Conforme las cifras lo han permitido, hemos vuelto a la normalidad en varios rubros de nuestra vida.
Con aforos reducidos, medidas estrictas y otras no tanto, volvieron los cines, gimnasios, restaurantes, salones infantiles y estadios de futbol en Nuevo León.
Todas las libertades han vuelto en calidad de condicionadas; menos las escuelas.
Los argumentos para la negativa han sido varios, aunque predomina la versión de que no es conveniente reanudar a medio ciclo escolar, y sobre todo que mientras no se vacune a los maestros, regresar a clases sería poner en riesgo a los estudiantes, como si permitir que entren a restaurantes y parques no los expusiera a un riesgo potencial.
Como si no se pudiera perfeccionar una estrategia escalonada, como si no se pudiera coordinar la asistencia de grupos reducidos, y filtros de salud, la respuesta una y otra vez es un “no”, aun y tratándose de colegios organizados y con posibilidades económicas y logísticas.
En realidad se ve difícil el regreso a clases, pero no por estos elementos indudables, sino por razones de presupuesto. Sí, detrás de este tema hay una verdad innegable, en el camino de la lucha contra la pandemia muchos asuntos relevantes se pusieron en pausa y uno de ellos fue el buen estado de los planteles de educación pública en el estado.
Si se llegara a dar luz verde a los colegios, y estos lo hacen bien, sin contratiempos, inmediatamente se tendría que poner sobre la mesa la posibilidad de hacer lo mismo con las escuelas públicas.
Usted y yo entendemos las diferencias, saltan a la vista porque parten de las condiciones económicas de los colegios que en nada se comparan con las de las escuelas que opera el estado.
Estamos a cinco semanas de las elecciones y, por lógica, no habrá sucesión de un partido a otro, porque el actual gobierno no proviene formalmente de los partidos, llegó con la firma independiente. De tal manera que los que se van están “pateando la lata”, ante la falta de recursos para rehabilitar los planteles, porque en octubre ellos ya no estarán a cargo.
Por eso se ve lejano el regreso, y si no es por eso, entonces pecamos de mal pensados.
Víctor Martínez
