Ya es un ritual avezado en las últimas décadas: semanas antes de junio del año en curso, la bandera del arcoíris empieza a emerger como virus infectando de tolerancia y fraterna diversidad como la humedad hasta en las grietas más insólitas. Simplemente no hay cornisa sin las franjas de los siete colores o la versión actualizada que incluye más diversidades, izándose en lo alto.
Desde luego, la mayoría del apoyo proviene del sector comercial que pretende hacerse de ganancias a costa de nuestra anhelada inclusión. Como el caso de la marca Gap en el que una bandera no era suficiente. Para dejar claro su indiscutible empatía con el mes del orgullo, lanzó una camiseta blanca de cuello redondo en algodón para todas las edades con la palabra pride impresa al frente y en los colores del arcoíris. Puesta a la venta sobre el maniquí de un niño de seis o siete años en los pasillos de una tienda departamental a un costo de 359 pesos. Porque nada grita más progresismo que un arcoíris.
Cómo en todos los meses del orgullo no falta el frígido que busca gritar su indignada homofobia, para según él, proteger las tradiciones que sostienen la rutina de la sociedad y el caso de la camiseta en formato infantil fue el pretexto de este 2023. Un periodista, conductor de noticias y twittero del alma, hizo pública su indignación dirigiendo sus quejas a las redes sociales de la tienda acusando a dicha departamental de “Promover estas ‘modas’ te vuelve promotor de ideas de sexualización de menores de edad” (sic).
Como cada que un ataque de homofobia hace ruido, no faltan quienes devuelven la ofensiva con locuciones que defienden la valentía de la marca o la empresa por estar del lado de las minorías, representándolas en sus aparadores.
El caso de esta tienda es un fastidio, pues tanto los que acusaron de promover “la sexualización de los menores de edad” como aquellos que la defendieron por la representación que supone la palabra pride al centro de la camiseta, no recordaron que en 2015 esa misma tienda departamental se vio envuelta en un turbio escándalo al encubrir la muerte de una empleada y adulterar el lugar de los hechos que fue el interior de sus lujosas instalaciones. Un instinto de misoginia y violencia laboral. ¿Por qué habría que celebrar la representación de una tienda a la que sólo le importaron las ganancias antes que cerrar la sucursal involucrada para una investigación rigurosa que explicara las causas de la muerte?
No importa los mentados valores familiares o los ideales progresistas bordados en el logo de la camiseta de Gap. El único principio que sale sin moretones y libre de culpas o linchamientos es el consumismo y la obsesión por pagarlo s un espectro conservador que poco ayuda a contextualizar los derechos de los homosexuales. ¿Qué pasará cuando las marcas se cansen de nosotros?
Un artículo de CNN Business publicado el 1 de junio de 2023 vaticina que la derechización de las marcas puede ser una peligrosa realidad a consumirse en un par de años. Deteniéndose en los casos de la famosa departamental Target y la aguada cerveza Bud Light quienes han optado por retirar cualquier señal de arcoíris que pudiera meterlos en problemas con su mercado. Que se compone principalmente de clases medias y bajas y esto es un pequeño asomo de la incidencia de los derechos gays en la actualidad al menos en el panorama estadounidense pero como sabemos, termina filtrándose a la realidad mexicana. Minorías sexuales asociadas al lujo y determinado poder adquisitivo.
Desde el hombre con falda que acusó discriminación en un restaurante en la punta de un rascacielos, se deja ver cierta urgencia por hacer que la representación que supone el marketing alienado a las causas de la diversidad sexual, ya sea que venga del local de moda, una firma de ropa o el sello de una tienda departamental sea más relevante que los derechos sin el respaldo de un patrocinio. Consumir a lo pendejo para materializar nuestra inclusión.