Las atenciones por violencia psicológica a mujeres persisten en el estado, pues concentra el 39 por ciento de las atenciones dentro del Instituto para las Mujeres Guanajuatenses (IMUG) en el que se les da el debido seguimiento con profesionales ante esta situación.
Itzel Balderas, titular del IMUG, explicó la importancia de poner asuma atención en esta problemática y trabajar en medidas preventivas en la entidad, ya que tanto niñas y mujeres son víctimas de este tipo de violencia.

"La más recurrente que tenemos en todos esos servicios que brindamos en el IMUG, pues es la psicológica, alcanza un porcentaje de hasta el 39 por ciento, seguida de la física, pero también la violencia económica, en el entendido de que una mujer puede estar viviendo distintos tipos de violencia a la vez", dijo.
Argumentó que esta violencia consiste en críticas hirientes hacia la mujer, en este caso, son mujeres que en gran parte la sufren por parte de sus parejas, siendo señalamientos negativos sobre la apariencia, habilidades, insultos, desacreditación entre otros factores.
"Lo importante es que identifiques el tipo de violencia que te está afectando y que marques a un 911o a un 075 para solicitar ayuda, porque hoy en día hay cero tolerancia y hay una atención garantizada", puntualizó.
Subraya la importancia de que la sociedad en su conjunto se involucre en la identificación y denuncia de la violencia psicológica, pues a menudo invisible y minimizada, esta forma de maltrato deja profundas heridas emocionales en las víctimas, afectando su autoestima.

Así como la confianza y bienestar general, por lo que reconocer las señales, como el control excesivo, las humillaciones constantes, el aislamiento social y las amenazas, es el primer paso para romper el ciclo de violencia y brindar apoyo a quienes lo necesitan.
Cabe destacar que de acuerdo a especialistas, la violencia psicológica no solo afecta a la víctima de manera individual, sino que también tiene repercusiones en el entorno familiar y social, ya que los hijos que presencian o viven en un ambiente de violencia psicológica pueden desarrollar problemas de conducta, ansiedad, depresión y dificultades en sus relaciones interpersonales.