En tres operativos, efectuados en un plazo de siete meses entre noviembre de 1997 y junio de 1998, autoridades federales descabezaron al emporio criminal del Cártel de Colima, organización que tardó menos de diez años en consolidarse como la de mayor peso en el tráfico de metanfetamina.
La dinastía estaba encabezada por los hermanos Adán, José de Jesús y Luis Ignacio Amezcua Contreras, apodados como Los Reyes de las Metanfetaminas. A casi tres décadas de su arresto, los Amezcua han logrado evitar su entrega a Estados Unidos, pese a ser identificados entre los más prolíficos narcotraficantes de finales del siglo XX, ¿Quiénes son estos hombres? En MILENIO te lo contamos.
El clan que puso en jaque a EU
José de Jesús Amezcua Contreras (alias Chuy) nació un 31 de julio, aunque las autoridades estadunidenses no han logrado precisar si fue en 1964 o 1965. La misma imprecisión se muestra en el caso de su hermano Luis Ignacio, de quien existen tres fechas de nacimiento distintas: 22 de febrero de 1964, 21 de febrero de 1964 y 21 de febrero de 1974. Lo que se sabe es que ambos, al igual que Adán Amezcua, son originarios de Colima.
Reportes periodísticos señalan que los Amezcua Contreras crecieron en el seno de una familia de recursos limitados y, durante su juventud, se dedicaron al comercio de pollos hacia estados como Baja California. Se presume que Jesús y Luis Ignacio emigraron a California, Estados Unidos, en busca de nuevas oportunidades y fue ahí que iniciaron su trayectoria criminal.

Investigaciones de la Administración para el Control de Drogas (DEA) sostienen que entre finales de los ochenta y principios de los noventa, los Amezcua encontraron en la metanfetamina una mina de oro sin explotar, pues la droga que predominaba en el panorama criminal mexicano era la cocaína.
"Desde los años sesenta, el tráfico de metanfetamina había estado dominado por bandas de motociclistas y traficantes independientes, pero esto cambió a finales de los ochenta, cuando organizaciones como la de los hermanos Amezcua Contreras comenzaron a producirla en una escala mayor y más estructurada", puede leerse en un informe de la agencia antidrogas.
Para consolidar su poderío en este rubro, los Amezcua aprovecharon todo el aprendizaje obtenido durante los años que trabajaron como colaboradores de cárteles colombianos para traficar cocaína.
No sólo estudiaron a detalle las rutas para introducir sustancias ilícitas, sino que comprendieron las dinámicas del mundo criminal e identificaron que el mayor error de los grupos activos era mantener disputas violentas por el territorio.
Con tales conocimientos, forjaron en México lo que se conoció posteriormente como la 'ruta de la efedrina', un precursor químico de la metanfetamina que en aquellos años estaba libre de rigurosos controles. Consiguieron importantes socios en países como Suiza, India, Alemania y República Checa para importar las sustancias a diversos puntos de México, incluido el puerto de Veracruz, y llevarlas hacia Estados Unidos.
Debido a que no había intermediarios y no tenían ninguna clase de competencia, los Amezcua Contreras se quedaban con el 100 por ciento de las ganancias obtenidas por sus negocios ilícitos. Su independencia financiera, además, se tradujo en una completa libertad para expandir su territorio de operaciones.
Según el gobierno estadunidense otra de las claves que favorecieron al clan de los Amezcua fue que sólo permitieron la participación directa de familiares y amigos en los que tenían una plena confianza. Este segundo círculo se encargaba, a su vez, de reclutar personas para las tareas más riesgosas, como la preparación de la metanfetamina y el traslado de las sustancias.
Los procesos judiciales de los Amezcua Contreras: ¿por qué no fueron extraditados a EU?
El 10 de noviembre de 1997, cuando los hermanos ya eran considerados fugitivos de la justicia estadunidense, agentes del Ejército Mexicano capturaron a Adán Amezcua en la carretera Las Guásimas-Colima.
Al año siguiente, el 1 de junio de 1998, Luis Ignacio Amezcua Contreras fue detenido en Guadalajara, Jalisco, por agentes de la otrora Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS). Casi cinco horas después, ya durante la madrugada del 2 de junio, elementos de la misma institución arrestaron a Chuy Amezcua en la Ciudad de México.
La Corte del Distrito Sur de California requería a Jesús Amezcua desde febrero de 1993, pues lo acusaba del delito de conspiración para poseer cocaína con fines de distribuirla. Cinco años después, ese mismo tribunal reveló nuevos cargos en su contra por delincuencia organizada para fabricar y distribuir metanfetamina, así como con posesión de efedrina.
Dicha instancia también albergaba, desde 1994, una acusación contra Luis Ignacio Amezcua por delitos similares, a los que se sumaron la posesión de precursores químicos de metanfetamina y lavado de dinero.
En 1998, las autoridades estadunidenses solicitaron que ambos fueran extraditados y, aunque en un inicio se había concedido la entrega de Chuy Amezcua, el jefe criminal logró evitarlo mediante una serie de amparos.
Diversos jueces otorgaron la protección a Jesús Amezcua debido a que si era extraditado a Estados Unidos podía enfrentar cadena perpetua, una condena no contemplada en la Constitución mexicana.
Por otro lado, la última captura registrada de Adán Amezcua ocurrió en el año 2001. En diciembre de 2005, un tribunal federal autorizó que su sentencia fuera reducida de 22 a nueve años y medio de cárcel, mientras que la condena dictada contra Jesús Amezcua quedó en 23 años, en lugar de los 28 ordenados anteriormente.
En septiembre de ese mismo año, Luis Ignacio Amezcua fue sentenciado por un juez de Jalisco a 49 años de prisión por delitos contra la salud, asociación delictuosa y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
BM.