En 2019 luego de haber sido víctima de diversos tipos de violencia, Amaranta Guerrero decidió separarse del padre de sus dos hijos, quién, al no aceptar lo ocurrido, comenzó a violentarla a través de ellos. Impidiendo a los menores el contacto con su madre por año y medio pese a que la custodia total no era de él, lo cual es considerado por ella como un secuestro.
Durante septiembre de 2020 y abril de 2022, los hijos de Amaranta estuvieron con su padre sin que ella pudiera verlos ni saber donde se encontraban, ya que, además, en las visitas donde se supone que debía llevarlos, no lo hacía y únicamente pagaba una penalización por incumplir el mandato del juzgado. Y aunque actualmente ella tiene la custodia de los niños, el juicio familiar continúa y teme que en el proceso nuevamente le quiten a sus hijos.

Amaranta relató a Notivox lo complicado que ha sido el camino, ya que pese a que las autoridades reconocieron que el padre de los menores había intentado sustraerlos, el proceso no se ha llevado con perspectiva de género. Incluso, señaló, ha sido tratada como victimaria, esto sin tomar en cuenta que también fue víctima de violencias y abuso durante su matrimonio, hechos también ya denunciados ante las autoridades, sin embargo, las carpetas no han sido judicializadas.
“La jueza me sigue tratando como si fuera la imputada, aunque es un juicio familiar, a mí me sigue tratando como si fuera la demandada, me sigue pidiendo pruebas académicas, médicas y psicológicas de mis hijos, y yo las entrego, pero cuando pedí informes de mis hijos (cuando no estaban conmigo), no procedía en nada. Todos los días me levanto con impunidad, todos los días me levanto con el riesgo de que se los vuelvan a robar, todos los días me levanto con este delito que se comete nuevamente y no hay quién lo pare”, lamentó.
Ante dicho contexto, Amaranta creó la Unión de Madres Protectoras, grupo de mujeres que, ante la violencia vicaria, decidieron crear una red de apoyo y sororidad para alzar la voz ante la impunidad de las autoridades en este tipo de casos. Muchas de ellas llevan años sin ver a sus hijos, porque su progenitor los sustrajo. Mientras que otras luchan porque sus hijos puedan acceder a una pensión alimenticia digna, ya que pese a ser una obligación muchos padres la condicionan.
“El poder nombrar lo que estás viviendo a pesar del dolor, a pesar de tener que seguir resistiendo cuando le das nombre a esta violencia, es cuando haces click de todo lo que está pasando… yo creo que ese es el mayor problema cuando vives violencia vicaria, no hay límite: los juzgados abren el camino para que estos procesos se den de manera ultra machista”, enfatizó.
En los próximos meses se cumplirán seis años de que inició este camino, con tan solo 26 años. Desde entonces no ha obtenido ni una sola sentencia, ni de las denuncias ni de las demandas. Proceso que, además, ha generado impactos en su familia, en salud y en su estado de ánimo. Esto además de los problemas económicos que ha enfrentado, porque los gastos de los abogados que ocupa para su proceso parecen interminables.
“Todos los días me levanto con impunidad, todos los días me levanto con el riesgo de que se los vuelvan a robar, todos los días me levanto con este delito que se comete nuevamente y no hay quién lo pare”, precisó.
RDR