Ana, de 24 años, se encontraba estudiando en Estados Unidos. El 3 de octubre le dijo a Marilú Camacho Zaragoza, su madre, que saldría de viaje y esperaba con ansías contarle cómo le fue una vez que regresara; sin embargo, “un te amo al infinito y más allá” fueron las últimas palabras que la joven lleyó de Marilú, pues desde ese día la mujer está desaparecida.
El domingo 4 de octubre, Ana le mandó por la noche unas fotos y en un principio no se le hizo raro que su madre no contestara, quizás por la diferencia de horas entre ambos países. No obstante, al día siguiente volvió a escribirle a su mamá contándole cómo le había ido en su fin de semana y Marilú, quien trabaja en el Instituto Nacional de Pediatría, seguía sin responder ni contestar llamadas.
“El lunes es un día en el que ella trabaja y entonces no me preocupo porque según yo no ha pasado como tiempo. El martes en la mañana le mando otro audio contándole qué voy a hacer y cómo va mi día y me doy cuenta que ella no ha escuchado mis mensajes y ese mismo día le llamo a sus dos teléfonos y no me contesta.
“Fui la primera que notó la desaparición de mi mamá cuando yo estaba a kilómetros (…) Tengo que encontrar a mi mamá porque las personas no simplemente se desvanecen y no sé cómo la voy a encontrar, pero tengo que encontrar a mi mamá y voy a encontrar a mi mamá”, contó Ana a MILENIO.

‘¿Qué crees? No la encuentro desde el sábado’
Llegó el 6 de octubre y Ana llamó por teléfono a la pareja sentimental de Marilú desde al menos hace siete años tras haberse separado de su padre. Ese día, ella esperaba que él le dijera que tal vez el teléfono de Marilú se había descompuesto o perdido, pero no fue así y se enteró que estaba desaparecida.
“Le llamo a su pareja y él me contesta muy rápido, lo cual no es frecuente, y le digo que mi mamá no me contesta el teléfono y la verdad estaba esperándome algo como que le hubiera perdido o se le hubiera mojado y él me dice ‘¿Qué crees? No la encuentro desde el sábado’ y me alarmó muchísimo y en ese momento la verdad yo no sospechaba algo, sólo era pensar que mi mamá no aparece y ni siquiera me pregunté si ya estaba el acta de desaparición o si se había hecho lo que se hace cuando una persona no está.
“Inmediatamente le pido que la siga buscando y que no se detenga y que lo que necesitara me llamara y yo me iba empezar a mover y la realidad es que para ese momento yo estaba esperando alguna llamada pidiéndome algo para recuperar a mi mamá. Llamé a su trabajo y a sus compañeros y me dijeron ‘sí, tu mamá no se ha presentado a trabajar desde el lunes’. Ella trabaja en el Instituto Nacional de Pediatría, está en el área administrativa pero sí es enfermera”.
Su pareja fue el primero en denunciar la desaparición de Marilú, pero hasta el 7 de octubre, como se lee en la carpeta de investigación iniciada a la que MILENIO tuvo acceso. En ésta él refiere que la señora “es su concubina, de 50 años de edad, con quien dijo tener nueve años de vivir en pareja, tener “una relación buena, nos llevamos muy bien y no peleamos, pero ella no lleva buena relación con su familia, hermanos y su hija de 24 años la cual vive en Estados Unidos y la cual está enterada de la no localización de su mamá”.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ de CdMx) emitió la ficha de búsqueda para localizar a la mujer, quien de acuerdo con los datos proporcionados, Marilú tiene 50 años, mide 1.60 metros y fue vista por última vez en la colonia Dolores Tlali, en Tlalpan; vistiendo una blusa negra con gris de manga larga, pantalón de mezclilla azul marino y tenis rosas con blanco.
En la declaración, dijo que Marilú sólo se lleva bien con una de sus hermanas, quien también estuvo enterada de la desaparición y está apoyando en la búsqueda y “los demás hermanos están enterados, pero refieren no saber de su paradero”.
El día de la desaparición, su pareja asegura que con Marilú estaban arreglando el jardín de la casa donde vivían y él estuvo soldando una reja, pero a las 11:00 horas salió a comprar unas refacciones para una camioneta Urvan, que dijo tener, y a la que se la habían fundido los faros.
Antes de salir, le dijo a Marilú “al rato nos hablamos”, pero cuando regresó a casa a las 16:00 horas, le llamó y ella no contestó. Fue que al llegar la noche buscó una bolsa de ella y se dio cuenta que ésta no estaba, así como una muda de ropa, la licencia, cerca de dos mil pesos, las credenciales de elector y de la escuela de Marilú, de quien dijo “estudia por línea, está haciendo su servicio y estudió la licenciatura en enfermería”.

De igual forma, relató que la mamá de Ana traía consigo su teléfono celular “el cual en ocasiones suena como si llamara y en otras envía a buzón”. Su pareja afirmó que es la tercera ocasión que ella desaparece “y tarda en aparecer unos tres días máximo”.
En tanto, Ana dijo que su mamá tiene de 52 años y no 50, además de que su estatura es de 1.50 metros, por lo que la FGJ de CdMx elaboró una segunda ficha con los nuevos datos aportados por la hija.
Asimismo cuenta que le llamó a los dos teléfonos de su mamá y no le contestó y “mandaba directo a buzón de voz”.
“Nosotras tenemos una excelente relación en donde siempre nos informamos todo, nunca se había ausentado de esta manera ni había dejado de contestarme el teléfono”.
Ayuda al Presidente y lonas en la calle
A casi 20 días de la desaparición de Marilú Camacho Zaragoza, su hija hace un llamado a que las autoridades den celeridad al caso e incluso pide a Ernestina Godoy, fiscal general de la Ciudad de México; y al presidente Andrés Manuel López Obrador que volteen a ver el caso en el que, dice, por falta de trámites la investigación no avanza, que incluso ha tenido que colocar pancartas en la vía pública pidiendo ayuda para localizar a su mamá.
IRH