Solo hay dos maneras de comenzar una amistad: cuando se comparte la alegría o cuando se comparte la dificultad. Con la doctora Claudia Sheinbaum, primero compartimos la dificultad y de ahí nació la confianza y el respeto, luego la alegría y la esperanza. Pero esto no es casualidad, fue la convicción de enfrentar juntos uno de los momentos más difíciles de la historia del país.
Era abril del 2020 y nos encontrábamos a punto de vivir lo que algunos llamaban “la tormenta perfecta”, una pandemia en una de las ciudades más grandes del mundo, con personas que no podían dejar de trabajar, con personal de salud con incertidumbre, con equipos de salud escasos y con un crecimiento ininterrumpido por covid-19, el escenario no era fácil.
Recibí la llamada de la entonces Jefa de Gobierno, habíamos coincidido en varias reuniones del gabinete, pero no nos había tocado trabajar directamente. En la llamada, la Jefa fuerte y directa como es, me dijo que los acuerdos que habíamos realizado para la reconversión de camas hospitalarias para atender a pacientes con covid no se estaban cumpliendo. Tenía razón.
Colgué y comencé a ver lo que estaba pasando: retrasos en las labores administrativas y en la logística de unidades médicas. En unas horas le regresé la llamada, la puse al tanto de todas las decisiones que en el IMSS se habían tomado para la Ciudad de México; me comprometí a que les iba a dar seguimiento personalmente.
Esa noche acordamos algo más, íbamos a trabajar unidos. Y la palabra unidos en una pandemia quiere decir mucho. Al día siguiente nuestros equipos se sentaron y comenzamos a tomar decisiones, a compartir las dificultades, a caminar juntos, a construir la respuesta que la ciudad merecía: soluciones y no burocracia lenta y poco resolutiva. Un retraso o una descoordinación no nos volvería a pasar.
El resto de la historia, se llena de alegría y esperanza. La Organización Panamericana de la Salud reconoció el trabajo de la Doctora liderando a las instituciones públicas que hacíamos frente a la pandemia. La economía y el nivel de empleo en la Ciudad de México se recuperaron rápidamente. Desde entonces no dejé de tener comunicación y de hacer equipo con Claudia Sheinbaum.
El domingo pasado con memoria y esperanza, el pueblo de México decidió convertirla en la primera mujer presidenta de este país. En ella cohabitan ciencia, conciencia, experiencia, humanismo y amor. Tiene gran claridad de los procesos políticos y sociales, sabe definir tiempos y rutas, no es política improvisada, es de territorio con extraordinaria formación académica; su determinación y método nos llevarán a consolidar el segundo piso de la transformación.
Los teóricos de la Ciencia Política y la Historia misma señalan que los términos del acceso, determinan los términos del ejercicio del poder. Hoy el humor social en el país es positivo: según el reporte electoral de MilenIA, Central de Datos e Inteligencia Artificial, el 85% de los usuarios de redes sociales manifestaron alegría y confianza con su elección frente al 6% que expresaron su rechazo.
De acuerdo al Programa de Resultados Electorales del INE, la doctora Claudia tiene una ventaja de más del 30% de votos frente a la candidata de la oposición.
Llegar con esta autoridad moral y política permitirá una profundización de la transformación a un ritmo más rápido. Sin duda alguna, vamos con rumbo al porvenir.
¡Será un gran segundo periodo de la 4T!
Mientras escribo: Desde hoy y hasta el jueves estaremos en la mañanera con el presidente López Obrador; nos conectaremos con los 23 estados que forman parte del IMSS Bienestar para que, junto con los gobernadores, entreguemos las tarjetas de “La Clínica es nuestra” el nuevo programa que servirá para mejorar 11,347 Unidades de Salud.
