llegar a ese destino no es fácil e incluso son más propensos a caer en la soledad.

“(Las y los adolescentes) se han separado de los padres y no hay nadie que ‘les de la mano’. Esta sensación percibida no siempre tiene una base real, pero es capaz de ir destruyendo al adolescente y joven hasta hundirse en la desesperanza”, señala el documento de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.

Todo este “ir y venir” se extiende, según Villavicencio, hasta los 21 o 22 años, cuando las y los jóvenes “comienzan a reconciliarse con sus padres y regresan al nicho familiar, pero bajo una posición psicológica y emocional distinta”.

En la familia se forjan las habilidades de socialización que la o el adolescente aplicarán fuera del círculo paternal
En la familia se forjan las habilidades de socialización que la o el adolescente aplicarán fuera del círculo paternal | Cuartoscuro

Entonces, ¿cuál es el rol familiar?

Pese a quedar en un segundo plano, la familia no pierde importancia como pieza relevante en la formación de la identidad personal y social de una persona. Especialmente en el rubro de las emociones, pues es donde las y los jóvenes más se apoyan para enfrentar la multiplicidad de situaciones que surgen en contextos fuera del parental.

“Los adolescentes todavía necesitan estabilidad en un entorno familiar y una base emocional segura desde la cual puedan explorar y experimentar el mundo; los cual, esto también les proporciona un lugar al cual les es posible volverse en busca de tranquilidad, apoyo y amor incondicional en tiempos difíciles”, señala un artículo de la Journal Scientific MQRinvestigar.

Ante ello, es crucial prestar atención al comportamiento emocional de los hijos e hijas. Además de promover un desarrollo emocional favorable y crear conexiones sanas.

“Si un niño se desarrolla en un ambiente negativo o falto de afecto, es posible que forme un concepto negativo de sí mismo y consecuentemente se relaciona con la sociedad de esa misma manera, y a su vez, esto va a repercutir específicamente a medida que crece”, concluye la revista.

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomendó construir la relación con el o la adolescente a base de interés y experiencias compartidas; convirtiéndose en un oyente activo de sus problemas; comprender mejor sus sentimientos con preguntas abiertas y aclaratorias y responder con afirmaciones positivas. Asimismo, mencionó:

  • Identificar intereses compartidos
  • Aprovechar la comunicación que se sembró en la infancia
  • Procurar un lenguaje corporal que demuestre atención: contacto visual, sonrisas alentadoras o miradas de preocupación.
  • Reafirma y parafrasea lo que transmitió
  • Validar sus emociones
  • Hacerle ver que estás dispuesto a escucharlo y hablar de lo que atraviesa
  • Compartir cosas divertidas

ASG

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Alejandra Sigala
  • Alejandra Sigala
  • Egresada de la UNAM. Te explico las tendencias en redes sociales y los temas que despiertan tu curiosidad en el día a día. Escucho, amo y a veces escribo sobre K-Pop. Me encanta bailar y los gatos.
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