En el IMSS no compramos alimentos preparados para los pacientes y el personal. Contamos con 14,641 compañeras y compañeros dietistas, nutriólogas y técnicos que cada día diseñan y preparan 1.3 millones de raciones de alimentos en las 374 cocinas y 466 comedores del Seguro Social.
Hacerlo no es sencillo, por eso desarrollamos el Sistema de Planeación y Control de Alimentos (Placa). Un programa de cómputo en el cual se diseñan y emiten los regímenes dietéticos que se proporcionan a los pacientes y personal de las unidades. Eso permite planear y adecuar en forma oportuna y eficaz menús a la disponibilidad de los alimentos en el mercado, hábitos alimentarios de la región y optimizar los recursos financieros.
Además, en el IMSS cada año se brinda más de 2.6 millones de consultas de evaluación del estado nutricional y se diseña un plan de nutrición personalizado, de acuerdo con las calorías y la distribución de nutrientes para cada derechohabiente.
¿Por qué les cuento esto? Porque ayer fue el día del Personal de Nutrición en México. Una profesión fundamental, sobre todo, para el futuro de los sistemas de salud.
Hoy en el mundo existe una discusión sobre los problemas de obesidad y las enfermedades asociadas como la diabetes o la hipertensión, pero también sobre el costo que genera a las instituciones atenderlas en sus estados avanzados.
La semana pasada la revista Lancet publicó su artículo “Definición y criterios diagnósticos de la obesidad clínica”.
Ahí señala que si bien, desde 1948 la obesidad se reconoce como una enfermedad, es necesario redefinirla y entenderla como una condición de enfermedad independiente que puede ser preclínica o crónica como sucede en otras enfermedades y especialidades médicas.
Una de las conclusiones del texto es que hay que dejar de ver la obesidad únicamente como una condición de riesgo en las personas.
Además, Lancet señala una premisa fundamental: Los métodos actuales basados en el Índice de Masa Corporal (IMC) para medir la obesidad pueden tanto subestimar como sobreestimar la adiposidad y proporcionar información inadecuada sobre la salud a nivel individual. Se tienen que considerar otro tipo de criterios como la edad, el género, la etnicidad, la relación cintura-altura, entre otros.
El artículo puede significar una transformación radical sobre cómo se debe entender y atender un problema mundial tan complejo como la obesidad.
En el IMSS creemos que es importante tomar en cuenta los nuevos paradigmas para plantearnos varias preguntas y romper con algunos esquemas que han formado parte de nuestro imaginario. Por ejemplo, dejar de cargar toda la responsabilidad de la obesidad a las personas. Si bien hay un grado de responsabilidad individual, existen condiciones sociales, económicas y hasta culturales que afectan el desarrollo de las personas.
La presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum, ha planteado construir una República sana, con el propósito de exigir fortalecer la atención médica preventiva y dejar de reducir la obesidad a un aspecto físico. Comprender ampliamente esta enfermedad nos ayudará a atender sus causas. En las próximas semanas presentaremos algunas estrategias del gobierno federal para combatir este problema.
Mientras escribo: Joel Ayala siempre tuvo trato y palabra. Se daba a respetar, pero también se daba a estimar. Siempre tuvimos diálogo franco y cercano para alcanzar objetivos comunes a favor de los trabajadores, las instituciones y las personas que hacen uso de ellas. Descanse en paz.