Cultura

Metamorfosis de enero

Hay que ser duro con uno mismo, si se desea mudar de paradigma. Octavio Hoyos
Hay que ser duro con uno mismo, si se desea mudar de paradigma. Octavio Hoyos

“Hoy voy a cambiar”, rezaba la canción, para burla de muchos porque ya todos vimos esa misma película. Poca es la gente que en realidad cambia, abundan quienes lo hacen para empeorar. No cambia uno, al final, por causa de sus nobles intenciones —a menudo lo intenta durante los primeros días del año, cuando el ocio imperante nos pone reflexivos— sino porque le urge y no tiene otra opción. Ahora bien, esta urgencia suele ser esquiva y no toda la gente la percibe a tiempo, porque lo que uno espera y en el fondo desea es que cambien los otros, y si es posible el mundo en general. Que son los que realmente están muy mal, ¿no es cierto?

Buena parte del pensamiento mágico tiene que ver con esa expectativa, sencillamente porque es la más cómoda. Cambiar es problemático, no solamente porque nos exige toda suerte de esfuerzos y renuncias, sino porque antes de eso supone acreditar el propio error, y acaso dar razón a quienes nos critican porque pasan los años y nomás refinamos. Hay una rara mezcla de pereza, cinismo y soberbia en el convencimiento de que son los demás (and never me) quienes deberían verse francamente al espejo.

A los políticos les gusta alardear, con un orgullo de tufo eclesiástico, de ser siempre los mismos y nunca haber cambiado sus posturas. Y lo de menos es que sus ideas sean viejas, descabelladas y hayan probado ser ineficaces, pues al fin las esgrimen con el convencimiento de un predicador, fustigan a quien osa cuestionarlas y miran con desdén hacia una realidad que a diario les desmiente. Actitud que, por cierto, gana muchos adeptos entre esa borregada que se niega a cambiar y apela al mal-de-muchos para seguir igual. “¡Es que estamos en México!”, pretextan a la vez que nos regañan. ¿Qué clase de confianza tendría que inspirarnos quien cree las mismas cosas de la escuela al asilo? ¿Es que nada en la vida hizo temblar sus certezas casposas y putrefactas? ¿Por qué le da vergüenza recular?

Sea verdad o no, jactarse de jamás haber cambiado equivale a decirse satisfecho por todos los errores cometidos, como aquellos burócratas cuya sola misión en este mundo consiste en calentar cada asiento que ocupa su fofo nalgatorio. El mérito no está en pensar lo mismo, sino en tener el sano atrevimiento de asomarse a distintos horizontes, aun si saliera cara la curiosidad. “Para vivir fuera de la ley tienes que ser honesto”, sentencia el viejo adagio dylaniano, y algo por el estilo sucede en el progreso del pensamiento humano. Una cosa es tener razón en este instante y otra muy diferente conservarla por siempre de tu lado. La honestidad está en abrir los ojos.

Claro que la ceguera tiene sus recompensas. Marchar con el rebaño a ojos cerrados es gozar del favor de los pastores, si bien todos sabemos que el último trayecto desemboca a las puertas del matadero. Tal suele ser el precio de seguir adelante en el error, por el miedo a saltar hacia afuera del tren del conformismo. Ahora bien, nadie cambia de golpe. Quien quiere cambiar hoy ha de hacerlo mañana, y pasado mañana, y a saber cuántos meses o años de desafiarse a diario para dejar de ser el pelmazo de siempre.

Hay que ser duro y áspero con uno mismo, si se desea mudar de paradigma. La humildad se demuestra no al inclinar la testa como todos los mustios, sino al pegarse en ella y decirse pendejo-pendejo-pendejo, con la honradez profunda de quien experimenta un derrame biliar autoinfligido.

El cambio es privilegio de los inconformes. Porque no cambia uno para encarnarse en otro, como para quitarle peso muerto a la persona que ha sido y será. Porque lo que hoy parece suficiente mañana no será sino cascajo. Porque quienes ahora se miran poderosos ignoran que son parte del pasado. Porque el poder que cuenta es el que ejerce uno sobre sus miedos. Y porque eso le toca, qué carajo.


Google news logo
Síguenos en
Xavier Velasco
  • Xavier Velasco
  • Narrador, cronista, ensayista y guionista. Realizó estudios de Literatura y de Ciencias Políticas, en la Universidad Iberoamericana. Premio Alfaguara de Novela 2003 por Diablo guardián. / Escribe todos los sábados su columna Pronóstico del Clímax.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.