Celaya, uno de los municipios más violentos no solo de Guanajuato, sino de todo el país, ha sido catalogado como una zona de atención prioritaria por el gobierno federal. Este 8 de marzo, miles de mujeres invadieron las calles con cantos y gritos de memoria y resistencia.
Así mismo, el bloque negro rompió los vidrios de la presidencia municipal en señal de protesta. No es para menos, pues según cifras oficiales del Observatorio Ciudadano de Celaya, en 2024, 125 mujeres fueron víctimas de homicidio doloso en esta ciudad. En lo que va de 2025, uno de los casos más recientes y mediáticos fue el asesinato de Araceli González, una mujer policía y titular de la unidad de género, quien fue asesinada a balazos el 27 de febrero.

La marcha comenzó a las 5:00 de la tarde desde las instalaciones de la antigua feria, ubicadas sobre el Bulevar Adolfo López Mateos. Las participantes recorrieron 13 cuadras hasta llegar a la Calzada, frente a la emblemática “Bola del Agua”.
En el monumento a Miguel Hidalgo, pegaron las fichas de sus desaparecidos y llevaron a cabo un acto de iconoclasia con reclamos y exigencias al gobierno municipal de Juan Miguel Ramírez, por la creciente violencia que les ha arrebatado hijas, madres y hermanas.
Se estima que fueron 3,000 mujeres las que participaron, vistiendo de morado, verde y negro, portando carteles y mantas, todas con una misma exigencia: "Vivir sin miedo, vivir seguras y cero impunidad para los violentadores".
Las madres del colectivo "Proyecto Búsqueda" encabezaron el contingente con sus fichas de desaparición, exigiendo: "No son hechos aislados, son crímenes de estado" y "Vivos los llevaron y vivos los queremos".
A diferencia de otros municipios, en Celaya se permitió la participación de hombres en la marcha, como el caso de J. Luis, un hombre de la tercera edad que se unió para pedir a las autoridades que lo ayuden a encontrar a su hijo, Roberto Efrén Arredondo, desaparecido en 2018 en la comunidad de San José Agua Azul, municipio de Apaseo el Grande.
Al finalizar la marcha, que tuvo una duración aproximada de dos horas, las mujeres colocaron un tendedero frente al edificio de la presidencia municipal para exhibir a sus agresores, y pegaron las fichas de sus desaparecidos. Por su parte, las manifestantes del bloque negro, con martillos, rompieron los vidrios del edificio.