Para los ejidatarios, las pérdidas económicas y el daño a su tierra, en algunos casos no lo es todo, sino que se han tenido que enfrentar a las amenazas hechas por parte de quienes se dedican al robo de hidrocarburo.
Tan solo en un ejido de 20 hectáreas, están abiertas al menos cuatro tomas clandestinas en ductos de Pemex, que atraviesan sus predios y que identifican con precisión, mediante la misma postería amarilla que coloca Pemex.
“Tanto así de gasolina se mira y el agua abajo por eso se echó a perder(la cosecha), pura gasolina, como que dejaron una fuga”, dicen apuntando el sitio, donde encuentra una toma.
Un campesino narró que dentro de sus tierras desde hace 13 años fincó una casa, que tenía abandonada y a la que se vio obligado a regresar para habitar desde noviembre pasado, pues “los huachicoleros” como los conocen, se estaban adueñando de la vivienda.
“Empecé a cerrar por lo mismo de los huachicoleros, de aquel lado está una toma, empezaban a pararse aquí; por eso me vine pa´ acá para empezar a correr a todos esos; ellos vienen y se plantan”, apuntó.
Según los ejidatarios después de las 10 de la noche tienen prohibido desplazarse a ciertos puntos del ejido, donde ya saben que hay tomas clandestinas e incluso no les permiten ni siquiera regar sus tierras a esa hora.
“No pueden regar ni hacer nada en la noche, es más hay gente que la corren, le dicen: te volvemos a mirar a estas horas aquí y ya”, afirman.
Un campesino aseguró que hay personas que se dedican a cuidar y vigilar los alrededores de cada toma clandestina, por lo que infieren que los que se dedican al robo, conocen los terrenos.
Mencionó que de dos a tres de la madrugada, han sido vistos los “invasores”, así como la entrada y salida de pipas.
En otra comunidad del estado, los campesinos narraron que los huachicoleros se instalaron en un predio de cultivo, donde construyeron una pequeña choza; pero el propietario se les enfrentó, cuando se percató de que estaban excavando, en medio de su cultivo de sorgo.
“No viene una persona, vienen 15 o 20; llegan así y dicen: voy abrir aquí y si haces algo, te mueres; he corrido el riesgo por defender que no se metan, los perjudicados vamos a ser nosotros”, agregó, y recordó que las personas llegan en camionetas de lujo.