Desde hace décadas, los nombramientos políticos compiten mano a mano con los integrantes del Servicio Exterior Mexicano para ocupar las mejores embajadas y consulados.
Es una carta que han utilizado los presidentes de todos los partidos y colores, ya sea como premio de consolación, reconocimiento a un trabajo bien hecho e incluso como exilio dorado para partidarios y opositores que fueron útiles, pero después ya no tanto.
Por ejemplo, Felipe Calderón nombró al destacado panista Federico Ling embajador en el Vaticano; Peña Nieto mandó a su secretario de medio ambiente en el Estado de México, Juan José Guerra a Italia, López Obrador premió, entre otros, al ex gobernador priista de Sinaloa, Quirino Ordaz con la embajada de España. Y la presidenta ya hizo lo propio con Hugo López Gatell, que fue enviado a la misión permanente de México en Ginebra.
O el último gran nombramiento: Claudia Pavlovich. A la ex priista, López Obrador la nombró cónsul en Barcelona y ahora Sheinbaum la envía de embajadora a Panamá.
Es evidente que no son cualquier representación diplomática, normalmente este tipo de nombramientos son para las mejores sedes en Europa o consulados en Estados Unidos en los que no tienen que estar lidiando tanto con deportaciones, casos de seguridad o conflictos fronterizos.
Es decir, son los consentidos, los que mejor la pasan en las mejores representaciones de México ante el mundo.
Hasta en la diplomacia hay rutas
En el mundo de las relaciones exteriores mexicanas, los diplomáticos dividen en clases los consulados y embajadas, de mejor a peor, les llaman “rutas” y son cuatro.
Ruta Revlon
Es la más disputada porque ofrece las ciudades más glamorosas del mundo. Incluye Italia, Francia, El Vaticano, España, Alemania, por nombrar algunos. Es aquí, donde los diplomáticos de carrera luchan por quedarse con uno de estos espacios que muchas veces son los espacios que guardan desde la presidencia para los políticos amigos.
Ruta Baygón
Es el punto intermedio cayendo a bajo. Se trata de las representaciones diplomáticas que están en América Latina, Asia o África donde las condiciones no son tan buenas pues como su nombre lo connota, puede haber muchos mosquitos.
Ruta 100
Es el punto más bajo de la escala. Así se le llama a las oficinas y delegaciones que están en México pero que no forman parte de las sedes de la cancillería que se ubica frente a la Alameda en el centro de la capital.
Ruta Taco Bell
La más reciente de todas y es bien vista pues así se identifica a las oficinas en ubicadas en Estados Unidos pero que están lejos de la frontera, por ejemplo, la embajada en Washington, la representación ante la ONU en Nueva York o el consulado en Miami.
Estas clasificaciones incluso han sido tratadas en tesis del Colegio de México y de la UNAM en donde tratan temas como la profesionalización de la diplomacia y la etnografía de la cancillería mexicana.
Actualmente, algunos integrantes del servicio exterior mexicano consideran que estas clasificaciones siguen vigentes, pero han perdido peso debido a que no han recibido un aumento salarial desde hace años y vivir en una adscripción glamorosa puede resultarles contraproducente por lo caro de la vida en esos sitios.
Los Revlon
Haciendo una revisión de los nombramientos que hizo cada presidente en los últimos 25 años, se pueden identificar a algunos de los políticos que fueron premiados con la Ruta Revlon en la diplomacia mexicana.
Estos personajes que fueron dirigentes nacionales de algún partido, procuradores, gobernadores y hasta prófugos de la justicia, disfrutaron o siguen disfrutando, de las bellas capitales europeas.
Vicente Fox:
- Luis Felipe Bravo Mena – El Vaticano
- Santiago Oñate – Países Bajos
- Francisco Javier Ramírez Acuña – España
- Eduardo Medina Mora – Reino Unido
Enrique Peña:
- Mariano Palacios Alcocer – El Vaticano
- Carlos Almada – Japón
- Quirino Ordaz: – España
- Omar Fayad: – Noruega
- Hugo López-Gatell – Ginebra
- Luis Rodriguez Bucio – Dallas, Texas
El SEM, la competencia
Contrario a estos personajes, el gobierno de México cuenta con un grupo de profesionales que se forman para representar a México en el extranjero. Se trata del Servicio Exterior Mexicano.
Este es el cuerpo permanente de funcionarios del estado que se encargan de representarlo en el extranjero y es responsable de ejecutar la política exterior del país de conformidad con los principios normativos que establece la constitución.
El SEM depende del Ejecutivo, pero su dirección y administración están a cargo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Para entrar, se debe ingresar a un concurso público que va descartando candidatos por eliminatorias. A los interesados se les aplica un examen de cultura general orientado a relaciones internacionales, se les pide dominio de inglés y la capacidad para traducir alguno de los otros idiomas oficiales que reconoce la ONU, elaborar un ensayo sobre temas de actualidad, ser entrevistado, presentar exámenes médicos y psicológicos así como tomar cursos especializados en el Instituto Marías Romero, entre otros puntos.
LG
