La sociedad mexicana, tradicionalista por decisión o por herencia, debe ahora ubicarse en un nuevo presente; además de haber elegido a una mujer para la Presidencia, el género femenino gobernará el 40 por ciento de los estados del país.
La gente debe ahora asumir una nueva realidad, debe dejar de sorprenderse porque en verdad es el tiempo de las mujeres. Dejar de asumir que ellas necesitan la validación de la sociedad actual.
No les regalamos nada, no les concedemos nada, ellas se lo ganan; tampoco nos debemos subir al tren por quedar bien, porque es solo mérito de ellas, es su lucha y su papel cada vez más notorio y determinante en nuestro entorno.
Esta sociedad debe dejar de cuestionar sus derechos y sus decisiones. En el pasado nos formaron desde el núcleo de la familia, pero por décadas han luchado por equidad, por justicia y ahora les toca cada vez más espacio para gobernar; se lo han ganado.
Los nombres están escritos ya, desde Delfina Gómez en el Estado de México; Layda Sansores en Campeche; Mara Lezama en Quintana Roo; Maru Campos en Chihuahua; Lorena Cuéllar en Tlaxcala; Evelyn Salgado en Guerrero; Teresa Jiménez en Aguascalientes; Marina del Pilar Ávila en Baja California e Indira Vizcaíno en Colima.
Ahora se unen al grupo selecto Clara Brugada en la CdMx; Libia García en Guanajuato; Margarita González en Morelos y Rocío Nahle en Veracruz.
Si hablamos de Nuevo León y los resultados de la mujer en la elección 2024, la presencia de la mujer también es notoria. Lograron nueve alcaldías, habrá 21 diputadas locales (ante la paridad por ley), también obtuvieron una senaduría y cinco diputaciones federales.
En el pasado no lo lograron Rosario Ibarra, Cecilia Soto y Marcela Lombardo, tampoco Patricia Mercado, Josefina Vázquez Mota y Margarita Zavala, pero es de ellas también la historia, porque fueron contracorriente. Ya avanzaron en sus posiciones en la vida pública del país, muchas murieron en el intento, pero hay esperanza de que algún día dejará de ser necesario hablar de equidad de género. Habremos entonces comprendido y crecido como país.
Que así sea.
