Política

La derecha moderna de Lilly Téllez ¿funcionará?

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Lilly Téllez quiere ganar la candidatura y su propuesta es convertirse en la representante de la “derecha moderna”. Es decir, de un movimiento conservador que limite el papel del Estado, rechace la diversidad sexual, celebre el papel tradicional de la mujer en la familia y la mano dura contra el crimen.

La pregunta es si este discurso convencerá al electorado. Pienso que lo hará pero los datos muestran que será menos efectivo de lo que Lilly espera.

Sin duda, en ciertos temas, México es conservador. Por ejemplo, el 60% de los votantes consideran que el matrimonio solo debe ser entre hombres y mujeres [i] y el 79% de los mexicanos cree que la religión es importante en su vida [ii].

La mano dura contra el crimen es particularmente atractiva. El 86% de la población está de acuerdo con que el ejército combata al crimen organizado y el 73% con que realice tareas de seguridad pública generales [iii, iv]. Incluso, el 72% está conforme con que administre aduanas, cruces fronterizos y aeropuertos [iv].

Quizá lo más acertado de la campaña de Téllez es vocalizar la enorme desconfianza que el mexicano tiene hacia el gobierno (72%) [v]. El mexicano cree en López Obrador, pero no cree en lo público. Una de mis evidencias favoritas de ello es cómo, en materia de seguridad, la población tiende a preferir soluciones privadas como alarmas o guardias (45%), a tener policías con más recursos (30%).

Sin embargo, a pesar de sus aciertos, Téllez está sobrestimando el poder de una agenda de derechas en México.

Los datos muestran que la derecha es minoritaria y la agenda conservadora cada vez menos atractiva. Solo el 19% de la población se identifica con la derecha [v] y las tradicionales visiones conservadores ya no son mayoritarias. Por ejemplo, la mayoría de los mexicanos ya está a favor de que la ley permita el aborto (55%) [vi] y aprueba roles no tradicionales de género como que el hombre se haga cargo de la casa y los niños mientras la mujer trabaja (53%) [vii].

Por supuesto que antes no era así. Hace poco más de una década solo el 30% estaba de acuerdo con el aborto [viii] y el 39% con los roles no tradicionales [vii]. Pero la sociedad mexicana se está transformando con una velocidad que Lilly Téllez no reconoce. Consideren el feminismo. Hace tres años el 71% de la población decía rechazar las marchas feministas porque hacían tráfico [ix]. Hoy una gran mayoría las aprueba (63%) [vi].

La gente tampoco quiere el estado mínimo que propone Lilly. Por el contrario, quiere un estado que intervenga de las dos formas más temidas por la derecha: cobrando impuestos y redistribuyendo la riqueza. El 65% está a favor de redistribuir la riqueza que existe en México y el 63% se declara interesado en pagar impuestos para tener mejores servicios públicos [x]. El mexicano es más generoso de lo que la agenda conservadora asume. El 75% del país piensa que el gobierno debe gastar más en ayudar a los pobres y más del 60% considera que su comunidad es importante para salir adelante [x].

Lo más problemático de la “derecha moderna” para Téllez es que el gancho para que voten por ella es bastante débil. Al momento, éste consiste en asumir que el votante cree que López Obrador es “autoritario”, que el país se encuentra en la “ruina institucional” y que “la izquierda es culpable de agravar todos los problemas de México”.

El problema es que muy pocos creen eso. La mayoría cree que el país va avanzando (78%), siente esperanza para el futuro de sus hijos (69%) y cree que el país va en buen camino (53%) [x]. Además, con López Obrador el porcentaje de personas que dice que los gobernantes lo han respetado, apoyado o informado ha aumentado con respecto al 2017.

Independientemente de los errores del mensaje lo que hay que reconocerle a Lilly es que su discurso “de derecha” ayuda a posicionarla mejor que otros precandidatos. Le da una etiqueta personal, le crea un enemigo difuso (la izquierda) y un monstruo a quien vencer (López Obrador).

Tener una historia que contar, en este caso la de derrotar al monstruo, es lo que diferencia a los políticos normales de los excepcionales. En eso, Lilly se está forjando.

Fuentes: [i] A doce años de las reformas, ¿quiénes aprueban el matrimonio igualitario en México? Nexos. Abril 2022. [ii] LAPOP (2018-2021), [iii] Día del Ejército y la bandera, De las Heras Demotecnia. Febrero 2023. [iv] Guacamaya Leaks y Militarización. Enkoll. Oct 2022, [v] Latinobarómetro 2020, [vi] Día internacional de la mujer. Enkoll. Mar 2022, [vii] Panorama general sobre la igualdad, la no discriminación y la no violencia contra las mujeres. E. Nac. Opinión, CNDH. 2021, [viii] Aborto. Parametría. Dic 2012, [ix] Mexicanos perciben aumento de feminicidios [Encuesta 2020] Mitofsky. Feb 2020, [x] Regreso al liberal salvaje. Nexos. May 2023.


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Viri Ríos
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  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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