“Una cosa en la que mi padre siempre insistió fue en que me valiese por mí mismo, que respetara a la gente y que evitara hacer las cosas malas. Su mayor consejo fue: ‘actúa bien y sé bueno con la gente y si la gente es mala contigo enséñalo a ser bueno’. Él siempre me dijo ‘puedes estar en el fuego sin quemarte’’, y eso hice. Mi padre es una persona muy dura, muy ruda, pero también muy íntegro, y eso ha influido en cómo intento educar yo a mis hijos”, recuerda Óscar Raymundo Hernández Ozuna, quien labora como diseñador.
Evoca que por sus labores, su progenitor poco tiempo le pudo compartir durante su infancia. Pero a pesar de ello valora y tiene muy presente esos momentos que le dedicó.
Ahora con el paso del tiempo y siendo un adulto, Óscar replica muchos de los consejos que recibió y a diferencia de su padre le dedica atención a sus descendientes.
“(Intento mucho) Estar con ellos, hacer tareas, ir a jugar, sacarlos al parque, a caminar, a correr, a jugar futbol, andar en bicicleta (…) en fin, a estar juntos, platicarnos”.
El más bello recuerdo de la infancia de sus menores fue cuando les enseñó a andar en bicicleta y “a enseñarles a chutar, a pegarle al balón”.
Asimismo, como indescriptible señala la emoción que sintió cuando nacieron sus hijos.
“Mucha emoción, porque es algo nuevo en tu vida. Lo has visto con otras personas y todo ello, pero cuando son tus hijos no hombre te sientes como pavorreal. Cualquier cosa que te hayan dicho de tener un hijo o que te hayan platicado no se compara y menos cuando lo tienes en tus brazos y dices: ‘este es mío, es mi hijo, es de mi sangre’. No hay palabras. La emoción es inmensa”.
Óscar informa que su padre todavía vive y que el mayor recuerdo que le guarda es que siempre trabajó.
“Solo lo veía por las noches, cuando llegaba cansado de trabajar. Después cuando se jubiló ya estuve más en contacto con él, pero lo que fue mi niñez fue verlo de noche”.
Apunta que era él a quien le correspondía lustrarle el calzado a su padre, ya que estos aditamentos tenían que estar impecables toda vez que su papá laboró en Guardias Presidenciales.
“Posteriormente fue elemento de la Policía Judicial y luego fue policía. Cuando él llegaba de trabajar nosotros le cargábamos sus cosas, todo lo que traía, su gorra y hasta la pistola que portaba nos la daba para que se la cargáramos. Pero él siempre fue más de trabajo”.
Reitera que su progenitor es una persona de un carácter muy duro y fuerte, “y a pesar de ello siempre me decía ‘ten corazón, habla con la gente, no hagas tonterías, no robes, no te drogues’. Yo vivía en una colonia muy fuerte, que era la Doctores (en la Ciudad de México) y veías pasar de todo y él me decía, ‘puedes estar en el fuego sin quemarte’. Eso es mucho de lo que tengo de él”.
Aunado a lo anterior, asegura que ahora con la madurez replica esas enseñanzas, especialmente los preceptos de que se debe de ser buena persona.
“Con mis hijos es lo básico en su educación, que es lo único que les vamos a dejar a ellos. Por eso busco que sean buenas personas”.
Para Óscar la contingencia sanitaria y el confinamiento establecido no será un impedimento para que junto con su esposa e hijos celebren en su hogar el próximo Día del Padre.
“Tal vez compremos unas carnitas o realicemos unas carnitas asadas pero en la casa, los cuatro pasárnosla ahí. Tal vez una cervecita o dos, pero en casa. No vamos a salir a ningún lado”.
De igual forma desde ahora alista un emotivo mensaje para su padre, en el que le contempla expresar su cariño.
“Le voy a decir que por el encierro lo extraño, que lo quiero mucho. Fíjate que a pesar de que es una persona muy recia, muy dura, cuando le dices esas cosas le doblas el corazón: le voy a mandar felicitaciones y decirle que lo quiero mucho”.
mpl
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