Con pequeñas bolitas compuestas de arcilla, tierra, composta y semillas, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible busca reforestar zonas de difícil acceso, ya que gracias a la tecnología, pueden lanzarse desde lo alto y caer directamente en los suelos de las regiones forestales, y así contribuir a su recuperación.
Estas pequeñas bolitas, que también se conocen como bombas de semillas o bombas de vida, se emplean durante la temporada de lluvias, para iniciar su ciclo natural y esperar a que las propias condiciones ambientales como la humedad, entre otras, sirvan como abono y logren dar vida a nuevos ejemplares, ya sean plantas o árboles.
Su proceso de elaboración es tan sencillo, que pueden participar desde las infancias, hasta familias completas, sembrando así ese granito, que ayude al medio ambiente.
Como parte de esta iniciativa, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Estado de México cuenta con un módulo de producción, que se ubica al interior del Parque Ambiental Bicentenario, en Metepec, que permite ampliar las posibilidades y contemplar proyectos adicionales.

Zonas de difícil acceso
Una de las principales bondades de este tipo de recursos es el facilitar la dispersión en zonas de difícil acceso, evaluando su eficiencia, principalmente en laderas y otros terrenos de gran importancia.
Como parte de este proyecto, dichas bombas pueden ser diseminadas gracias al uso de la tecnología, ya sea a través de drones o avionetas.
Durante 2024, los primeros lanzamientos se realizaron durante la temporada de lluvias, ya que existen las condiciones idóneas, para que la naturaleza pueda iniciar con sus propios procesos y así lograr que las semillas germinen y den paso a pequeñas plantitas, que con el paso de los años se conviertan en árboles.
Para garantizar que estas nuevas estrategias sean realmente efectivas, se realizan los estudios necesarios para medir su eficacia y resistencia.
“Hoy hemos cambiado en el Estado de México, antes se hablaba de que en las temporadas de reforestación se sembraban millones de árboles; pero de esos cuántos sobrevivían, ni el 3 por ciento. Muchos morían porque no era el tipo de suelo, la especie correcta, porque además hoy tenemos mucha presión por el cambio climático. Nosotros hablamos de restauración, primero vamos, visitamos el lugar y vemos si el suelo es muy delgado, si hay poca materia orgánica, introducimos especies resilientes, que no demanden tanta agua”, explicó la coordinadora general de Conservación Ecológica de esta secretaría, Elvia Alva Rojas.
El uso de estas bombas ha permitido acceder a zonas que requieren de una atención especializada, por ejemplo, los primeros lanzamientos se hicieron en el Parque Estatal Sierra de Patlachique y en el Parque Estatal Sierra de Guadalupe.

Además de su uso en zonas de difícil acceso, también se cuenta con otras opciones, entre ellas la producción de plantas nativas, que son empleadas en la instalación de jardines de refugio para polinizadores y algunos árboles, que no se producen en la Protectora de Bosques de la entidad (Probosque).
¿Cómo es su elaboración?
Para la elaboración de estas pequeñas bolitas se emplean materiales como sustrato o abono, se introducen las semillas, para posteriormente compactarse y darle esa forma de esfera, concentrándose todos los nutrientes.
“Se trata de hacer una mezcla, de tal manera que cuando caiga al suelo, al arrojarla, abra. Justo se hace en temporada de lluvias para que llegue al suelo y con la humedad empiece a germinar y la idea es que logren crecer”, indicó.
Esta técnica se ha convertido en una herramienta principalmente para la atención de zonas de difícil acceso, en donde de se tiene erosión y a donde no se puede llegar a realizar tareas de reforestación o atención.
Será en al menos cuatro años, cuando se pueda conocer la efectividad de este método, pues si bien resulta una herramienta económica y útil, se debe evaluar que realmente cumplan con su objetivo.
Para este año, se proyecta atender las zonas que se vieron afectadas por incendios forestales y que, además, sean de difícil acceso, para iniciar con las tareas de restauración del suelo y promover su pronta recuperación.
Recurso didáctico
A su vez, estas bombas de semillas se han convertido en un recurso didáctico, ya que a través de la Coordinación General de Conservación Ecológica se ofrecen talleres, pláticas y asesoría, tanto a planteles educativos, como a distintas organizaciones, para dar a conocer las bondades de estos materiales, así como las técnicas para su elaboración.
Cabe señalar que en esta iniciativa participan tanto la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, en conjunto con las fundaciones SíMiPlaneta y Dr. Simi, logrando lanzamiento de 14 mil bombas de vida, un método empleado por vez primera en el país.
Este es un sistema novedoso, que ya se ejecuta en Canadá, y que permite reforestar de manera efectiva, rápida y menos costosa; es amigable con el medio ambiente, además de ser fácil de transportar y llegar a zonas degradadas de difícil acceso.
Se cree que las bombas de semillas tienen su origen en el Egipto antiguo, donde se utilizaban para guardar las semillas de cultivo de las crecientes del Río Nilo, poco después fue adaptado en Japón donde se le llamó Nendo Dango (bola de arcilla).
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