El vacío se respira en la Presidencia Municipal de San Pedro Garza García.
El ambiente enrarecido que se siente llega hasta su despacho, donde se conserva el sillón que durante 10 años, en cuatro periodos diferentes, utilizó Mauricio Fernández Garza para tomar las decisiones más importantes del municipio que dirigió durante una década como alcalde.
También está el escritorio, tres sillones, dos banderas -una con el escudo del municipio y otra de México-, dos muebles, una mesa al centro y arriba de ella las maquetas de dos de sus proyectos icónicos. Pero falta el ingeniero Mauricio... Faltan sus obras de arte, sus cuadros, sus piezas de cerámica, sus artilugios, sus fósiles. Ya no están.
Un día después de su último adiós y del tributo rendido por familiares, amigos, funcionarios, políticos y empresarios a unos metros de ahí, la plataforma MILENIO-Multimedios realizó un recorrido por la Presidencia Municipal sampetrina, la segunda casa del alcalde.
Ya no era la misma sin él. Afuera, en la entrada principal, un moño negro gigante recibe a los funcionarios y visitantes; adentro, a un lado del escritorio de la vigilante que siempre está ahí, hay una fotografía del ingeniero Mauricio Fernández, al igual que en la sala de sesiones del Cabildo.

El murmullo y el balbuceo habitual y acostumbrado de los funcionarios y colaboradores se apagaron. La tristeza se siente en los pasillos, en las oficinas, en la estancia o lobby, en la sala de sesiones del Cabildo, que ordenó remodelar en su primer mandato.
“Se siente muy vacío el lugar a comparación de otros días. Se siente muy vacío, se siente tristeza”, dijo la guardia que se apuesta en el acceso principal del Palacio Municipal, donde veía pasar al alcalde por años.

Caminando más hacia adentro, justo a un lado del despacho del Tío Mau, se encuentra Claudia Alemán, la secretaria de Mauricio, a quien se le hizo un nudo en la garganta al describir lo que siente al ya no poder recibir alguna llamada o contestar el teléfono y escuchar la voz del ingeniero.
“(Se siente) un vacío realmente, un hueco, algo muy fuerte”, dijo quien afirmó tener 25 años de trabajar en el municipio, pero que tenía un año de fungir como secretaria del panista.
Juan Pablo Castuera Zubieta y Landa, secretario particular del alcalde, acompañó al reportero y fotógrafo durante el recorrido; fue él quien abrió la puerta principal de la Presidencia, la puerta de la sala de sesiones y abrió la puerta del despacho de quien fue su jefe.
Castuera también resiente la partida de su jefe y experimenta sentimientos encontrados.
“Muy triste, un sentimiento encontrado: a la vez muy orgulloso de haber podido trabajar con él y formar su equipo, y nos deja un gran vacío y muchas lecciones aprendidas, pero se siente su ausencia”, relató.
Ni siquiera los escoltas del ingeniero estaban en la estancia para cuidarlo, ya que el Tío Mau ahora está dirigiendo en otro despacho en las alturas.
nrm