Entre las aguas azul turquesa del Golfo de México, frente a Playa Miramar y en arrecifes cercanos a las costas de Tamaulipas, habita una de las especies más llamativas y hermosas que enriquecen la biodiversidad marina de la región: el pez “Ángel Francés” (Pomacanthus paru).
Con sus llamativos tonos negros, azules y amarillos brillantes, esta especie se ha convertido en un verdadero espectáculo para los ojos de quienes practican buceo o snorkel en la zona. Su imponente aleta dorsal y el contraste de sus colores lo hacen inconfundible, y no es raro encontrarlo nadando en parejas, ya que es un pez que suele permanecer acompañado durante gran parte de su vida.
Un habitante de los arrecifes tamaulipecos
El Ángel Francés es un pez típicamente arrecifal, lo que significa que encuentra refugio y alimento en las formaciones de coral y en las zonas rocosas que se extienden bajo el mar frente a Playa Miramar. Estos arrecifes, aunque poco conocidos para muchos visitantes, son ecosistemas vitales para la reproducción y el equilibrio de múltiples especies marinas.
En Tamaulipas, la presencia del Ángel Francés se reporta especialmente en áreas cercanas a Ciudad Madero y Altamira, donde las aguas cálidas y la estructura del fondo marino favorecen su supervivencia. Allí, este pez encuentra el ambiente perfecto para establecer su territorio.
Alimentación y rol en el ecosistema
La dieta del Ángel Francés está basada principalmente en esponjas marinas, aunque también consume algas y pequeños invertebrados. Gracias a este comportamiento, ayuda a controlar el crecimiento de ciertas especies y contribuye al equilibrio de los arrecifes. Su peculiar manera de mordisquear las rocas y corales en busca de alimento es parte del atractivo para quienes logran observarlo bajo el agua.
Parejas inseparables
Uno de los detalles más curiosos del pez Ángel Francés es que, a diferencia de muchos otros peces, suele observarse en parejas estables. Estas duplas nadan juntas entre los arrecifes, comparten territorio e incluso coordinan su alimentación. Para los buzos y turistas que tienen la suerte de encontrarlos, este comportamiento se convierte en una postal inolvidable del mar tamaulipeco.
Sus depredadores naturales
Aunque es un pez de tamaño mediano —puede alcanzar hasta 40 centímetros de longitud—, el Ángel Francés no está exento de depredadores. Grandes peces carnívoros como los meros y algunas especies de tiburones pueden representar un peligro para ellos. Sin embargo, su agilidad y capacidad para refugiarse entre los corales les otorgan cierta ventaja para escapar.
Un recordatorio de la riqueza marina tamaulipeca
La presencia del pez Ángel Francés en Playa Miramar y alrededores es un recordatorio del tesoro natural que representan los mares del sur de Tamaulipas. Pese a que muchas veces se asocia la playa únicamente con turismo recreativo, la biodiversidad marina ofrece una ventana hacia un mundo fascinante que merece ser cuidado y valorado.
¿Quién imaginaría que, tan cerca de nosotros, en las aguas del Golfo de México, habitan especies tan espectaculares como este “ángel” de los arrecifes?