Policía
  • Corrieron sin salida: testimonios inéditos del operativo mortal en el New’s Divine

El operativo al interior del bar dejó como saldo 12 personas sin vida y decenas de heridos | Milenio

El 20 de junio de 2008, un operativo policial hizo de una tardeada en el New’s Divine una trampa mortal: 12 jóvenes murieron asfixiados, mientras las autoridades daban portazo.

DOMINGA.– Lo primero que Verónica vio cuando recuperó el conocimiento fueron los ojos llenos de lágrimas de su hermana Diana. Como pudieron, caminaron hacia el túnel de salida del New’s Divine. Recuerda los cuerpos apretujados, el dolor de cabeza, un picor en la garganta y el barandal que oprimía su estómago. Fue una estampida provocada por un operativo policiaco.

Esa tarde del 20 de junio de 2008 lograron salir de la discoteca que frecuentaban en la colonia Nueva Atzacoalco, en la Ciudad de México que gobernaba Marcelo Ebrard. Pero una vez afuera, a pesar del dolor y la conmoción, recordó que les hacía falta Isis, su amiga, con quien habían llegado para bailar.

¡Tenemos que encontrar a Isis!–le dijo a Diana, sosteniéndose de ella. Verónica intentó regresar al lugar pero un policía, robusto con barba de candado, le metió un toletazo con un garrote corto en el costado derecho de la cadera y le dijo:

–¡Pinche chamaquita estúpida! Todavía que te sacamos te quieres volver a meter. ¿Qué no estás viendo? –dijo.

Un operativo policial dejó al menos 12 personas muertas en la discoteca News Divine. (Cuartoscuro)
Una estampida humana se desató al interior del bar tras el arribo de cuerpos policiacos. (Cuartoscuro)


Mientras el oficial se alejaba y Verónica se recuperaba del dolor, una chica se le acercó para preguntarle si acaso estaba buscando a una “chava flaquita” de pelo chino. Vero le contestó que sí. La joven le señaló a una chica al pie de una ambulancia. Ahí estaba Isis.

Su amiga estaba inconsciente acostada sobre la acera, aún movía ligeramente una mano. Verónica dice que alcanzó a ver las huellas de los golpes que tenía en el estómago y los antebrazos. “Los paramédicos no la quisieron atender”, diría Verónica unos días después en una declaración ante las autoridades. Ya la daban por muerta.

Se acercaron otras amigas que lograron salir del lugar, incluida su hermana Diana, quien apretó el pecho de Isis con ambas manos, intentando darle primeros auxilios, pero no lo logró, todo era en vano. Verónica, como cuidando su intimidad, recuerda que le intentaba acomodar la ropa rota, desaliñada.

¡Está muerta! ¡Ya no respira! –gritaban otras chicas a su alrededor.

El incidente en el bar dejó como saldo 12 personas sin vida.
Los cuerpos de las víctimas yacían en el asfalto afuera del inmueble ante la mirada de agentes policiacos y paramédicos | Jesús Quintanar


Verónica y sus amigas lograron interceptar a un paramédico y éste no hizo más que confirmar lo que imaginaban: Isis Gabriela Tapia, de tan sólo 16 años, falleció afuera del New’s Divine. Muy cerca de Isis, también estaba Rafael Morales, un amigo de la colonia de las chicas, quien estaba convulsionando por un golpe en la frente. “Los policías lo golpearon y lo mataron”, diría Verónica después.

La noche del 20 de junio de 2008, en la alcaldía Gustavo A. Madero, el antro New’s Divine se transformó en escenario de una de las mayores tragedias recientes de la Ciudad de México. Cuando elementos del Mando Único del Sistema de Coordinación Policial y de la Secretaría de Seguridad Pública organizaron, en medio de la fiesta, un operativo para comprobar si en aquel lugar se vendían drogas y bebidas alcohólicas a los menores de edad. Sin embargo, el operativo fue cruel y terminó en el hacinamiento de 102 jóvenes.

Las autoridades mismas bloquearon las salidas y cientos de los jóvenes asistentes quedaron atrapados en un pasillo angosto sin ventilación: 12 personas –nueve adolescentes y tres policías– murieron asfixiadas en cuestión de minutos, y decenas más resultaron gravemente heridas.

El operativo dejó 12 personas sin vida y múltiples lesionados.
Policías bloquearon la única entrada y salida del bar mientras que al interior más de un centenar de jóvenes eran hacinados | PGJDF
“Observé que todos se estaban empujando y había policías golpeando a jóvenes y mujeres, cuando íbamos a la salida todos se estaban aventando, cuando llegué a la mitad de las escaleras la puerta de la única salida estaba sellada. [...] Llegando más abajo aventaron los policías gases de humo y volvieron a cerrar la puerta”, diría Caterine, una de las jovencitas.

Estos son los testimonios de un expediente judicial del caso, de los jóvenes que acudieron a aquella tardeada en la discoteca New’s Divine, que se convertiría en una de las tragedias más mortales de la Ciudad de México. Esta es una colaboración de ARCHIVERO para DOMINGA, que revela que en México la verdad oficial siempre está en obra negra.

Una tardeada de viernes en la discoteca New's Divine

Nuevos testimonios y fotografías del caso surgieron a casi una década.
Lo que parecía ser una tarde de celebración terminó por convertirse en tragedia | Jesús Quintanar / Notivox Diario


Era fin de curso y, para celebrar, Jessica y su hermana Jennifer pidieron permiso a su madre para salir con unas amigas –Alejandra, Karina y Jazmin– a un antro sobre la avenida Eduardo Molina, en la colonia Nueva Atzacoalco. Ahí se organizaban tardeadas en las que podían ingresar menores de edad por 30 pesos.

Cuando llegaron, a eso de las cuatro de la tarde, una fila de 25 personas se extendía por la avenida. Después de un rato de espera, pudieron por fin cruzar la fachada plateada que simulaba estar empedrada. Jessica dejó en paquetería su mochila de Wamba, un personaje del portal de gusanito.com, y se reencontró con su hermana y sus tres amigas en el segundo piso, a un lado de la cabina de sonido.

Se pusieron a bailar al ritmo del dembow, del reguetón y las percusiones electrónicas del tribal, cuando al poco tiempo, todos los rincones se empezaron a llenar de policías. La música entonces se detuvo. Por las bocinas sonó la voz de Alfredo Maya, dueño del New’s Divine:

–Chavos, tenemos un operativo y necesitamos desalojar…
Nuevos testimonios y fotos han surgido sobre el caso
A los jóvenes se les ordeno retirarse a través de un estrecho túnel | Jesús Quintanar / Milenio


Sus palabras provocaron de inmediato los chiflidos de chicos que reclamaban la fiesta. Para calmar la protesta, Alfredo Maya volvió a tomar el micrófono para anunciarles una promoción:

–Por favor retírense con cuidado y les prometo que el próximo viernes la entrada es gratis –dijo y en ese momento, en el que algunas personas empezaban a encaminarse a un estrecho túnel que hacía las veces de entrada y de salida, la voz de un oficial de policía irrumpió en los oídos de los asistentes:

–Ora sí, chamaquitos vale verga. ¡Saquen la droga, hijos de la chingada! No saben el problema en que se acaban de meter.

Los elementos de la policía que habían invadido de a poco los recovecos del antro emprendieron entonces una ofensiva: algunos golpeaban a diestra y siniestra con garrotes, otros manoseaban a las chicas menores de edad. Según los testimonios de las jóvenes también les quitaron el poquito dinero y los celulares que llevaban.

–¡Desaloja el lugar, si no de una putiza no te vas a salvar! ¡A chingar a su madre! ¡Desalojen! ¡Parecen pendejos! –les gritaban.
Decenas de jóvenes intentaron salis desesperadamente del lugar.
Fotografía de los jóvenes aglomerados en el estrecho pasillo bloqueado por la policía capitalina | Cuartoscuro


La gente empezó a salir asustada por la puerta principal hasta que, insospechadamente, la cerraron ante los ojos desesperados de los chicos que se apilaban y no alcanzaron a ver la calle. Empezaron los gritos, déjenme pasar, reclamaban. Las chicas recuerdan que un policía que sujetaba la puerta les repetía:

–¡No puedo! No puedo abrirla, tengo órdenes de no abrirla.

Juan Carlos, uno de los jovencitos en el New’s Divine esa tarde, cuenta que vio cómo varios sujetos vestidos con uniformes de granaderos de color azul marino se pararon frente al acceso e impidieron que la gente siguiera saliendo. “Entonces se comenzó a sentir el ambiente muy caliente [...], [pienso] que los policías arrojaron gas lacrimógeno [...], no se podía respirar y la gente estaba desesperada tratando de salir”.

Mientras todos se apilaban desesperados en su intento por abandonar el lugar, una niebla espesa que no dejaba respirar empezó a alcanzar todos los rincones del establecimiento. Nadie veía por dónde salía.

Doce personas murieron y múltiples resultaron lesionadas.
Algunos jóvenes lograron salir rápidamente del inmueble mientras que otros fallecieron y fueron gravemente lesionados | PGJDF


La multitud empujaba a Jessica y a sus amigas, unos metros atrás, desde las escaleras hasta el túnel de salida, donde el espacio se reducía y era cada vez más difícil respirar. A fuerza de jalones y zarandeos, muchos jóvenes empezaban a caer al suelo, donde eran pisados por otros que como ellos intentaban también escapar del lugar. Jessica recuerda que escuchó que su hermana Jennifer le gritaba:

–¡Espérame, espérame!

Se detuvo pero un empujón brusco la tumbó. De esa tarde no recuerda más. Hoy, gracias a un informe videográfico de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, se revela que tuvieron que pasar 15 minutos a partir del amontonamiento para que iniciara el rescate de las personas lesionadas y asfixiadas, mismas a las que colocaron sobre el pavimento a la espera de ambulancias que tardaron otros 15 minutos más en llegar. El informe exhibe también que los paramédicos atendieron, en primera instancia, a policías lesionados negándoles a otros la asistencia médica.

Nuevos testimonios apuntan a que paramédicos no brindaron la atención a las víctimas
Las víctimas del hacinamiento yacían ante la indiferencia de las autoridades | Jesús Quintanar


Sandra Berenice Sánchez Coronel, otra joven sobreviviente de la tragedia, testificó haber identificado a un oficial pateando a personas tiradas en el suelo, inertes, tapadas con mantas o con sus propias ropas, con tal de hacerlas a un lado.

Jennifer vive con las secuelas que dejó aquella tarde en el New's Divine

El 30 de octubre de 2008, la señora Claudia Martínez Alcalá se presentó en el ministerio público junto con su hija, Jessica Lizeth Jiménez Martínez, para rendir su declaración sobre los acontecimientos ocurridos tres meses atrás en la discoteca New’s Divine. Sus hijas habían sido llevadas a urgencias en el Hospital General La Villa.

Relató que allá le informaron que la mayor de sus hijas presentaba estallamiento de vísceras a causa de los pisotones, mientras que Jennifer había sufrido muerte cerebral debido a la sofocación. Le entregaron sus ropas aún mojadas por la sangre y le pidieron esperar afuera. Cuando la señora intentó ingresar de nueva cuenta, policías y personal del hospital la sacaron a empujones. 

Nos decían que era nuestra culpa por tener hijos lacras, que los niños se lo merecían”.
Los jóvenes que sobrevivieron enfrentan secuelas de por vida.
Aunque las hermanas sobrevivieron, otros jóvenes como Isis y Rafael no corrieron la misma suerte | Héctor Tellez / Notivox Diario


Ese día logró trasladar a Jessie y a Fer, como les dice de cariño, a la clínica IMSS de Magdalena de las Salinas. Jessica permaneció cinco días en coma y recibió el alta poco después. Sufrió una lesión en el manguito rotador del brazo derecho, cortadas en el cuello y el pecho, parálisis del lado izquierdo del rostro y una crisis de nervios por la que recibió atención médica particular.

Jennifer se mantuvo en terapia intensiva durante 20 días, le diagnosticaron una encefalopatía anoxo-isquémica, síndrome ocasionado por la falta de oxígeno y circulación sanguínea en el cerebro. Las secuelas la mantienen postrada hoy en una cama dependiendo enteramente de los cuidados de sus padres.

Un video muestra el momento en que dos elementos de la policía trasladaban inconsciente a Jennifer a las afueras de la discoteca. Cuando estos intentaron subirla a una ambulancia del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, un paramédico les grita, alterado: “¡No me subas ni uno! ¿Abajo, eh? ¡Abajo!”.

Los policías entonces arrojan a Jennifer contra el suelo. Así de atroz.

El dueño del New’s Divine fue el único que terminó en prisión

Alfredo Maya fue sentenciado a 24 años y 9 meses de prisión por el delito de corrupción de menores, al permitir la venta de bebidas alcohólicas
Liberan a Alfredo Maya, único sentenciado por el caso News Divine


Tras la tragedia del New’s Divine, se prometieron investigaciones exhaustivas y sanciones ejemplares. Pero el entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y su secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, salieron prácticamente ilesos en términos judiciales y políticos. Algunos mandos medios fueron procesados pero la mayoría de las acusaciones se desmoronaron con el tiempo. El único que llegó a prisión fue Alfredo Maya, bajo cargos de corrupción de menores, pero consiguió la libertad en septiembre de 2022.

A más de 15 años, la tragedia de la discoteca New’s Divine se recuerda como uno de los episodios de represión institucional más graves de la Ciudad de México. Demolieron después el local de avenida Eduardo Molina, como tratando de borrar toda huella. Hoy lo único visible de aquel antro es la estación del Metrobús que lleva como memorial su nombre.


GSC/ATJ

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Laura Sánchez Ley
  • Laura Sánchez Ley
  • Es periodista independiente que escribe sobre archivos y expedientes clasificados. Autora del libro Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo (Penguin Random House, 2022).
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