Es curioso cómo defienden algunos a gobiernos como el de Nicolás Maduro. Culpan de la situación trágica que vive la sociedad venezolana al “imperialismo yanqui”, cuando ese gobierno y el de su antecesor Hugo Chávez culpaban de todos los males de América Latina a ese imperialismo.
Uno de los objetivos de las repúblicas bolivarianas era librarse de la opresión de nuestro vecino del norte. Pero una vez que logran esa liberación y van sumiendo a sus sociedades en situaciones catastróficas, culpan a aquellos de los que supuestamente se liberaron.
Se calcula que ente el 20 y el 25 por ciento de los venezolanos han dejado su país por la crisis humanitaria que se vive ahí desde hace varios años. Supongamos que el modelo bolivariano se instaurara en México, como han propuesto algunos dirigentes de Morena.
Supongamos que se diera esa migración en nuestro país. ¿A dónde irían ese 20 o 25 por ciento de los mexicanos? No a Guatemala ni a El Salvador. La migración iría a Estados Unidos.
Esa migración masiva no la podría detener ningún muro ni ningún ejército. Daría lugar a situaciones críticas en el país de destino de los migrantes. Algo que ese mismo país debe estar interesado en evitar.
No es necesario el modelo bolivariano en México para dar lugar a esa crisis migratoria. Políticas equivocadas de nuestro principal socio comercial podrían generarla. Deteriorar la economía mexicana incrementaría la migración hacia el vecino del norte. Está en el interés de ese país que las cosas vayan bien en México.
Una catástrofe humanitaria similar a la venezolana no le conviene a nadie (excepto al pequeño grupo que se ubicaría en el poder político como dueño del país). Políticas gravemente equivocadas como las venezolanas o como las que podría implementar Trump en uno de sus malos momentos podrían generar esa catástrofe.
Ningún país elige a sus vecinos. Pero sí puede definir qué relación es la más adecuada con ellos. México y Estados Unidos tienen la opción de enfrentarse y complicarse la vida (el más perjudicado sería, como siempre, el más débil). Pueden también enriquecerse con su vecindad y su diversidad. Cuestión de buena o mala política.