Ciudad de México /
Es la bebida hipster por excelencia, una bebida que para estar realmente “in” no sólo debes consumir, sino incluso producir, mejor si es con métodos autosustentables y con una comunidad oaxaqueña organizada como una cooperativa, para luego cobrarlo a precios superiores a los del pura malta. También es, auténticamente, una bebida centenaria, hecha con procesos complejos y bautizada de muchos modos a lo largo del país. ¿Es, pues, para tanto con el mezcal? ¿Surgió de la marginalidad para destronar al coñac o es otra moda fugaz para clases medias cultivadas?