Ciencia y Salud

Experta alerta sobre aumento de enfermedad hepática en menores

Un niño diagnosticado a temprana edad, sin tratamiento, podría llegar a la adultez joven con cirrosis hepática.

Cada vez más niños están desarrollando una enfermedad que tradicionalmente se asociaba con adultos con obesidad, sedentarismo y problemas, en algunas ocasiones, de alcoholismo.

Se trata de hígado graso, el cual, de acuerdo con Blanca Carolina Lizaola-Mayo, hepatóloga de trasplante y directora médica del Centro de Trasplante de Hígado en Mayo Clinic Arizona, podría llevar a desarrollar cirrosis, cáncer o tener la necesidad de recurrir a un trasplante en la vida adulta.

En entrevista con MILENIO, Lizaola-Mayo advirtió que esta condición, oficialmente conocida como enfermedad esteatótica del hígado, ya afecta hasta al 20 por ciento de la población pediátrica en Estados Unidos.

“Estamos frente a una generación de niños que podría llegar a la adultez con enfermedades hepáticas terminales si no se actúa ya”, resaltó.

La situación no es menos grave en países como México, donde las tasas de obesidad infantil se mantienen entre las más altas del mundo.

“Ya estamos viendo niños de 12, 14, 16 años con obesidad grado tres, con hipertensión e incluso con necesidad de medicamentos para tratar diabetes temprana. Eso es alarmante”, afirmó.

La enfermedad progresa lentamente, pero su evolución es peligrosa. En promedio, un paciente con hígado graso puede desarrollar un estadio de fibrosis hepática cada siete a 10 años. Esto significa que un niño diagnosticado a temprana edad, sin tratamiento, podría llegar a la adultez joven con cirrosis hepática, una condición irreversible en muchos casos que puede derivar en la necesidad de trasplante de hígado, dijo.

“El hígado graso es una enfermedad silenciosa. No duele. Muchos pacientes llegan a nosotros con vómito de sangre, líquido en el abdomen, pérdida de masa muscular severa y confusión. En ese punto, ya están en una etapa terminal del hígado, cuando poco puede hacerse más allá del trasplante”, explicó.

Los signos de descompensación hepática suelen ser trágicamente tardíos: sangrados digestivos, acumulación de líquidos, encefalopatía hepática. Para entonces, la expectativa de vida se reduce drásticamente: de 12 años tras el diagnóstico de cirrosis, a poco más de un año si ya existe descompensación.

Menopausia eleva el riesgo

Aunque en términos generales el hígado graso es más común en hombres, Lizaola-Mayo destaca que el riesgo se iguala en mujeres una vez que alcanzan la menopausia. Esto se debe a la pérdida de estrógeno, una hormona que ejerce un efecto protector frente a la acumulación de grasa en el hígado y el desarrollo del síndrome metabólico. Las mujeres posmenopáusicas no solo tienen más riesgo de desarrollar hígado graso, sino también de progresar más rápidamente hacia cirrosis o cáncer hepático.

También los suplementos son un riesgo. Y es que muchos pacientes, comentó, recurren a productos naturales, suplementos o tés con cúrcuma con la esperanza de “limpiar el hígado”. Pero eso puede empeorar la situación. “Hemos llegado a trasplantar pacientes por daño hepático causado por suplementos. No hay ningún suplemento que limpie el hígado. Si realmente ayudara, no me estarían viendo a mí”, advirtió.

Entre las pocas sustancias con respaldo científico que ayudan al hígado, Lizaola-Mayo menciona solo una: el café. Pero debe ser café cafeinado, sin azúcar ni añadidos.

El hígado graso puede revertirse, pero pocos lo saben

A pesar de la gravedad, hay una buena noticia: el daño hepático puede revertirse si se detecta antes del estado cuatro (cirrosis). El problema, como recalca la especialista, es que la mayoría de los casos se diagnostican muy tarde, cuando el daño ya es irreversible.

“Hasta fibrosis estado tres se puede revertir. Pero eso implica bajar de peso, cambiar el estilo de vida y hacer ejercicio. Y no todos los pacientes pueden hacerlo sin apoyo médico y nutricional”, señaló.

La especialista recomendó que cualquier persona con dos o más factores de riesgo —obesidad, prediabetes, diabetes, hipertensión, resistencia a la insulina— pida a su médico una evaluación del hígado. El estudio inicial recomendado es el cálculo del score FIB-4, una fórmula que cruza edad, enzimas hepáticas y número de plaquetas para estimar el riesgo de fibrosis.

En casos más avanzados existen herramientas de imagen como el FibroScan o la elastografía por resonancia magnética, que permiten evaluar el grado de fibrosis sin necesidad de una biopsia, la cual hoy se reserva para situaciones específicas debido a sus riesgos.

¿Y los nuevos medicamentos para bajar de peso?

El auge de medicamentos como Ozempic, Wegovy o Sanzenta (GLP-1) ha ofrecido nuevas esperanzas. Se ha comprobado que, además de bajar de peso, pueden revertir la fibrosis hepática y mejorar el metabolismo. Sin embargo, la hepatóloga advirtió que no son una “curita mágica”: deben ir acompañados de un cambio real en la nutrición y actividad física del paciente. “Primero hay que aprender a comer y moverse. Después vemos si el medicamento es necesario”.

La historia puede cambiar. Pero hace falta voluntad, conocimiento y acción, tanto de médicos como de padres y autoridades de salud.

LP


Google news logo
Síguenos en
Blanca Valadez
  • Blanca Valadez
  • Periodista formada en la UNAM. Con 33 años de oficio, impulsada por la curiosidad y la aventura. Ha captado la voz de ilustres como Octavio Paz y Carlos Fuentes. Hoy explora los enigmas del cuerpo y la mente en relatos que resuenan en prensa, TV, radio y web.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.