Política

Monterrey 2026: El Mundial que lo cambiará todo

El Mundial 2026 no es solo un torneo de futbol. Para Monterrey representa la vitrina internacional más importante que ha tenido en décadas y quizá en toda su historia reciente. La Copa del Mundo llega con la promesa de visibilizar a la ciudad ante millones de personas, pero también con una lista de retos tan gigantescos como sus oportunidades.

Alejandro Hütt Valenzuela, responsable del comité local, lo explicó con claridad: la seguridad, el transporte y la movilidad son los principales desafíos para Monterrey, y no es para menos.

Una ciudad acostumbrada a los flujos laborales e industriales se enfrentará al reto de recibir a más de 2 millones de visitantes en un lapso de poco más de un mes. 

¿Está Monterrey preparada para soportar esa presión?

Hay avances que entusiasman cómo la remodelación del estadio con una inversión superior a 7 millones de dólares, la creación de un sistema park and ride para facilitar la movilidad y la coordinación estrecha con las autoridades de seguridad.

Incluso la programación de dos partidos en fin de semana parece un movimiento estratégico para reducir el caos vial. Son pasos positivos, pero no suficientes por sí solos si no se acompañan de un compromiso sólido y transparente para garantizar la tranquilidad de los visitantes y la comodidad de los propios regiomontanos.

Más allá del espectáculo deportivo, el legado será la verdadera medida del éxito. Monterrey tiene ante sí la posibilidad de transformar su imagen de ciudad industrial y de negocios, y mostrarse ante el mundo como un destino turístico, cultural, moderno y sustentable.

Invertir en infraestructura y educación, aprovechar la derrama económica para mejorar espacios públicos y promover el respeto al medio ambiente, son acciones que deben trascender los 90 minutos de cada partido.

No podemos pasar por alto la enorme oportunidad de cohesión social que implica un Mundial.

Monterrey alberga a dos de las aficiones más intensas y apasionadas del país: Rayados y Tigres. El reto de unirlas, aunque sea simbólicamente, alrededor de un mismo sueño mundialista es tan fascinante como complicado.

Pero si se logra, el mensaje de reconciliación y orgullo compartido podría quedarse mucho después de que ruede el balón.

El Mundial 2026 no debería ser visto solo como una gran fiesta deportiva, sino como un catalizador de progreso social y económico, como un motor para mejorar la ca-lidad de vida y modernizar la ciudad.

La ciudad tiene el talento, los recursos y la pasión para lograrlo. Falta la voluntad política, la coordinación impe-cable y, sobre todo, la visión de largo plazo.

El reloj ya corre. El mundo vendrá a ver futbol, pero también a ver cómo respondemos. Monterrey no puede darse el lujo de fallar.


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Víctor Martínez Lucio
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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